La inversión que hace el país en los alumnos de preescolar y primaria es la más baja con respecto a los demás niveles, a pesar de que diversos estudios han alertado de la necesidad de invertir más en los primeros años, ya que marcan diferencia y garantizan mayor posibilidad de éxito en secundaria y hasta en la universidad.
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Según un estudio de la Contraloría General de la República (CGR) sobre el presupuesto educativo 2022, el Ministerio de Educación Pública (MEP) invierte ¢754.681 millones entre los 538.698 alumnos que asisten a primaria y secundaria, un promedio de ¢1,4 millones en cada uno de ellos.
En educación académica diversificada y tercer ciclo (colegio) se invierten un total de ¢341.508 millones para 204.232 estudiantes; un promedio de ¢1,6 millones por cada uno.
En los niveles que más se invierte es en educación especial y universitaria. En el primero, ¢11,3 millones por cada uno de los 13.758 alumnos que asisten a educación especial; ¢109.951 millones entre todos según el presupuesto 2022. Finalmente, entre los 149.493 estudiantes que están matriculados en las cinco universidades públicas, se invierte un total de ¢691.612 millones; un promedio de ¢4,6 millones por cada uno.
Según el análisis de la CGR, publicado el pasado 15 de febrero, en el periodo 2019-2022 se ha visto una disminución en la inversión por estudiante en todos los niveles, excepto en educación especial. En preescolar y primaria la inversión siempre ha sido la más baja, y la universitaria ha estado entre las más altas, por ejemplo, en el 2019 se invirtió ¢6,9 millones por cada universitario.
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“El presupuesto destinado al sector educativo se orienta principalmente al nivel de enseñanza preescolar y del I y II ciclo; sin embargo, su alcance per cápita a la población beneficiada es distinto y muestra una tendencia decreciente en los últimos cuatro años, lo que desafía a las instituciones públicas a cargo del presupuesto 2022 a utilizar estos recursos de manera eficiente con el propósito de lograr los objetivos trazados en cada uno de los niveles educativos, considerando las necesidades de la población estudiantil, no solo en cuanto a la cobertura y calidad del servicio público, sino en el apoyo a la población estudiantil mediante subsidios que contribuyan a la disminución de las brechas”, dijo el órgano contralor.
En la educación preescolar, primaria, secundaria, universitaria y técnica, el país invierte ¢2.816.258 millones que comprende el presupuesto inicial para el periodo 2022. Dichos recursos principalmente se encuentran a cargo del Ministerio de Educación Pública, seguido por las universidades y el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
Recomendación de la OCDE
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Los datos distan de las recomendaciones que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) ha hecho al país. En 2017, está organización, a la que Costa Rica ingresó en el 2021, presentó el informe Revisión de Políticas Nacionales de Educación en el que afirmó que la inversión que hace el país en esta área no se refleja en resultados en el desempeño de los estudiantes. Para obtener resultados, dijo, Costa Rica se debía enfocar los recursos en la primera infancia.
Con el fin de aumentar más la cobertura de preescolar, el MEP anunció que a partir del 2018, para que un niño ingrese a primer grado es obligatorio que antes haya cursado los dos años de educación preescolar. Pero, a pesar de la disposición, el reto es que esos estudiantes tengan una educación de calidad con la consolidación de una profesión docente de alta calidad, señaló la OCDE.
Diversos estudios han confirmado que la educación preescolar es más determinante que la universitaria. Uno es el trabajo realizado por Kathy Silva, investigadora de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, quien entre 1997 y 2015 dio seguimiento a más de 3.000 niños, desde sus etapas preescolares o en sus casas, a los tres o cuatro años de edad, hasta sus 21 o 22, cuando muchos ya finalizaban carreras universitarias o tenían su primer trabajo.
Esta doctora en Psicología Educativa y su equipo concluyeron que el asistir a un kínder de buena calidad da mejores herramientas en Lenguaje, Matemáticas y Lectoescritura, lo que eleva el rendimiento académico en la escuela, colegio y universidad. Pero hay más, estos niños, al crecer, también se verían favorecidos con mejores salarios que quienes se quedaron en casa los primeros años de vida.