Doña Rosa no sabe exactamente por cuánto tiempo su hijo Luis, de 13 años, sufrió bullying. La situación salió a relucir el pasado 11 de mayo, cuando tuvo que llevarlo de urgencia a un centro médico y entonces contó lo que había pasado.
Mientras el joven se estaba bañando en un río en Siquirres, un colegial de 15 años de otro centro educativo se acercó a molestarlo, como era su costumbre, y le presionó los genitales con tanta fuerza que le produjo una grave lesión.
La mujer relató que Luis le ofreció dinero al agresor para que lo soltara. En realidad, según dijo, el adolescente tenía la costumbre de cobrarle a su hijo por todo: por dejarlo jugar bola o incluso tenía que pagarle si iban al salón de patines.
Dicho incidente provocó que a Luis le extrajeran uno de sus testículos. Por eso, ella decidió contar la historia a La Nación, a cambio de que se protegiera la verdadera identidad de ella y de su hijo, con el fin de crear conciencia y buscar justicia.
Agresiones continuaron tras cirugía
Un día después de la cirugía de su hijo, doña Rosa fue a la Fiscalía de Siquirres e interpuso una denuncia, pero asegura que no recibió la respuesta que esperaba.
Luego de una semana de reposo, el adolescente regresó al colegio y lo primero que recibió fue una patada en su zona genital, de parte de quien Rosa cree, es amigo del estudiante que agredió a su hijo en el río.
Después de esto, la madre, llegó a un acuerdo con la orientadora y el profesor guía del centro educativo y quedaron en que Luis recibiera la materia mediante fotocopias, lo que provocó que el estudiante se perdiera de dos meses de clases presenciales.
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Dice que su hijo no le ha contado mucho sobre lo que vivió antes. Hoy, evita salir a jugar, sobre todo cuando va a la comunidad donde viven su papá y su abuela , pues allí también reside el joven que por tanto tiempo le ha hecho bullying.
Rosa considera que Luis evita salir para no volver a pasar por “tanto dolor físico”. Además, asegura que el supuesto agresor pasa por la casa de su abuela gritando nuevos apodos relacionados con la condición del muchacho.
La mamá sostiene que su hijo no recibió un acompañamiento oportuno del Ministerio de Educación Pública (MEP) ni de la Fiscalía. Cree que todo empezó a agilizarse cuando, junto al abogado Idelfonso Saborío, decidieron denunciar en un medio de comunicación.
“Después de que la noticia salió en la prensa (en Telenoticias) me empezaron a llamar de la Fiscalía y el colegio. Antes no me habían llamado para nada. Solo una vez me llamaron porque la abuelita de mi hijo contactó al abogado y por medio de él se dio todo eso.
“El 6 de junio lo intervinieron una trabajadora social, una psicóloga y determinaron una cita para Medicina Legal el 19 de junio. Desde junio hasta que salió en la prensa no me habían llamado más”, contó la mujer.
Por su parte, el abogado Idelfonso Saborío comentó que él acudió a la Fiscalía de Siquirres para solicitar una serie de diligencias para que el proceso avanzara, empezando con una entrevista al menor, pues no se la habían realizado, además la revisión de medicina legal.
“El menor no se había valorado con Psicología ni Trabajo Social de parte del Poder Judicial. Cuando intervengo y empiezo a presionar, ahí es donde toman denuncia y nombran psicólogo para que lo acompañe a la denuncia”, aseveró Saborío.
“Él estuvo en la casa, el colegio no le dio seguimiento. Le mandaban un folleto para que estudiara. Nada más. Pero, ¿dónde estuvo el abordaje de parte de orientación, de los guías, del mismo estudio del menor? Él es la víctima.
“Sé que a raíz de que esto salió en la prensa, el menor ya fue al colegio (a mediados de julio). Lo llamaron y se reunieron con él y la mamá”, agregó el jurista.
El pasado 23 de julio, día en que conversó con La Nación, la madre recibió una llamada de la Fiscalía para darle cita de Atención y Protección para el 21 de agosto.
Con respecto al colegio donde estudia su hijo y el centro educativo del joven que lo golpeó tras ser operado, asegura no saber si hubo alguna acción correctiva. Según la oficina de prensa del MEP, el joven que lesionó primero a Luis recibió una suspensión de 10 días.
Por otra parte, doña Rosa dice que la orientadora le comunicó recientemente que envió una referencia al Centro de Atención Integral en Salud (CAIS) para que Luis reciba acompañamiento psicológico. Están a la espera de que les asignen cita.
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Que no guarden silencio
La mujer espera que el hecho de dar a conocer el caso de su hijo permita que otros niños, niñas y adolescentes que sufren violencia por parte de sus compañeros, no guarden silencio.
“Sabemos que los menores del pueblo de Costa Rica sufren mucho bullying y no solo con palabras, sino con agresiones físicas. Espero que los niños no se queden callados, mi hijo no había manifestado nada hasta que pasó la agresión y él sufría bullying desde antes.
“Tenía que pagarle por todo al otro chiquito. Me lo acosaba por todo. Nunca me dijo nada, no sé si lo veía como un vacilón o si es que le daba miedo”, comentó doña Rosa.
Con respecto al agresor, consideró que este debe enfrentar las consecuencias de sus actos.
“Si la Fiscalía decide que debe ir preso, estaría bien. Quiero que se haga justicia, no sé si será con servicio comunitario, pero que haga algo para que vea que lo que hizo no está bien”, afirmó.
En medio de la difícil situación, la mujer trata de apoyar a Luis en todo momento.
“Le digo que los comentarios son como las olas del mar: que van y vienen. Que no se sienta humillado, que además de la familia, es amado por muchas personas que le demuestran que lo quieren, que es valiente y que no se desanime, que siga adelante”, relató.