“Me presento de nuevo porque ha pasado muchísimo tiempo sin vernos. Yo soy la directora Ana Rodríguez”.
Esas fueron las primeras palabras del discurso de bienvenida al ciclo lectivo 2021, para un grupo de 25 muchachos de décimo año que este lunes volvieron al Liceo de Escazú, en San José.
Llegaron puntuales, a las 8 a. m. Iban muy serios y ninguno discutió el protoloco sanitario para entrar al gimnasio, el sitio de la reunión.
Al igual que a lo largo de la pandemia, aquí el número clave ha sido 1,8, que son los metros de distancia recomendada entre las personas.
Precisamente, así fueron colocadas las sillas y así están acomodados los pupitres en las aulas, para reducir el riesgo de contagio de covid-19.
Al menos este lunes, la mayor parte de los muchachos de los grupos no se conocía. De eso se aseguraron los profesores que organizaron las clases, como una entrategia para reducir la posibidad de contacto físico.
En una institución con 1.860 alumnos y 10 secciones de décimo todavía es posible tomar este tipo de medidas.
“Algunos son estudiantes nuestros que venían de noveno año, sin embargo, contamos con chicos nuevos. Muchos vienen de otros colegios públicos y también de centros privados.
“En esta ocasión también nos ha ayudado que ellos ahorita no tienen mucha confianza”, consideró Rodríguez.
La directora reconoció que este año perciben la afectación económica de los hogares escazuseños, debido a la mayor matrícula de jóvenes que provenían de centros educativos privados.
“Hemos recibido muchísimas solicitudes”, aseguró.
Alumnos antiguos y nuevos escucharon atentos la explicación sobre la nueva modalidad de lecciones, todavía más compleja que la del año anterior, cuando las clases presenciales quedaron suspendidas desde marzo.
Como todo será distinto, también fue necesaria una explicación para fijar las reglas de comportamiento dentro de las aulas: cero contacto físico, no compartir materiales de clase, portar siempre la mascarilla y no cambiar de posición los pupitres.
Una de las mayores inquietudes de los educadores tiene que ver, precisamente, con la forma como los jóvenes y niños apliquen las nuevas reglas en todos los espacios y momentos.
Escuadrón de limpieza
Para entonces, los muchachos ya se habían sometido al estricto protocolo de ingreso en el que participó todo un escuadrón que integraron guardas de seguridad, personal de limpieza, administrativos y educadores
En la entrada, una persona verificó que cada alumno estuviera en la lista oficial de la institución y le preguntó si presentaba síntomas. En las gradas, otra funcionaria tomaba la temperatura.
Los estudiantes avanzaban, paso por paso, hasta llegar a lavarse las manos con agua y jabón antibacterial.
Después de eso, un misceláneo recibía a los muchachos con un frasco de alcohol en gel, para asegurarse que los alumnos se desinfectaran las manos por completo.
Uno a uno, con la separación debida, fueron llegando al gimnasio del Liceo de Escazú.
“Desde que hicimos la práctica con las graduaciones pudimos aplicar los protocolos, entonces ya veníamos con una experiencia.
“Realmente, el personal también está sumamente comprometido para poder dar este servicio. Los chicos también han estado superordenados, hacen demasiado caso”, afirmó la directora.
Hubo ausencias, pero pocas. De hecho, de los 30 alumnos de décimo año convocados para la primera clase de inducción de este lunes, llegaron 25.
De acuerdo con Rodríguez, en ese centro educativo con 1.860 estudiantes solo han recibido 10 cartas de padres de familia anunciando que no enviarán a sus hijos a clases presenciales.
“Esos padres de familia reciben una declaración jurada donde se establece su responsabilidad de que el chico no venga acá.
“Nosotros administrativamente les vamos a dar un día, una hora por semana, para que vengan a retirar el material impreso y venir a devolverlo una vez sea trabajado por sus hijos, pero no van a tener ese apoyo que tienen dentro de las aulas.
“Nosotros hacemos un llamado para que los chicos puedan venir a las aulas. Son tiempos perdidos que no se pueden recuperar.
“Ellos no van a tener la presencia del docente en sus casas y se les va a presentar un poquito de dificultad”, afirmó la directora, recordando que los estudiantes ya arrastran rezagos por la pandemia en 2020 y las huelgas de años anteriores.
Los alumnos recibieron la inducción y luego continuaron con sus labores. El gimnasio fue desinfectado posteriormente para recibir a más alumnos.
Este proceso para dar inicio a las clases combinadas, se repetirá grupo por grupo en cada nivel educativo hasta incorporar a todos los alumnos del liceo.