Para el curso lectivo 2022, que comienza este jueves, habrá más alumnos por aula (un máximo de 35) y menos secciones por nivel. La razón es una nueva disposición del Ministerio de Educación Pública (MEP) que eleva el número mínimo de estudiantes para abrir nuevos grupos, tanto en escuelas como colegios.
Esta orden del ministro de Educación, Steven González, pretende aprovechar que con la baja en la natalidad también la matrícula ha venido en picada, lo que busca transformar en reducción del gasto, pues si hay menos niños, debe haber menos grupos y, por lo tanto, se requerirán menos docentes.
Por ejemplo. Antes, si un director de una escuela tenía solo 29 alumnos para primer grado, todos recibían clases en una misma aula con un maestro. Pero, si el número subía a 30 o más, se les dividía en dos secciones, cada una con su educador. Ahora, el mínimo para abrir ese segundo grupo pasó a 36. Es decir, de haber 31, 32 o 35 chiquitos, todos quedarán a cargo de un maestro.
Igualmente, se suben los mínimos para abrir tres, cuatro o más grupos por nivel, de acuerdo con una tabla, pero, el resultado es el mismo: si no se cumplen con las cifras para conformar más secciones en un mismo grado o nivel, se agrupará a los estudiantes en las aulas hasta un tope de 35 por clase.
El ministro alega que la decisión se toma “con el objetivo de aprovechar las tendencias demográficas, así como propiciar la menor variabilidad en la cantidad de secciones de los centros educativos, favoreciendo la estabilidad en los servicios brindados y, por ende, el nombramiento del personal docente”. Así lo expresó en la resolución N° 0292-MEP-2022, del 3 de febrero.
Agregó que se establecieron estos nuevos rangos con base en el tamaño de la matrícula y la capacidad de ofrecer educación de calidad en medio de las circunstancias que los limitan, entre ellas, infraestructura, presupuesto y personal asignado a cada institución.
De esta forma, la cantidad de estudiantes por grupo podrá ser menor a los límites establecidos solo cuando en el centro educativo tenga un único grupo de ese nivel (como en las escuelas unidocentes que son de pocos alumnos). Ello con el fin de garantizar el derecho a la educación de todos los estudiantes.
LEA MÁS: Escuelas sin niños: MEP cierra 9 centros educativos por año a falta de matrícula
La tabla del MEP ordena que para crear tres secciones será necesario contar con 71 alumnos. Si hubiera 70, se dividirán en dos (35 por clase). Hasta el año pasado, se daba por un hecho de que, a partir de 45 estudiantes, necesariamente se hacían tres grupos.
Otro caso. Si un colegio quisiera tener cuatro secciones de noveno año deberá reunir 106 alumnos (antes eran 60). Si solo contara con 105, se les acomodará en tres secciones. Un caso más: si una escuela deseara cinco secciones de segundo grado, deberá acreditar que tiene un mínimo de 141 niños, cuando, antes, eran 100. Eso sí, en todos los casos, el máximo por aula es de 35 estudiantes.
Sindicatos opuestos
La decisión no es bien recibida por los sindicatos de educación, pues les inquieta el hecho de que al haber menos grupos, también habrá menos docentes. Por esta razón, la Asociación Nacional de Educadores (ANDE) solicitó al ministro González suspender la resolución.
“Contiene modificaciones que afectarán sustancialmente la calidad de la educación, a la cual tienen derecho los estudiantes, a la vez que genera inestabilidad laboral y salarial en las personas docentes. Estos nuevos rangos de matrícula están generando, en muchos centros educativos del país, el cierre de grupos, eliminación de códigos o de lecciones interinas en distintas especialidades, perjudicando el servicio educativo y causando el cese de personas nombradas”, alegó ANDE.
La Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) también hizo gestiones en contra, pero no ante el jerarca de Educación, sino ante el ministro de Salud, Daniel Salas, a quien pidieron intervenir para que deje sin efecto la directriz.
“Implica que se aumente la cantidad mínima de estudiantes por sección, lo cual provoca una serie de afectaciones desde el punto de vista laboral, por el consecuente cierre de secciones, lo cual provocará alta probabilidad de quitar y poner docentes, riesgo de dejar sin efecto las prórrogas de nombramiento de los servidores interinos, apertura de procesos de sumas giradas de más y, por supuesto, hacinamiento en las aulas”, argumentó la organización.
Baja en natalidad y en calidad educativa
El comportamiento histórico de la matrícula es, según el ministro, una de las razones del cambio, pues las aulas reciben cada vez menos niños.
La población escolar entre 6 y 11 años ha disminuido en 57.000 personas en los últimos 18 años y, debido a la falta de niños, el Ministerio cerró 92 centros educativos entre 2010 y 2019.
Sin embargo, pese a la baja en la cantidad de estudiantes que atender, el MEP siguió aumentando su planilla mientras la calidad educativa ha ido a la baja al punto de que el país lleva cuatro años en “apagón educativo”, como lo denominó el Estado de la Educación, del Programa Estado de la Nación.
Lo justifica con estos datos. En el 2007, 513.805 niños estaban matriculados en primaria; la planilla docente del Ministerio era de 57.728 funcionarios y en ese entonces, el Ministerio tenía un presupuesto de ¢676.659 millones. Para el 2021, se inscribieron 415.650 alumnos en primaria; pero, el número de funcionarios del MEP subió a 85.896 funcionarios y el presupuesto a ¢2,6 billones.
De acuerdo con el VII Informe del Estado de la Educación, presentado en 2019, la baja en la matrícula, lejos de ser una amenaza, brinda la oportunidad de gestionar políticas y recursos que permitan mejorar la calidad de la oferta educativa, con atención más personalizada en las aulas de primaria.
Los datos, sin embargo, demuestran que ese resultado no se ha obtenido y, por el contrario, la calidad educativa ha empeorado y los docentes no han aprovechado tener grupos más pequeños.
Así lo evidenció, por ejemplo, la última evaluación del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), realizado por la OCDE en 2015, en la que Costa Rica retrocedió en el rendimiento en Matemáticas, Ciencias y Lectura, con respecto a las pruebas aplicadas en el 2012.
LEA MÁS: Resultados de estudiantes ticos en pruebas PISA caerían hasta 32 puntos en 2022
De hecho, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), en su informe Revisión de Políticas Nacionales de Educación en Costa Rica, señaló que la inversión que hace el país en educación no se refleja en el desempeño de sus estudiantes.
Los profundos problemas también quedaron plasmados en el VIII Informe del Estado de la Educación, dado a conocer en setiembre pasado. Allí se afirma que las constantes interrupciones por huelgas docentes y por la pandemia de covid-19 han provocado pocos aprendizajes en los alumnos, lo cual denominaron “apagón educativo”. La pérdida de lecciones acumuladas por huelga y pandemia equivalen a un 80% de un año lectivo regular en primaria y un 72% en secundaria.
Los estudiantes muestran desempeño deficiente en lectura y comprensión de lectura. Esto impide mejorar su rendimiento académico en otras disciplinas, pues no entienden lo que leen.
Además, el diagnóstico sobre conocimientos matemáticos realizado por la Universidad de Costa Rica (UCR) a estudiantes de primer ingreso arrojó resultados “alarmantes”. De 3.827 estudiantes que fueron evaluados, el 96% (3.673) reprobó; solo 153 (4%) obtuvieron notas superiores a 70.