Desde hace años, las autoridades del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) saben que deben adecuar su oferta de carreras por dos razones: para mejorar las posibilidades de que sus egresados consigan trabajo y para garantizar que el país tenga la mano de obra técnica que se necesita.
Andrés Valenciano, nuevo jerarca de la entidad, ve en las alianzas con empresas privadas un mecanismo para construir nuevos planes de estudios o rediseñar los actuales.
"Se pretende buscar maneras innovadoras de acelerar, no solo los procesos curriculares, sino de formación de personas, apalancándonos con el sector privado. Las alianzas público-privadas permitirían resolver necesidades en el corto plazo, como el inglés y algunas otras puntuales", dijo Valenciano.
Este ingeniero industrial, de 35 años y vecino de Montes de Oca, asumió la presidencia ejecutiva del INA con la llegada del gobierno de Carlos Alvarado y reconoce tener enormes desafíos a cargo de esa institución.
Actualmente solo el 25% de los graduados del INA logran conseguir empleo en la especialidad estudiada. La Contraloría General de la República (CGR) explicó, en un informe divulgado a principios de año, que los bajos porcentajes de inserción laboral se explican en el hecho de que para los estudiantes de ese Instituto no es obligatorio realizar prácticas formativas en empresas o instituciones.
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Por ejemplo, solo el 5,7% de estudiantes hizo prácticas en el 2015. La entidad educativa imparte 281 carreras.
Gonzalo Delgado, presidente de la Unión de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), coincide en que las alianzas público-privadas pueden ser una vía para garantizar empleo a los graduados del INA.
"Estas alianzas se deben hacer con cámaras o empresas grandes, para poder coordinar la capacitación de las personas en las empresas, tipo educación dual. El INA debe modernizarse, si no lo hace, cada vez tendrá menor efectividad", afirmó Delgado.
Además, para el representante empresarial es necesario que el INA revise su oferta de programas y carreras pues considera que hay cursos que ya no son necesarios, como el de panadero, al tiempo que sugirió retomar los cursos de corta duración en especialidades "que no son fáciles de aprender", por ejemplo, enchape en construcción.
“Se debe tener mayor amplitud en áreas de trabajo y no solo centrarse en máquinas como aviones o automóviles, sino en la reparación de cualquier planta industrial, como máquinas para desarrollar pañales, cajas de cartón o productos médicos. El INA debe estar revisando su currículum con mayor frecuencia y más rápido, para que se adapte a los cambios que se van dando”, añadió Delgado.
La anterior administración, a cargo de Minor Rodríguez, aprobó en marzo del año pasado el Plan de Modernización del INA, el cual permitiría “mejorar los servicios y los índices de gestión de la institución y por ende su respuesta ante las necesidades del sector productivo y laboral.
Sin embargo, la iniciativa no prosperó a pesar de que se pagó una consultoría a la Organización Internacional de Trabajo (OIT), por $780.500 (alrededor de ¢450 millones), para que desarrollara una propuesta con ese objetivo.
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El 16 de abril, tres semanas antes de que finalizara la administración de Luis Guillermo Solís, la Junta Directiva del INA acordó rescindir el convenio de cooperación con la OIT para llevar a cabo el proyecto de modernización. La decisión se justificó por un tema de"conveniencia política".
"Si bien no existen ni se han determinado motivaciones legales, presupuestarias ni técnicas para rescindirlo, sí existen razones de conveniencia política e institucional para no dejar vinculado contractualmente al nuevo gobierno con un proyecto tan reciente", se lee en el acuerdo AC-71-2018- JD, en el cual también se le solicitó a la OIT devolver los $384.000 entregados como adelanto.
Acciones a mediano y corto plazo
Valenciano explicó que en los próximos 100 días trabajará en el plan estratégico institucional, el cual permitirá establecer los objetivos para los próximos cuatro años.
"Nos dirá cuál es el cambio que necesita el INA para generar más empleo y demanda con el mercado laboral", afirmó el jerarca, quien comentó que en sus primeras semanas como presidente ha percibido "mucho consenso" entre los sectores sobre qué es lo que el país requiere en materia de educación técnica y qué debe hacer el Instituto.
"Es bastante la apreciación general de que debemos redirigir nuestra oferta formativa hacia problemas que estén en demanda en el sector laboral. Dependiendo de la región o el sector, se dirá que hay diferentes necesidades y es bueno porque también tenemos que poder brindar esa flexibilidad para atender demandas regionales de país y demandas sectoriales", expresó Valenciano en entrevista con La Nación.
Actualmente el jerarca también recorre las diferentes unidades del INA para identificar donde están los "cuellos de botella" que han impedido responder a la demanda del sector laboral.
Adelantó que, para el largo plazo, elaborará un plan de prospección que permita identificar hoy las necesidades del mercado de los próximos años, con la idea de preparar a la entidad para afrontar esas necesidades.
Síntomas
Aparte de la baja empleabilidad de los graduados, las estadísticas del mismo Instituto revelaron que, en el 2016, se graduaron 40% menos estudiantes que en el 2009, aunque en ese mismo periodo el presupuesto creció un 45%, lo que representó ¢130.000 millones.
“Pese al elevado presupuesto institucional, la infraestructura, los recursos humanos y la amplia misión institucional, la definición y entrega de servicios que efectúa el INA en la actualidad no se adecua de la mejor manera a las demandas de los sectores productivos del país”, dice el informe Modernización de la formación profesional en Costa Rica.
Desde el 2007, el sector privado ha pedido al Gobierno modernizar y reestructurar los cursos que imparte el INA para ajustarlos a las necesidades empresariales. Ha solicitado, por ejemplo, universalizar la enseñanza del inglés y de la informática, así como mejorar las capacidades matemáticas de los estudiantes.
La Unión de Cámaras y Asociaciones de la Empresa Privada (Uccaep) es una de las que ha señalado esa separación entre las necesidades del sector empresarial y la preparación en el INA.
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También la CGR, en su informe DFOE-EC-IF-14-2014, determinó que la gestión de los programas de capacitación y formación del INA no habían logrado, en ese entonces, la eficiencia y eficacia requeridas en identificar, estructurar y satisfacer las necesidades del mercado nacional en los diferentes sectores productivos.
"Los mecanismos de recopilación de información en materia de necesidades de capacitación y formación no son suficientes para que se defina una oferta de servicios alineada en su totalidad con las necesidades que demandan los sectores productivos del país", se lee en el documento.
A raíz de los señalamientos de la Contraloría, la Auditoría Interna del INA publicó dos informes, en el 2016, en los que evaluó el diseño y ejecución de la oferta curricular del Instituto, así como su relación con los estudios de identificación de necesidades de formación profesional en el mercado laboral.
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Ambos análisis concluyeron que los controles que existían en ese tiempo no garantizaban que las carreras y programas del INA fueran una respuesta adecuada a las necesidades del mercado.
El año pasado, las cámaras empresariales reiteraron su inconformidad con la oferta de la institución. Uno de cada tres empresarios estimó que las carreras del INA no responden a las necesidades del sector productivo. Así lo reveló la encuesta Pulso Empresarial para el II trimestre del 2017, que consultó a 400 empresarios, presidentes, gerentes generales y gerentes financieros de las principales compañías del país.
Nuevamente, el año pasado la Contraloría señaló, en su informe N° DFOE-EC-IF-00028-2017, que los patronos estaban incurriendo en gastos extra por la deficiente formación de técnicos, al tiempo que criticó la oferta de carreras y programas.
Pese a todas estas llamadas de atención, para este 2018, el INA sigue impartiendo cursos como confección de ropa tejana (de Texas) y ordeño de vacas, y mantiene carreras con menos de 10 estudiantes por año, como la de retratista.
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