El inicio del curso lectivo trae consigo una mezcla de emociones para los estudiantes de todos los niveles que puede derivar en ansiedad y episodios de crisis nerviosas.
De hecho, el Colegio de Profesionales en Orientación (CPO) estima que en los primeros meses luego de la entrada a clases las consultas crecen entre 30% y 40%, dependiendo de diferentes circunstancias como el contexto y el centro educativo. Para los especialistas, la situación confirma el incremento de estas situaciones después de la pandemia.
Según Vinicio Jiménez, representante del Colegio, las personas menores de edad pueden sufrir incertidumbre por enfrentar nuevas rutinas, por la separación de las personas y por entornos que representan un lugar seguro. También pueden sufrir por el cambio de compañeros, profesores y aulas, así como por temor a una mayor exigencia académica.
Incluso, dijo, la escena en la que las niñas y los niños no se quieren despegar de sus padres y madres en las puertas del centro educativo, que comúnmente se observaba a edades equivalentes a preescolar, cada vez es más frecuente en personas estudiantes de otros grados, como cuarto y quinto de primaria.
Para Jiménez, las señales que indican ansiedad y temor en los menores van desde comentarios explícitos sobre su estado de ánimo, quejas, pensamientos catastróficos, problemas para conciliar sueño, falta de apetito hasta dolores de cabeza y/o de estómago.
¿Qué hacer?
Los orientadores mencionaron que los padres de familia pueden seguir estas recomendaciones antes del 8 de febrero, día que inicia el curso lectivo 2024 en Costa Rica:
- Anticipar los cambios: señalar a las personas estudiantes los cambios que ocurrirán al iniciar el curso lectivo respecto al año anterior, por ejemplo: horarios, nuevos docentes, grupo o sección, aulas, materias, entre otros.
- Validar las emociones: reconocer y aceptar las emociones que está experimentando la persona estudiante, esto generará mayor empatía en la intervención y le hará saber a la persona que la estamos escuchando.
- No juzgar las emociones: evitar juicios de valor negativos sobre la situación como “eso no es nada” o “ya estás muy grande para sentirte así”.
- Conversar sobre experiencias previas positivas: recordarle a la persona situaciones similares que haya enfrentado antes y que logró superar con éxito. Por ejemplo: el primer día de clases del año anterior, cuando se cambió de casa o escuela o cuando conoció nuevas compañeras y compañeros.
- Plantear metas: acompañar a la persona en la formulación de metas a corto y mediano plazo, que le motiven en este nuevo curso lectivo. Participar en algún equipo deportivo, conocer nuevas personas, aprender a tocar algún instrumento o mantener y mejorar su rendimiento académico.
“El inicio del curso lectivo es un proceso de transición que debe estar acompañado por la atención de los padres y madres de familia desde días previos al ingreso a los centros educativos. Como profesionales en Orientación hacemos un llamado a prestar atención y soporte a las personas menores de edad en estas próximas semanas”, añadió Jiménez.
Con eso, los Orientadores dieron una serie de recomendaciones para los docentes que tendrán que enfrentarse a estas situaciones:
- Conversar con la persona en un lugar que le dé seguridad emocional, para lo que se le puede preguntar dónde se siente más cómoda para tranquilizarse. Es importante evitar avergonzarla o atemorizarla con comentarios como “¡qué vergüenza! “los otros niños te están viendo”.
- Si la persona está en una crisis nerviosa que le impide ingresar al aula, se se le expone progresivamente a la situación, conforme la persona logre aceptarlo. Por ejemplo, acompañarla en la oficina o el pasillo, caminar hasta la puerta del aula y observar desde afuera, ingresar con ella al aula y, finalmente, que se quede con su grupo.
- Practicar técnicas de respiración: Se puede indicar a la persona que se siente y cierre sus ojos y se concentre en su respiración. Para ello, decirle que coloque una mano sobre su vientre y otra sobre su pecho; después que inhale por la nariz y exhale por la boca, luego que se asegure de respirar profundo y el aire llegue a sus pulmones y que paulatinamente baje el ritmo de las respiraciones hasta que le sea cómodo.
- Utilizar algunas frases clave pueden generar empatía en la intervención: “todo está bien, estoy acá”, “este es un espacio para que te sientas mejor”, “te estoy escuchando”, “la emoción que sientes se llama miedo, juntos vamos a manejarla”, etc.
- Sugerir a la persona que cierre sus ojos y visualice imágenes que le den seguridad y calma, por ejemplo: un jardín, una cascada, su habitación, su mascota, entre otras.
Nota del editor: Esta nota fue modificada a las 4:11 p. m. del miércoles 17 de enero para aclarar que lo que ocurre a inicios de curso es un aumento de consultas.