Jorge, alumno de décimo del Liceo el Carmen de Biolley, en Buenos Aires de Puntarenas, abandonó el grupo de Whatsapp que tenía con su docente guía y sus compañeros.
Esa fue la primera señal de que algo estaba pasando con este joven. Quien detectó su ausencia es Lisbeidi Calvo, orientadora en este liceo, con ayuda de la docente guía.
Inmediatamente, Calvo le hizo una llamada al estudiante y su respuesta activó todas las alarmas.
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"Me dijo que su única solución era salirse del colegio y conseguir trabajo para ayudar a su familia; su padre perdió el empleo por la pandemia y se iban a mudar a Pérez Zeledón para buscar algún empleo. 'O se retiraban o morían de hambre', me dijo", relató Calvo.
La orientadora puso a trabajar la Alerta Temprana, una herramienta del MEP para la detección y atención oportuna de alumnos que están en riesgo de abandonar los estudios, y logró que este alumno no desertara del sistema educativo.
Sin embargo, miles de estudiantes no han corrido con la misma suerte desde que se implementó la educación a distancia, el 17 de marzo, debido a la pandemia de la covid-19.
Según el reporte preliminar de un censo que realiza el MEP, el cual lleva recogida la información del 40% (2.000) de los cerca de 5.000 centros educativos del país, no se tiene información de 8.000 alumnos que a inicios de año estaban matriculados en las escuelas y, principalmente, colegios.
La cifra va a aumentar cuando finalice el censo en setiembre. Sin embargo, estos resultados ya preocupan a a los educadores y al MEP, quienes indican que la exclusión de alumnos podría duplicarse por la pandemia.
Patricia Méndez, jefa de la Unidad para la Permanencia, Reincorporación y Éxito Educativo del Ministerio de Educación Pública (MEP), dijo que es un hecho que la emergencia sanitaria pone en riesgo los esfuerzos que el país ha realizado para mantener a los estudiantes en las aulas.
Por ejemplo, luego de vacaciones de 15 días, en julio del año pasado, el 5,2% de los colegiales abandonó las aulas (19.882); en 2017 esa cifra era de 7,2% (26.290)
Parte de las causas que explican la exclusión educativa es el mal desempeño académico, problemas familiares o escasez de recursos económicos.
Sin embargo, según Méndez, ahora, con la pandemia, se suman la falta de conectividad, la pobreza extrema y la modificación del estatus socioeconómico de las familias.
Explicó que debido a la covid-19 se hizo una modificación de la herramienta Alerta temprana pues ahora todos los alumnos están fuera de las aulas y eso cambia todo.
“Si el docente identifica alguna situación que pone en riesgo la situación del alumno, no basta con que diga que no se ha contactado con el estudiante. Más bien debe atender la situación del alumno, trabajar con redes comunales, con otros estudiantes que a veces manejan mayor información. También debe tratar de comunicarse con la familia para saber cuál es la situación en el hogar y tener claridad de qué forma se puede ayudar al alumno”, dijo Méndez.
En el caso que atendió la orientadora del Liceo el Carmen de Biolley, ella habló con los papás de Jorge y les ayudó a identificar familiares donde él pudiera quedarse para evitar salirse del colegio. Los padrinos del menor aceptaron al estudiante en su casa para que logre finalizar el curso lectivo.
Jorge recibía material y podía comunicarse con su docentes cada vez que sus padres le podían recargar dinero en su línea prepago de teléfono celular. Por su situación económica y la imposibilidad de poder conectarse, iba muy atrasado con los trabajos que tenía que cumplir, una razón más para querer salirse del colegio..
La orientadora Calvo logró establecer contacto con una de las tías, quien se comprometió a prestarle Internet y una computadora para continuar.
‘Muertes cognitivas'
“La pandemia no solo provoca muertes físicas, también puede generar muertes cognitivas”.
Con este argumento, Isabel Román, coordinadora general del Estado de la Educación, externó su preocupación por las cifras de abandono estudiantil que va a arrojar la pandemia.
Explicó que antes de la emergencia había 53.395 jóvenes de 12 a 16 años fuera de las modalidades del MEP
“Esto podría duplicarse. Aquí debemos prender todas las alarmas porque esos jóvenes pueden llegar a ser presa fácil del narcotráfico, como ha ocurrido en otros países; Brasil por ejemplo”, dijo Román.
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Román añadió que debe ser una prioridad conectar a los jóvenes para la educación a distancia.
“Si no logramos conectar a niños, niñas y jóvenes que hoy no logran acceder a la educación a distancia, la exclusión educativa puede incrementarse de manera sustantiva. Esto implicaría una pérdida de capital humano que en estos momentos el país no puede tener dado que afectaría de manera sustancial sus posibilidades de desarrollo futuro. Desde mi perspectiva, esta debe ser la principal prioridad del MEP y del país”, explicó la experta.
Según datos recabados MEP, del millón de estudiantes del país, poco más de 500.000 no tiene acceso a Internet ni equipo, por lo que mantienen su vinculación con el aprendizaje a punta de fotocopias y recargas de celular prepago para poder llamar a sus profesores o recibir material vía Whatsapp.
Hay quienes piden Internet prestado o están los que, por la falta de equipo e Internet, solo pueden tener el material cada vez que reparten los alimentos en las escuelas o colegios, algunos sin posibilidad de evacuar dudas. Otros, ni siquiera tienen acceso a nada de eso o hacen malabares para cumplir con lo que el docente les pide.
Así, el 50% de los alumnos reciben el apoyo pedagógico a distancia del MEP con todos los medios y el otro 50% con muchas dificultades. Las desigualdades se dan en una misma escuela y hasta en una misma aula, principalmente en la zona norte y Limón.