Laura Parrales no podía creer que su hijo de 3 años lograra leer sin problemas a pesar de que la abuela del niño lo aseguraba.
Dada la insistencia, la madre decidió hacer la prueba y le dio al menor un periódico. Para su sorpresa, él no solo leyó los textos sino que también los entendió. Esa fue la clara evidencia de que su hijo era diferente, tenía cualidades particulares, por las cuales en el 2019 fue calificado como un niño con alta dotación.
Como él, en Costa Rica hay otros 208 niños identificados por la Unidad de Alta Dotación, Talento y Creatividad del Ministerio de Educación Pública (MEP).
No todos son iguales y puede ser que un menor con alta dotación no sepa leer a esa edad, pero todos comparten el hecho de poseer habilidades por encima del promedio, aclaró Parrales, quien además es presidenta de la Asociación Costarricense para el Apoyo y la Atención de la Alta Dotación, Talentos y Creatividad (Acadtyc).
Para atender las necesidades de estos menores, se creó en Costa Rica la Ley para la Promoción de la Alta Dotación (8.899), en vigor desde diciembre de 2010, la cual aplica para instituciones públicas y privadas.
Según la normativa, una vez identificado un estudiante como de alta dotación por parte de equipos del centro educativo, dirección regional y la unidad especializada del MEP, se realizará una flexibilización curricular adecuada a las necesidades del menor.
Sin embargo, luego de casi 13 años de existir la ley y ocho de su reglamento, las familias de estos niños y jóvenes sienten que el sistema aún no los comprende y lejos de ayudar, frena su potencial.
Así lo afirmó Mario Herrera, padre de Daniel, para quien su hijo no solo fue incomprendido sino marginado por profesores y víctima de bullying por parte de compañeros.
“Muchos profesores nos dijeron ‘yo no creo que su hijo sea de alta dotación porque no nos parece que sea un cerebro que ande caminando’, como si mi hijo tuviera que saberlo todo... profesores muy poco anuentes a ayudar y poco comprometidos con la ley; profesores que creen que más bien la alta dotación es una carga, sin apoyo”, aseveró el padre, tras relatar experiencias difíciles con los docentes de Música y Matemáticas.
“Nos los dejaron encerrado en los baños, caía mal porque la profesora pasaba dando la clase, pero él sabía mucho y él levantaba la mano y aportaba; llegó a tal punto (la situación) que mi hijo no quería ir al colegio; tuvimos que tomar la decisión de sacarlo y enviarlo a un centro privado”, narró Herrera.
En el nuevo centro educativo, dijo, ha recibido apoyo y más seguimiento, pero para él está claro que aún queda mucho por recorrer, pues aunque la ley tiene más de diez años de promulgada, aún es “desconocida y poco aceptada por docentes”.
La normativa establece en su artículo 3 que a partir de que un niño sea identificado como de alta dotación, recibirá atención para el “desarrollo pleno y equilibrado de su intelecto” y de su personalidad. Para lograrlo, la misma legislación señala que “el Estado formará y capacitará a los docentes que tendrán a cargo la instrucción y formación” de estos estudiantes.
“Esta gente con talento superior va más rápido, aprende más rápido, es capaz de realizar procesos intelectuales relacionados con asociar, comprender, resolver, todo lo que tenga que ver con la cognición, más rápido”, indicó la psicopedagoga Carolina París.
Sin embargo, enfatizó la especialista, con ellos también es fundamental aplicar el nuevo concepto de educación vinculado con la integralidad, no solo se trata de aprender, sino gestionar las emociones y procurar un desarrollo equilibrado en todas las áreas.
“El trabajo del docente y de los padres es ver cómo está ese desarrollo integral, si esos altos niveles de desarrollo cognitivo están asociados a satisfacción en el momento de hacer los trabajos. ¿Cómo está mi parte social? ¿Me comunico con los demás o más bien esa claridad de razonar impide mi cercanía y adaptación a la escuela?”, planteó.
Para lograrlo, sin duda, los docentes requieren capacitarse para atender esas individualidades, no solo de estos niños con alta dotación, sino con todos los demás que tienen en el aula.
Ahí, está uno de los principales desafíos, ya que no todos los funcionarios están capacitados para cumplir con ese mandato.
“Un niño que entra a primer grado y se lee toda la saga de Harry Potter ya está acelerado, entonces ¿qué va a hacer el docente con un niño que se supone que en primer grado debe ir aprendiendo letras apenas? El sistema los frena, no hay nada más que hacer, deben hacer lo mismo que sus compañeros, ellos no reciben la educación que la ley manda”, manifestó Laura Parrales.
Fueron estas falencias las que motivaron la creación de la Acadtyc, conformada por padres de niños con alta dotación, quienes percibieron que no tenían mayores opciones para sus hijos.
Las deficiencias en la atención educativa para estos niños, advirtió Parrales, puede provocar reacciones emocionales contra los docentes, quienes llegan a interpretar que están frente a un “niño malcriado”, desobediente o difícil.
De acuerdo con la Asociación, las barreras no solo se dan en centros públicos, también en privados, aunque el trato varía significativamente de una institución a otra.
La Nación solicitó información al MEP sobre la Unidad de Alta Dotación desde el 9 de octubre. Las consultas se enviaron vía correo electrónico y por WhatsApp; esta semana se reiteraron las consultas en tres ocasiones y aunque respondieron con la promesa de atender la solicitud, no se concretó al cierre de esta información.
Conceptos clave
La Unidad de Alta Dotación, Talentos y Creatividad del MEP estableció parámetros para orientar a docentes y centros educativos en la aplicación de la ley sobre estudiantes con alto potencial.
FUENTE: MEP || INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Estereotipos y características
Los menores con alta dotación, además, se ven afectados por muchos estereotipos. Uno de los más comunes es que las personas con esas características tienen algún trastorno, como del espectro autista, el síndrome de Asperger o de Tourette.
Ciertamente, dijo Parrales, aunque tienen muchas singularidades, como la hipersensibilidad o la fijación por ciertos temas, no significa que compartan el mismo diagnóstico.
“No necesariamente los niños con alta dotación son autistas; sin embargo, hay niños que tienen autismo y alta dotación, o trastorno de déficit de atención y alta dotación”, añadió.
Otra creencia errónea es que los niños con alta dotación son “perfectos” o que deben destacar en sus estudios. Por el contrario, muchas veces los chicos no hacen las tareas o no estudian porque ven fácil la materia y se aburren de repetir algo que ya saben.
“Es más frecuente que estos niños hagan abandono escolar o que sean el chico problema de las clases (...) mi hijo menor dice, ‘mejor enséñame a multiplicar, no quiero sumar ni restar porque ya me aburrí’, entonces empiezan a distraerse y ahí los confunden”, aseveró la presidenta de Acadtyc.
Parrales aseguró que estos niños son “retadores” con los adultos porque tienen un pensamiento crítico y hay que explicarles todo. De hecho, la educación en el hogar también se vuelve complicada.
“Ya no es como en nuestros tiempos que nos decía la mamá ‘porque yo digo’, ellos dicen ‘no, no es porque tú dices, a mí me explicas la razón’; entonces si uno no les explica, ellos hacen un berrinche. Eso sucede también en el aula de clase”, narró.
También se deben considerar las disincronías o desequilibrios en las capacidades presentes en niños con alta dotación. Es decir, pueden manejar muy bien cualquier tema complicado y conocerlo a fondo, pero no saben amarrarse los zapatos o no saben pintar.
“Esa es una disincronía porque su cerebro va a otro ritmo. Hay disincronías hasta físicas, son torpes, siempre están sucios o botan todo, entonces uno como papá se frustra y el niño se siente mal, pero no es culpa de ellos, eso es disincronía y son temas que los docentes no conocen”, indicó Parrales.