Dos cantones de Alajuela y uno de Limón son los escogidos para levantar los primeros megacentros del Ministerio de Educación Pública, entre 2025 y 2026.
El proyecto consiste en fusionar instituciones pequeñas con otras más grandes con el propósito de ampliar los servicios que brindan, de manera que impartan desde preescolar hasta secundaria.
El primero de estos megacentros se instauraría en la comunidad de Miramar, en el distrito Delicias del cantón alajuelense de Upala, ubicado en la frontera norte. Según Leonardo Sánchez, viceministro de Planificación, la estimación es que esa institución comience a recibir estudiantes en febrero de 2025.
Sánchez precisó que el plan es levantar infraestructura valorada en ¢1.500 millones; tendría 13 aulas académicas, laboratorios, áreas administrativas, sala de profesores, casetas de seguridad, tres baterías sanitarias, un comedor estudiantil, oficina para la Junta de Educación, espacio de bodegas, cancha techada y obras complementarias.
El proyecto incluye pupitres, uniformes, computadoras y paquetes escolares, con el objetivo de estimular la permanencia de los alumnos, que es mayoritariamente población en riesgo.
La comunidad de El Roble, en el distrito San Antonio, del cantón Central de Alajuela sería sede del segundo megacentro. Este, dijo el viceministro, comenzaría a construirse este año para completar la obra en 2025.
Finalmente, barrio Limoncito en el cantón Central de Limón albergaría el tercero de los megacentros en los planes del MEP. Sánchez advirtió que este depende de la dinámica para ejecutar el préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), aprobado por el Congreso el 22 de febrero, luego de muchos cuestionamientos en torno a ese crédito. La intención es que para 2026 ya reciba alumnos.
Financiamiento
Para financiar el plan de megacentros, Leonardo Sánchez afirma que se tienen tres opciones: el presupuesto ordinario, el préstamo del BCIE y el uso de un rezago de inversión que no se realizó durante varios años y que constituyen recursos depositados a las juntas de educación en la caja única del Estado.
En agosto de 2022, la ministra Anna Katharina Müller destacó que estos megacentros formaban parte de la solución para abordar el déficit educativo que sufre el país. Cuando dio a conocer el plan señaló que se fusionarían unas 800 escuelas unidocentes.
La propuesta retoma una sugerencia del VI Informe del Estado de la Educación, de agrupar escuelas unidocentes ubicadas a menos de cinco kilómetros entre sí, con el fin de disponer de un centro bien equipado en lugar de varios con carencias.
Se consideran unidocentes aquellos con menos de 30 alumnos; en algunos casos, solo hay un estudiante.
La iniciativa de crear megacentros recibió críticas del Consejo Académico del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (CIDE-UNA), sobre todo en consideración a los cambios para los estudiantes de zonas rurales, aun cuando el Ministerio asegure que dará el transporte para el desplazamiento de los estudiantes.
Según los académicos, la decisión provocaría un “mayor deterioro” y “precarización” en esas áreas.
“Debe entenderse que las distancias y el acceso no se resuelven con un bus; el mapa no solo se mide en línea recta, hay que leer también las curvas de nivel. Un kilómetro puede implicar cruzar ríos, terrenos con ganado, sembradíos, pendientes pronunciadas”, dijeron.