La biotecnóloga costarricense María José Durán González se prepara para comenzar su doctorado en Bioingeniería en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). La joven no solo es la primera costarricense en acceder a este posgrado, también es la primera latinoamericana en hacerlo en los últimos seis años.
El prestigioso MIT no era la única universidad que había admitido a la joven, quien también recibió cartas de aceptación de casas de estudio como Stanford, Harvard, la Universidad de California en Berkeley (UC Berkeley), la Universidad de Washington (UW) y la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
Por si fuera poco, Durán recibió un premio de la Presidencia del MIT, otorgado a los estudiantes más destacados del mundo.
Esta vecina de Sabanilla de Montes de Oca tendrá un programa de estudios de cinco años, seguido de cuatro años de investigación.
Antes de optar por esta oportunidad, Durán se graduó como biotecnóloga en el Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec), en Cartago.
La oportunidad en MIT
Su pasión por la Biotecnología fue todavía más fuerte gracias a la competencia de iGEM, el mayor certamen en biología sintética en el mundo.
Ella formó parte de un equipo con otros estudiantes del Tec, la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad de Costa Rica (UCR). Su proyecto consistió en la ingeniería de un probiótico para tratar un patógeno resistente a antibióticos.
Durán comentó que el profesor David García, de la Escuela de Biología (1980-2023), creyó en ella desde el primer momento y le permitió llegar allí.
Posteriormente, la emprendedora Maricel Sáenz fue clave para su carrera profesional. Sáenz fundó Compound Foods, empresa ubicada en San Francisco, California. Ella le permitió a María José investigar en los Estados Unidos por primera vez.
“Maricel creyó en mí y me dio una oportunidad de oro. Juntas, equipamos un laboratorio, construimos un equipo e iniciamos experimentos para diseñar el café más sostenible del mundo”, recordó Durán.
La joven está próxima a comenzar clases, pero lleva en mente ese esfuerzo y amor al trabajo que le inculcaron sus padres mientras crecía en Sabanilla.