El cuestionario de Factores Asociados que aplicó el Ministerio de Educación Pública (MEP), en el cual los estudiantes de quinto grado tuvieron que dar más de 600 respuestas, “podría representar una vulneración a la protección de datos personales de los alumnos”.
Así lo reconoció la misma ministra de Educación, Guiselle Cruz, en un oficio enviado este sábado a los 27 directores regionales con el tema “Eliminación de los cuatro cuestionario referentes a factores asociados, aplicados el pasado 12 de noviembre del 2021″. El test contenía preguntas sensibles sobre el contexto socioeconómico del alumno.
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En el oficio Cruz ordena a los directores regionales que, de “forma inmediata procedan con la eliminación de los formularios que tienen bajo custodia y sin ningún tratamiento adicional de la información”, según el listado de estudiantes que realizaron la aplicación.
“En atención a posibles errores de diseño en los cuatro cuestionarios referentes a factores asociados, aplicados el pasado 12 de noviembre del 2021, que podrían significar vulneración a la protección de los datos personales de las personas estudiantes y, como garantes de los derechos fundamentales, del interés superior que les protege a los menores de edad y el principio de responsabilidad proactiva; además de consultada la Agencia de Protección de Datos de los Habitantes (PRODHAB), se les instruye para que de forma inmediata procedan con la eliminación de los formularios”, indicó Cruz en la circular DM-1362-11-2021.
En dicho oficio, la ministra ordena a los directores que levanten un acta en la que se haga constar la eliminación de los cuestionarios recibidos, la cual deberá ser firmada por el director regional y comunicada a la Dirección de Gestión y Evaluación de la Calidad del MEP, “como la responsable” de la aplicación técnica de las pruebas Fortalecimiento de Aprendizajes para la Renovación de Oportunidades (FARO).
El cuestionario de Factores Asociados, que se aplicó a los 77.000 alumnos de primaria el viernes anterior, fue preparado por el MEP desde antes del 2019 y la institución hizo hasta un plan piloto ese año con un grupo de alumnos. El test pretendía identificar variables que podrían incidir en el rendimiento de los estudiantes en las materias evaluadas en FARO (Español, Matemáticas y Ciencias). Se les consultó sobre la estrategia metodológica usada por el docente para impartir sus lecciones, sobre la condición socioeconómica de su familia, el estado del centro educativo, entre otros.
Sin embargo, cuando los alumnos salieron de hacer el cuestionario y contaron a los padres de familia de qué se trató, estos inundaron las redes sociales del MEP expresando su molestia porque no se les había advertido de la cantidad y tipo de preguntas que iba a tener; les fue presentado a los alumnos en cuatro folletos. Los padres expresaron que sus hijos estuvieron, desde las 9 a.m. hasta más de las 2 p.m., sentados, con mascarilla, contestando las preguntas, sin tener la oportunidad de comer nada durante ese tiempo. Manifestaron que terminaron agotados y algunos con ampollas en lo dedos.
Las críticas hicieron que la ministra de Educación ordenara, este sábado, desechar y destruir los cuestionarios, pues, alegó, se obvió que una prueba tan larga era inadecuada para ser aplicada a niños y niñas de 11 o 12 años y que algunas preguntas no se formularon adecuada ni oportunamente. Explicaron que las preguntas relacionadas con información socioeconómica del estudiante y su entorno, solo podían formularse con la autorización previa, expresa e informada de la familia, lo cual ellos omitieron. Esto deparó en la renuncia de Pablo Mena, Director de Gestión y Evaluación de la Calidad quien, según el MEP, era la cabeza de este proyecto.
¿Qué se preguntó exactamente en el cuestionario?
Tras la presión de la prensa, este sábado el MEP dio a conocer los cuatro cuestionarios con 93 preguntas y 621 ítems que se les hicieron a los alumnos.
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Hubo tres folletos, que fueron entregados por separado, de Matemáticas, Ciencias y Español, en el que se les preguntaba sobre cómo impartía el docente la clase, qué recursos tecnológicos utilizaba, si los motivaba, si le gustaba la materia, cómo la estudiaba, entre otros.
El folleto que más generó molestia fue el llamado “tronco común”, que constaba de 36 preguntas, con varios ítems por rellenar y preguntó a los estudiantes acerca de su contexto educativo e información socioeconómica. Se les consultó si asistieron a preescolar, si trabajaban, por qué asistían a la escuela, en qué parte de la casa realizaban los deberes escolares, qué actividades realizaron en pandemia fuera del horario; si tenían celular, computadora e Internet, cuántas veces el maestro les dio clases virtuales, por semana, en el 2020, entre otras.
Ese cuestionario tenía una parte de “información familiar” en el que se consultó el estado de las paredes, piso y techo de la casa. Si la vivienda en que vivía era propia, completamente pagada, si se pagaba en cuotas o era prestada. Si las paredes eran de block o ladrillos, de cemento en la base y madera arriba, prefabricadas; si el piso era de mosaico, cerámica, terrazo, cemento o madera.
También se les consultó si la casa tenía Internet, telefonía fija o móvil, electricidad, empleada doméstica, televisión por cable, agua potable, calle pavimentada, recolección de basura y servicio de bus.
Se solicitó información sobre los bienes de la familia: moto, carro, computadoras, lavadora, cocina de gas o eléctrica, agua caliente, horno de microondas, radio o equipo de sonido. Además, cuántos cuartos tenía la vivienda y cuántas personas vivían en ella.
Vea los cuatro cuestionarios completos en este enlace.