“Los alumnos miran más la pantalla que al profesor o a la maestra. Si lo que queremos es mejor educación, mejor pensamiento y mejor base para el futuro, la inversión la debemos dirigir hacia conseguir mejores profesores, más que para comprar computadoras”, afirmó la experta en Educación Inger Enkvist, en entrevista con La Nación, durante su visita a Costa Rica.
Esta manifestación parte del mensaje principal que ha estado compartiendo en el mundo durante sus conferencias, en las que defiende que nada se compara con un buen maestro.
“Se han hecho experimentos con la educación y no hemos ido hacia lo mejor; invertimos mucho, decimos que vamos a modernizar la educación, pero el resultado no es el mejor. Quiero advertir al público, a padres, a ministerios de educación que se habla mucho de enseñanza basada en evidencia y, por ejemplo, el uso de pantallas en aulas no se basa en evidencias, no da mejores resultados. Hay excepciones para ciertos aspectos y ciertas materias, pero en general no da mejor resultado, sino que es distracción”, dijo.
A sus 76 años, la prestigiosa catedrática, investigadora y profesora sueca está acostumbrada a alzar la voz respaldada en su experiencia de más de medio siglo. Habla sin titubeos acerca de la necesidad de que la disciplina, pero una benévola, regrese a las aulas y también de la capacidad que debe tener un buen maestro para convertir el salón de clases en una zona segura y tranquila.
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En esta entrevista, Inger Enkvist fue vehemente al hablar de cómo se puede mejorar la forma de enseñar y educar, pero también mostró decepción al conocer “la horrible y grave” situación de que existen profesores a los que no les gusta leer en Costa Rica.
Esta es la cuarta ocasión en la que la educadora visita Costa Rica y fue posible gracias a la coordinación de personas interesadas en el ámbito educativo.
- Usted habla mucho de autoridad, del respeto hacia los profesores. ¿Cómo se ganan en el aula?
- Si la maestra que el niño encuentra es alguien con autoridad benévola, que está ahí y sabe lo que hay que hacer, el alumno puede descansar en ella, porque ella sabe como hay que comportarse, cómo hay que estudiar. Entonces el alumno la acepta como algo natural.
“Si funciona bien el primer grado, el alumno habrá aprendido a utilizar la ayuda de una autoridad benévola y le servirá para lo que sigue después. Si no hace caso al profesor, esto termina mal, sobre todo ahora que hay muchas familias disfuncionales, esos alumnos necesitan más que nunca una autoridad benévola, pues se sienten más tranquilos”.
- Cuando se habla de la importancia de la disciplina en el aula, ¿a qué disciplina se refiere?
- Hablamos de orden para lograr una meta. La sociedad puede ofrecerle a los estudiantes, la posibilidad de educarse, se organiza una escuela, un horario, hay profesores. El alumno necesita dar cierto esfuerzo, voluntad y disposición para colaborar. Si el alumno no colabora, esos años pasan sin dejar huella en él. La disciplina es orden, concentración y tener dirección en lo que se hace.
“Un joven que vive en una casa disfuncional quizá no está acostumbrado a ponerse una meta y conseguir lo que quiere, que puede ser, aprobar al final de año o aprender cierta materia que le interesa. La maestra muestra reglas, el alumno las aprende y después tiene la autodisciplina y sabe cómo hacer para no tener problemas con tareas y seguir adelante. Ni siquiera piensa en eso, eso se convierte en algo natural; aprende más fácilmente y le va mejor. Este orden del que hablo es el ‘‘Ábrete, Sésamo’ para que le vaya bien en la vida”.
- En esta misma línea de familias disfuncionales, ¿cómo se puede apoyar a esos alumnos que presentan algún tipo de carencia en sus casas, ya sea económica o relacionada con poco apoyo de parte de sus padres?
- Eso es difícil, pero lo que puede hacer la escuela es ser escuela. La escuela no puede hacerlo todo, no puede compensar la vida en la casa que no funciona. Puede ser buena escuela con una maestra que está ahí y sirve de autoridad y en ese sentido le da tranquilidad al niño. No será una madre ni padre ideal, pero habrá en su vida otra persona adulta confiable. Esto es muy importante. Los jóvenes, que están un poco a la deriva, necesitan anclarse, agarrarse de algo. En el mejor de los casos la maestra es eso y esto no es poco.
- Después de la pandemia, uno de los retos con los que topan los docentes es la manifestación de cuadros de ansiedad en los estudiantes. Partiendo de que los maestros no son psicólogos, ¿cómo se pueden manejar estos casos?
- El profesor o el maestro no puede ser psicólogo. Lo que puede hacer es ser buen maestro. Si en el colegio se crea un ambiente tranquilo, respetuoso y fácil de entender para el joven y el niño, esto ayuda. Hay menos ansiedad si entiende donde está y conoce las reglas. (...).
- ¿Cuáles son esas prácticas docentes que no pueden faltar en el aula por más que evolucione la tecnología y haya presencia de pantallas?
- Un profesor y una maestra con buena formación, tiene un currículum, sabe lo que deben conocer los niños. Entonces prevé los pasos por los que tiene que pasar el niño y el joven para educarse. Lo que no puede faltar es el conocimiento del profesor, la atención del profesor hacia sus alumnos y la atención de los alumnos hacia el profesor y la materia: es mutuo.
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- Antes mencionó que apoya más invertir en buenos profesores, que en computadoras…
- Sí, eso es muy importante. Muchos países occidentales, hoy en día, invierten bastante en educación, pero no vemos los efectos que debería dar esa inversión, quizá se invierte mal, y en parte muchos países invierten mucho en digitalización y el resultado no es el que esperábamos. Si los salarios de los profesores son relativamente bajos, eso va a ahuyentar a los que tienen más capacidad y esto va en detrimento del alumno.
“Está demostrado que lo que más mejora el resultado del alumno es tener buenos maestros. No hay nada en comparación con un buen maestro. Hay que dedicar el esfuerzo del Estado a reclutar, formar y retener a esos buenos maestros porque se nos pueden ir”.
- ¿Cómo es un buen maestro?
- Es alguien con una buena formación en la materia y con el interés en transmitirla y trabajar con los jóvenes. Es frecuente oír que no es suficiente con tener muchos conocimientos, porque hay que saber pedagogía. Hay otros que dicen que la pedagogía es todo y que no hace falta tanto conocimiento. Aquí lo importante son las dos cosas: tener conocimiento y entusiasmo por el aprendizaje y saber poner atención en lo que necesita el alumno”.
La educación en Costa Rica
-¿Qué puede aprender Costa Rica de países exitosos con sus sistemas de educación?
- Número uno: la importancia del profesor, cuidar mucho la profesión, ayudar a reclutar a los mejores, etcétera. La atención al profesor es muy importante y se suele olvidar. A esto se debe agregar tener buen curriculum y exámenes adecuados.
“Después de tener buenos profesores, hay que tener reglas para el comportamiento en el aula (...). Si hay disputas, si hay problemas, insultos, los alumnos no aprenden y los buenos profesores se van. Es imposible tener buena educación sin tener reglas de buen comportamiento en el aula. (...)”.
- Entre el 2018 y el 2019, debido a huelgas, no hubo clases durante tres meses, luego llegó la pandemia y no hubo lecciones presenciales. Los estudiantes enfrentan las consecuencias del rezago de un apagón educativo. ¿Es posible recuperar el tiempo perdido?
- Creo que el ministerio está ante un dilema. Lo peor sería seguir como si no hubiera pasado nada. Los alumnos necesitan conocimientos de los años en los que no estudiaron. Es una pena si tiene 14 años y necesita lo que se solía aprender a los nueve años.
“Hay que hacer un tipo de evaluación y colocar a los alumnos según el nivel que tienen. Es lamentable, pero tienen que aprender lo que está en el currículum, porque si no no van a poder seguir, ni entender lo que viene después. Existe el peligro de que abandonen la educación, porque si les ponen una clase muy difícil y no entienden, van a sentirse inútiles, van a dejar la educación totalmente.
“Si siguen la educación, pero falta conocimiento, se van a sentir inseguros su vida entera. (...). Lo que hay que hacer es organizarlo de tal manera que puedan aprender y quizá ofrecer un año extra después de terminar los años de educación obligatoria. (...)”.
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- Recientemente, un informe de las pruebas PISA 2022 reveló que las competencias lectoras de alumnos costarricenses de 15 años disminuyeron. ¿Cómo apoyar a estos adolescentes y además a los niños y niñas en un país en el que muchos profesores de primaria (74% en el 2021) reconocieron que no les gusta leer?
- Eso es horrible. Debería ser para descalificar a un profesor. Que no le guste leer a un profesor es algo que he oído en varios países. Esto es un suspenso a la formación docente porque un profesor tiene que ser una persona culta. Esto debe comprobarse al entrar en la formación docente y al salir. En los colegios se debe crear un ambiente culto para seguir leyendo. Ellos como personas influyen en los alumnos. Esto sería lo primero.
“Lo segundo, es tener currículos que obliguen a los alumnos a leer. Suena mal, porque deberían hacerlo por gusto, pero antes de que tomen gusto a la lectura, hay que tener lectura en el programa para que se acostumbren a leer. Lo de la comprensión lectora es grave y no solo es en Costa Rica. Para tener mejor comprensión lectora, el alumno debe leer mucho.
“Si un país tiene problemas con la comprensión lectora, es lo más difícil de corregir porque es una evaluación de la totalidad. Es una llamada de atención al país. (...). Es muy grave. En la vida moderna, si no entendemos, es como si fuéramos extranjeros en nuestro propio país”.