Permanecer dos años sin socializar con sus pares, y en confinamiento en el hogar por los contagios de covid-19, provocó en los estudiantes “un cuadro de estrés pospandemia” que afectó su forma de convivir.
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Esa es una de las razones que en criterio la Comisión de Psicología Educativa del Colegio de Psicólogos explican la gran cantidad hechos de violencia entre estudiantes, principalmente de colegios, que se han registrado tras el regreso a clases presenciales, el pasado 17 de febrero.
La Fiscalía Penal Juvenil tramita 213 causas penales contra menores de edad por hechos de violencia ocurridos en centros educativos, 95 de estos, se presentaron en una semana.
La semana trasanterior se presentó una riña entre los alumnos del Instituto de Alajuela por el derecho a ocupar una banca. Como resultado, 23 estudiantes tuvieron que ser trasladados al Hospital San Rafael, en esa ciudad, por diferentes tipos de lesiones. La mayoría de los afectados fueron mujeres.
Además, ocho alumnos del Liceo Vicente Lachner, en Cartago, fueron suspendidos por 10 días por su participación en riñas y agresiones registradas las semanas anteriores.
La semana pasada, un estudiante del Liceo de Escazú se enfrentó a golpes con un oficial de la Fuerza Pública en las afueras del colegio.
El último caso que trascendió ocurrió este lunes, cuando alumnos del Liceo de Paraíso se enfrentaron fuera de las instalaciones. 16 muchachos están suspendidos.
“El mantener por casi dos años a los niños, niñas y adolescentes en la seguridad de sus hogares, ha afectado la forma de convivir con otros. Situaciones como problemas familiares, problemas económicos, el confinamiento obligatorio, la ausencia de socialización con sus amigos, compañeros y pares, ha desencadenado en nuestros estudiantes un cuadro de estrés pospandemia, lo que ocasiona falta de tolerancia y poca empatía con los demás”, dijo el colegio este miércoles en un pronunciamiento.
Explicó que el sistema educativo siempre ha brindado al estudiante un proceso de socialización, de formación y por lo tanto un espacio de desarrollo personal, que se vio quebrantado por la pandemia.
“Es de suma importancia fomentar en los centros educativos, la educación emocional, para lograr que la persona estudiante distinga sus emociones para poder controlarlas y expresarlas de una forma saludable”, añadieron.
Solución de conflictos
El Colegio resaltó, además, la importancia de concientizar a las familias sobre su papel en esta problemática, ya que es en el seno de los hogares que se brindan las herramientas esenciales de comunicación, relaciones interpersonales y manejo y solución de conflictos. De ahí la necesidad de no promover entre los menores que la única forma de solucionar una diferencia entre pares es tomando la justicia en sus manos.
“Por el contrario, es a través de la comunicación que podemos transmitir y enseñar diferentes formas de solucionar un problema cuando se presente sin recurrir a la violencia, buscando siempre el diálogo como vía para enfrentar las diferencias o buscar ayuda a través de los padres, docentes, etc”, dijeron los especialistas del Colegio.
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En los centros educativos, advirtieron, se hace necesario seguir articulando propuestas que ayuden a los niños, niñas y jóvenes para aprender a gestionar sus emociones, brindar espacios y estrategias para que puedan aprender a autorregularse, lo que incidirá de forma positiva en su relaciones interpersonales.
Justamente, este miércoles, el Ministerio de Educación Pública (MEP) lanzó la campaña “Seamos paz” con el fin de promover la sana convivencia en las aulas.
“Las emociones son un proceso complejo, multidimensional, por lo que la atención profesional, acompañada de un proceso de psicoeducación, es vital para reducir los acontecimientos de índole violento” , dijo el Colegio de Psicólogos.