Estíbaliz Pérez Pérez renunció el pasado lunes, de forma “inmediata e irrevocable”, al puesto de Secretaria General del Consejo Superior de Educación (CSE). Su salida, dijo, se relaciona con situaciones que involucran a la ministra de la cartera, Anna Katharina Müller, y a otros miembros de ese foro.
De acuerdo con Pérez, desde el inicio de su nombramiento en el 2022, se hicieron “comunes y constantes” las faltas de respeto y burlas por parte de Müller y otros integrantes del Consejo, aunque no ahondó en los casos.
“(Estos hechos) son incompatibles con procesos de comunicación asertiva y de orden jerárquico e impropios de personas que ostentan tan altos cargos”, indicó la también académica de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
En su carta de renuncia, Pérez afirmó que mientras ocupó el cargo se insinuó de forma reiterada por parte de Müller y el CSE un supuesto incumplimiento en los procesos de la Secretaría cuando eran otras personas las responsables.
“Eso sin un derecho a la respuesta y una trazabilidad real de los vacíos que hay en el sistema organizacional para establecer correctamente las responsabilidades que afectan las decisiones o el funcionamiento del Consejo, las cuales no solo inciden en aspectos administrativos propios de este órgano, sino también en el bienestar mayor de las personas estudiantes, en la calidad de la oferta educativa que reciben, sus condiciones de promoción y la continuidad de los servicios que les son brindados”, señaló en el documento.
La ahora exsecretaria también mencionó en conversación con La Nación, que Müller le hizo una amonestación en mayo que, según su criterio, no era procedente. Se quejó, además, de que la sanción quedó en actas cuando era un tema de naturaleza personal.
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Dicha amonestación no tuvo firmeza legal porque interpuso un recurso de apelación y nunca tuvo el debido proceso.
“Todas las personas que lean el acta pueden interpretar, fuera de contexto, que yo tuve una omisión a mis responsabilidades como colaboradora del Ministerio y del Consejo, pero no fue así”, añadió.
Para Pérez, lo sucedido refleja el “poco respeto profesional” que le tenían. Así lo consignó en su carta de renuncia.
“Yo asumí con ilusión, responsabilidad y gran compromiso, en coherencia con los principios que han caracterizado mi labor profesional, sin embargo, esta misión se vio limitada al verme impedida para compartir criterios técnicos e incluso al verme imposibilitada para participar de actividades académicas propias del ejercicio de mi cargo”, concluyó.
La Nación solicitó al Ministerio de Educación Pública (MEP), mediante la oficina de prensa, un pronunciamiento frente a las afirmación de Pérez.
“La renuncia fue aceptada, no así sus alegatos”, se limitaron a responder. El Ministerio también informó de que ya fue nombrada la persona que asumirá el cargo.