“Estoy estudiando con materiales que nos dan para trabajar en la casa; para evacuar dudas mis primos me echan la mano ya que los profesores a veces contestan los mensajes y a veces no.
"Algunos materiales me los mandan vía WhatsApp y tengo que ir hasta el centro de Cartago a sacar las fotocopias porque donde vivo no hay dónde sacar.
"Tengo videollamada con los profesores cada 15 días para aclarar dudas; mi mamá me recarga ₡1.000 por cada videollamada. La verdad, a mí no me gustan mucho las clases a distancia, cuesta mucho entender, hay cosas que no se pueden explicar con una llamada”.
Esas son las penurias de Mariana Morales estudiante de noveno año en el Liceo San Nicolás de Tarantino, en Cartago, que como el millón de alumnos en el país recibe clases a la distancia como una medida de evitar la propagación de covid-19, enfermedad que produce el nuevo virus respiratoria.
Como a ella, a su hermano, que estudia en la Escuela Jesús Jiménez, también se le ha dificultado las lecciones por la falta de conectividad y recursos en sus hogares.
La joven cuenta que su hermano padece autismo y su mamá debe recoger el material en la escuela, cuando entregan los alimentos del comedor, e ir a explicárselo.
Desde la cuarentena, su hermano “con costos ha tenido dos videollamadas” con sus maestros, afirma.
Según datos recabados por el Ministerio de Educación Pública (MEP), del millón de estudiantes del país, poco más de 500.000 no tienen acceso a Internet ni a equipo electrónico, por lo que mantienen su vinculación con el aprendizaje a base de fotocopias, recargas para poder llamar a sus profesores o material enviado por WhatsApp.
Hay quienes piden Internet prestado o están los que solo pueden tener el material cada vez que reparten los alimentos en las escuelas o colegios, algunos sin posibilidad de evacuar dudas.
Esa es la realidad de la “educación a distancia” durante la pandemia. El 50% de los alumnos reciben el apoyo pedagógico a distancia del MEP con todos los medios y el otro 50%, con muchas dificultades.
Las desigualdades se dan en una misma escuela y hasta en una misma aula, principalmente en la zona norte y Limón.
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La estimación se realizó con base en un censo a todos los centros educativos del país (5.179), de los cuales 2.147 contestaron. Esos representan a 430.670 alumnos, explicó Melania Brenes, viceministra académica del MEP.
El MEP maneja cuatro escenarios.
- Uno y dos son los alumnos que tienen la conectividad y el equipo para continuar sus clases
- Tres que tienen dispositivo pero sin conexión a Internet
- Cuatro, los alumnos que no tienen ni dispositivo ni Internet.
De los 430.670 alumnos, el 49,69% (214.000) se encuentran en los escenarios 1 y 2; en el escenario tres está el 18,45% (79.500) y en el último escenario se ubica el 31,85% (137.000).
“La mitad de la matrícula está haciendo el trabajo a distancia con apoyo del uso de Teams (plataforma virtual habilitada por el MEP para el apoyo educativo a distancia) y la otra mitad mediante otras estrategias llamadas telefónicas Whatsapp, material impreso con entregas de alimentos u otros medios.
"En la plataforma Teams están activos a 477.569 alumnos, la hipótesis es que tenemos la matrícula dividida. La educación en realidad es desigual, el país enfrenta desigualdad del sistema educativo, pero también otras de índole social como conectividad”, manifestó la funcionaria.
También el Estado de la Educación en conjunto con el MEP, realizó un censo que fue respondido por 42.072 docentes de cerca de 60.000.
Según datos preliminares, ya que el estudio de esos datos está en proceso, 2.397 profesores indicaron que hasta mayo no se habían comunicado con alumnos; el resto, 39.677, sí habían establecido algún tipo de comunicación para el control de apoyo educativo a distancia.
Brenes atribuye las desigualdades a la falta de conectividad, principalmente, pero también a otros factores, como la disposición docente.
“Hay centros educativos que son más responsables y activos, el director es más organizado y esos son centros educativos que tradicionalmente han hecho un trabajo más enfocado y que los padres han respondido; pero hay centros educativos que el proceso de implementación no ha sido el esperado”, reconoció.
Ni siquiera fotocopias
Josiney Mena, cursa undécimo año en el Colegio Técnico Profesional de Limón. Sus docentes le envían trabajos para cada materia cada 15 días, cuando reparten los alimentos en el colegio. Se los mandan en una llave maya por que él debe imprimirlos y mandarle una foto al docente cuando ya los ha completado. Sin embargo, el joven no tiene los medios para pagar las impresiones.
“Yo no tengo dónde imprimir, lo que hago es pasar las prácticas a mano en hojas blancas para todas las materias, las completo y tomo una foto y se la mando a mi profesora. Mi mamá me recarga como para que me alcance para enviarlo y, cuando no hay dinero, voy donde mi hermano a la casa a mandar los trabajos, el tiene wifi”, dijo el joven.
Cada 15 días, dijo, tiene contacto con sus docentes por videollamada.
Katherine Segura, vecina de Desamparados, vive la desigualdad educativa en su propio hogar. Ella es madre de dos jóvenes de octavo año, una está en el Colegio de Gravilias y otra en el Colegio Superio de Señoritas. Ellas, a diferencia de los casos anteriores, sí tienen acceso a Internet, computadora y smartphone, pero no a la misma educación.
En el caso de la que joven que está en el Colegio de Gravilias, recibe material cada quince días, pero el material es muy poco para mantenerla ocupada; desde que ingresó a clases este año nunca tuvo profesor de Ciencias por lo que es una materia que no recibe. Además, afirma, de 12 docentes que tiene, solo siete se han reportado durante esta cuarentena, pero el contacto no es constante, a veces cada 15 días o más.
En el caso de la hija que está en el Colegio de Señoritas, la situación es todo lo contrario, envían suficiente material y los docentes están al pendiente de si las alumnas no envían los trabajos o no responden como deberían.
“En el caso de la de Gravilias, ella le escribe a los profesores si tienen duda pero a veces contestan y a veces no. Yo lo que hago es quejarme en el Facebook, igual no hay respuesta, nunca me han respondido. Ella se aburre, no tiene nada que hacer”, relató la madre.
Brechas
Isabel Román, coordinadora del Informe Estado de la Educación, participó en un foro virtual sobre la brecha educativa y digital que afecta a la población estudiantil en el marco de la actual pandemia; el foro se realizó el pasado 2 de junio. Román habló de tres brechas que enfrentan los miles de estudiantes que están en las casas, las cuales imponen una serie de desafíos al sistema educativo.
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La primera brecha corresponde a la que se da en los hogares.
Los estudiantes que vienen de un hogar con un clima educativo bajo asisten a un centro público y se encuentran a cargo de personas adultas con apenas primaria completa o menos.
Ante esa condición, reciben menos apoyo educativo en sus casas y, la falta de contacto regular con el profesorado, no les permite compensar los niveles con respecto a otros estudiantes que sí reciben apoyo en sus hogares.
La otra brecha es la digital.
Román destacó diferencias importantes relacionadas con el acceso a conectividad , necesaria para mantener una correcta educación a distancia.
Afirmó que entre las personas de 5 a 18 años que asisten a escuelas y colegios, y que viven en los hogares de mayor ingreso, el 80% tiene buena conexión a Internet, mientras que entre los más pobres disminuye a solo el 37%.
Para muchos estudiantes, la conectividad se logra solo por el celular: entre los más pobres (1er quintil) el 48% solo accede al Internet por el celular y un 10% no tiene ninguna conexión.
La tercera brecha está en los docentes.
Según dijo, la mayoría de educadores, a pesar de tener Internet en sus hogares, más del 67% no utiliza los recursos tecnológicos para su propio desarrollo profesional.
Regreso
Un grupo de 20 expertos del MEP analiza el regreso a las clases presenciales de forma paulatina y a partir del 13 de julio, dependiendo del comportamiento de la pandemia para ese entonces.
Melania Brenes dijo que, en el caso de la zona norte, Región Brunca y Caribe, se tramita la donación de tabletas y chips para que los alumnos puedan continuar con su proceso educativo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) han advertido de que el cierre generalizado de los centros educativos por la pandemia de la covid-19 plantea un riesgo “sin precedentes” para la educación y el bienestar de los niños, especialmente de los más marginados que dependen de la escuela para su educación, su salud, su seguridad y su nutrición.
De hecho, hablan de un “catastrófico” retroceso en educación.
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El diputado liberacionista Wagner Jiménez, presidente de la Comisión legislativa de Ciencia y Tecnología, coincide. Para él, la educación en este momento "se encuentra sumergida en una profunda crisis y la llegada del coronavirus está agravando la calidad de nuestra enseñanza”.
"Los problemas y disfunciones que arrastrábamos antes de la entrada de la covid-19 definitivamente crecerán exponencialmente. La distorsión y ausencia de una política clara para desarrollar el currículum a distancia, es la principal debilidad del sistema educativo. Lastimosamente se están acrecentando las brechas sociales y tecnológicas.
“La ausencia de dispositivos como las computadoras o tabletas electrónicas en los hogares costarricenses, así como la ausencia del Internet de banda ancha en la periferia acrecienta las desigualdades y evidentemente estamos ante una lesión del derecho fundamental de acceso a la Educación” manifestó.
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