No eran pocas las personas que estaban para acompañarlo a celebrar: su papá, su mamá y sus dos abuelas, todos aplaudían orgullosos la mañana de este 25 de noviembre cuando el nombre de Javier Carrillo Zamora, de 17 años, fue anunciado como el primer promedio de admisión del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec), con un calificación de 800 puntos, de 800 posibles. El único en lograrlo este año.
El joven, vecino de Curridabat y recién salido del Colegio Angloamericano, subió al escenario e hizo algo que realmente no está acostumbrado a hacer: hablar en público, ante una audiencia compuesta por otros 29 jóvenes que ocuparon las 26 mejores calificaciones en esta prueba de aptitud.
“No me lo esperaba, no sabía ni cómo sentirme ni cómo reaccionar”, expresó el muchacho al comenzar su discurso. Minutos después confesó que todavía no había terminado de creérselo y que dar ese discurso fue una salida de la zona de confort para la que tuvo que practicar.
Al terminar la ceremonia, La Nación habló con él y su familia para conocerlo más de cerca.
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Esta es una meta que no comenzó hace poco. Aunque la preparación específica con prácticas y cursos llegó este año, las olimpiadas de Matemáticas lo han acompañado desde más atrás; desde niño lo marcaron su curiosidad y sus ganas de aprender.
Su abuela, Noemí López, contó que Javier comenzó a leer a los tres o cuatro años. Narró que en una ocasión estaban en un centro comercial y le dijo “mirá, aquí están todos los bancos”. Ella le preguntó cómo sabía y le dijo “estoy leyendo”. Doña Noemí lo llevó después a su casa, sacó la edición de La Nación de ese día y lo puso a leer en voz alta, así comprendió que solo, sin aspavientos, había aprendido a leer.
Su otra abuela, Julieta Cubillo, decía que esto es un regalo de Dios, que solo así podía interpretarlo, por lo buen hijo y nieto que ha sido y por todo el esfuerzo y empeño que ha puesto para llegar donde está. “Siempre ha sido muy esforzado”.
Su madre, Leidy Zamora, recalcó que esos logros desde tan temprana edad también tienen explicación en que tenía el apoyo de su hermano mayor, Roy, quien hoy tiene 20 años, estudia fuera del país y siempre fue un ejemplo para él.
“Siempre se han apoyado y son muy unidos”, aseguró.
Para su padre, Roy Carrillo, la unidad familiar, que comparten con Elena, su hija menor, ha sido importante para los esfuerzos académicos del muchacho.
Amante de los videojuegos y la programación
Cuando no está estudiando, Javier es un fanático de los videojuegos y le gusta compartir con sus amigos, como cualquier otro muchacho de su edad. Sentarse con ellos a comentar las preguntas que más le costaban fue algo que lo ayudó en su preparación para el examen.
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No le fue difícil escoger carrera e inclinarse por Ingeniería en Computación, le gusta la programación, las Matemáticas y resolver problemas; esa carrera tiene esa tríada. A futuro se ve trabajando en programación, eso es lo que más le gusta.
Sabe que no todos los jóvenes tienen tan definida su carrera a su edad, pero les dice que no tengan miedo por eso, que para todo hay tiempo, y el tiempo a unas personas les llega más rápido que a otras.
Carrillo no imaginaba ser el primer promedio de admisión, pero, al lograrlo, su abuela recordó una anécdota que vivió de niño, cuando como familia fueron apoyar a su hermano Roy a recibir un premio por un logro académico.
“Él me dijo ‘¿yo podré estar alguna vez con un premio como este?’ ¡Y ya ve!”. Este viernes, él mismo se respondió.