Marjorie Abarca, vecina de La Angelina de San Nicolás de Ochomogo, en Cartago, firmó en diciembre anterior un contrato con el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) para tener Internet con una tarifa subsidiada y una computadora portátil.
Abarca es beneficiaria del Programa Hogares Conectados que fue diseñado por la Superintendencia de Telecomunicaciones (Sutel), en 2016, para darle conectividad a familias en condición de vulnerabilidad.
Doña Marjorie estaba muy ilusionada porque, finalmente, sus hijos iban a tener una herramienta indispensable para realizar sus estudios.
“Yo llamé al ICE para ver si era beneficiaria de Hogares Conectados; me dijeron que sí. Yo me puse muy feliz porque mis hijos necesitan Internet para estudiar; la única empresa que llega aquí es el ICE", comentó.
Mediante dicho programa, el Fondo Nacional de Telecomunicaciones (Fonatel) paga a los operadores el 100% del costo de la computadora y un porcentaje del costo del servicio mensual de Internet.
Las familias pagan un monto mínimo que va de los ₡3.500 a los ₡10.200, dependiendo del quintil de ingresos en que se encuentren. Los beneficiarios son elegidos por el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS).
"Firmé el contrato con ellos (ICE) para obtener el servicio y la computadora. Me dijeron que duraban un mes para entregar la computadora y conectarme el servicio; me dieron un papel para que lo pegara en la ventana.
"Pasó un mes y no venían, volví a llamar y me dijeron que desecharon mi caso porque aquí donde vivo no había cobertura”, relató Abarca con frustración.
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Ante esta inesperada noticia, doña Marjorie envió un correo para quejarse de que hubieran desechado su solicitud cuando ya el contrato estaba firmado. La Nación tiene copia de los mensajes y del documento.
La respuesta del ICE fue: “el servicio Hogares Conectados no se podrá brindar ya que la factibilidad técnica fue negativa por distancia, excede en 450 metros la distancia recomendada para brindar un servicio de calidad. Le solicitamos disculpas por el inconveniente”.
Abarca recibió ese mensaje pocas semanas antes de que, por la pandemia de covid-19, el Ministerio de Educación Pública (MEP) suspendiera las clases presenciales y las sustituyera por lecciones virtuales.
La preocupación ahora es mayor porque sus hijos pasan penurias para seguir estudiando. Ellos solo cuentan con un teléfono celular y con recargas cuando hay dinero.
Mariana Morales, hija de Abarca, y alumna de noveno año en el Liceo San Nicolás de Tarantino, estudia con materiales que le dan para trabajar en la casa y, para evacuar dudas, le pide ayuda a sus primos.
Se comunica con sus docentes por videollamada cada 15 días con una recarga de ₡1.000 que le hace su mamá.
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“Viera qué complicada tenemos la situación. Mi otro hijo de 10 años no recibe clases virtuales; solo fotocopias y tareas. Si tengo alguna duda o consulta llamo a la profesora por WhatsApp.
"Mi hijo tiene déficit atencional y cierto autismo; requiere de más atención. Ahorita tengo que presentar unos trabajos de mi hijo, pero no tengo cómo imprimir. Lo que yo puedo se lo dibujo y lo que no, busco un libro de recortes.
"Si yo hubiera tenido el acceso a Hogares Conectados que me prometieron, la cosa sería diferente, vieras que terrible”, relató la madre de familia. La Nación envió consultas al ICE sobre el caso, pero no respondieron
No es un caso aislado
Son muchas las quejas de personas a las que un operador las contacta para decirle que son beneficiarios de Hogares Conectados, pero que al final no les dan el servicio pues no tienen cobertura en su lugar residencia.
En las redes sociales de Sutel y del IMAS las personas aprovechan para poner su queja.
“Yo sigo esperando aún que me activen el beneficio que tengo aprobado desde hace 3 años y por 100 metros no me lo activaron”, aseveró Yury Hidalgo en un post de la Sutel en Facebook.
Angie Torres Campos, vecina de Playa Torres en isla Caballo, en el golfo de Nicoya, también se quejó.
Torres cuenta que le llegó un mensaje de texto, en noviembre del 2019, donde se le notificaba que era beneficiaria del programa, pero que luego los operadores le dijeron que no podría obtener el servicio porque en su lugar de residencia no había cobertura.
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“A mi esposo y a mí nos llegó el mensaje de que éramos beneficiarios de Hogares Conectados. Hay un montón de personas en isla Caballo a las que también les llegó el mensaje; fueron a preguntar y les dijeron que no había cobertura.
"Ese servicio ahorita es muy necesario; yo estudio en el colegio y necesito Internet. Mi hija de diez años que está en la escuela de Playa Torres, está igual. Yo veo cómo le ayudo con las guía que le mandan cada vez que llegan los alimentos del MEP”, contó Torres.
Al respecto, Federico Chacón, presidente del Consejo de la Sutel, indicó que la clasificación de los beneficiarios la hace el IMAS.
“El IMAS maneja la población vulnerable (la clasificación para ser beneficiarios) por temas socioeconómicos, pero no valora otras cosas. Puede ser que la familia califica pero no hay servicio”, dijo Chacón.
Juan Luis Bermúdez, presidente ejecutivo del IMAS, dijo que en efecto ellos hacen la clasificación de los beneficiarios, y que la lista se la pasan a la Sutel, pero que esa clasificación no significa que vayan a tener servicio.
“Son posibles beneficiarios. Sutel pone a disposición de los operadores la lista de los posibles beneficiarios, para que los operadores contacten a la familia. Los operadores son los que convierten a los beneficiarios a clientes”, manifestó Bermúdez.