Los niños y jóvenes que permanecen sin acceso a Internet y llevan casi dos años desconectados de clases se convirtieron en las víctimas de una nueva forma de exclusión educativa.
Todos ellos siguen inscritos en escuelas o colegios, sin que eso signifique que reciban los conocimientos y habilidades ni que tengan contacto con docentes y compañeros.
Por supuesto, eso amplía las desigualdades, como lo advierte el VIII Informe del Estado de la Educación, dado a conocer este 1.° de setiembre.
La nueva exclusión es parte de la severa crisis educativa que enfrenta el país, luego de que la pandemia llegara para agravar rezagos acumulados que el sistema tenía sin resolver.
“Para ellos, la permanencia no es suficiente porque no les garantiza el ejercicio pleno de su derecho a la educación”, indica el informe.
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De los 1,2 millones de estudiantes del sistema educativo formal, el 40% (480.000) no tiene acceso a Internet ni a dispositivos electrónicos. Con esa limitante, deben hacerle frente al estudio y a los requerimientos de sus docentes en la dinámica implementada por el Ministerio de Educación (MEP) debido a la emergencia sanitaria.
La institución creó las Guías de Trabajo Autónomo (GTA) como recurso para que los docentes mantuvieran el contacto con sus estudiantes en la educación a distancia o combinada, por medio de asignaciones y tareas que deben realizar en el hogar.
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A pesar de esos mecanismos, los estudiantes se vieron afectados en el desarrollo de los aprendizajes que debían recibir por parte de los docentes en 2020, pues solo se cubrió cerca del 50% de los contenidos propuestos en los programas de estudio de Matemáticas y Español, por citar materias esenciales.
Como si eso no fuera suficientemente grave, hay que sumar el rezago que ya los alumnos traían por los aprendizajes no adquiridos durante el 2018 y 2019, a causa de las huelgas de educadores.
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Fue esa situación la que obligó al MEP “a aprobar casi a la totalidad de estudiantes”, independientemente de su desempeño.
Planes sin concretar
Entretanto, los planes para atender la falta de conectividad siguen sin concretarse.
Los proyectos de Gobierno en la materia se definieron desde agosto del 2020 pero las instituciones involucradas no han podido ejecutarlos, a pesar de que los recursos económicos existen.
Según el Estado de la Educación, esta “vulnerabilidad tecnológica” lleva al MEP a examinar con detenimiento la manera de medir la exclusión educativa durante el período de pandemia, puesto que los indicadores tradicionales no capturan esta realidad.
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El MEP dijo a finales del año anterior que, pesar del cierre sanitario de los centros educativos, más del 95% del estudiantado se mantuvo vinculado al sistema educativo por lo que, según la institución, el porcentaje de exclusión estudiantil del año 2020 se redujo de manera significativa con respecto a años anteriores, tanto en primaria como en secundaria.
El informe detalló que estos “improbables resultados” se explican en buena parte por los ajustes y cambios en la evaluación aplicados por el Ministerio durante la pandemia, los cuales permitieron alcanzar los niveles más altos de promoción estudiantil.
“Lejos de pensar que el país enfrenta un panorama favorable en la materia de la exclusión educativa, como lo sugiere el comportamiento de los indicadores convencionales durante el año de la pandemia, el informe alerta acerca de una situación delicada para los próximos años debido a tres factores que pueden incidir en que se vuelva a los niveles de exclusión tradicionales registrados en el periodo prepandémico, cuando cerca de 24.000 estudiantes en edad de asistir al sistema estaban fuera de él”, dice la investigación.
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Los niveles de exclusión aumentarían debido a que los rezagos acumulados durante el 2018 y el 2019 y la falta de aprendizajes por la pandemia suponen estudiantes menos preparados para avanzar hacia niveles superiores.
Además, por la persistencia de la brecha digital y la falta de acceso de los estudiantes a dispositivos y conectividad.
“Finalmente, el incremento en los niveles de pobreza que experimentó el país durante 2020 representa un riesgo latente de exclusión educativa en los próximos años”, advierte el Estado de la Educación.