En la Escuela Enrique Pinto Fernández, en San Rafael de Alajuela, hay 275 niños en segundo grado, pero 50 de ellos no han aprendido todavía a leer y escribir. A pesar de esa limitación, se supone que deben responder exámenes escritos en Español, Ciencias, Estudios Sociales y Matemáticas.
Si en lo que queda de este año no desarrollan esa habilidad básica, engrosarán la estadística de reprobados en segundo, la más alta de la primaria.
No siempre fue así. Antes de 2014, el mayor porcentaje de reprobación se daba en primer grado, también porque los niños terminaban el curso lectivo sin saber leer ni escribir.
Sin embargo, en ese año entró a regir una reforma al sistema de evaluaciones y al programa de Español que rompió con los métodos tradicionales de enseñanza de la lectoescritura, para incorporar varios principios a partir de recientes hallazgos de la neurociencia.
Los cambios contemplaron que ningún niño se quede en primer grado en el sistema público (en los privados aún existe la reprobación).
Tampoco se realizan exámenes para calificar los conocimientos adquiridos. Además, si el menor termina primer grado sin saber leer y escribir, de todas formas pasa a segundo grado, ya que, según el MEP, allí completaría su proceso de lectoescritura. Primero y segundo son un solo bloque para el Ministerio.
A partir de este cambio, las estadísticas se invirtieron. Ahora, segundo es el grado en el que más escolares reprueban la primaria.
Por ejemplo, en el 2012, un 6,8% de los estudiantes de primer grado reprobó el curso y, en el 2013, un 4,8%. Esa cifra empezó a bajar a partir del año del cambio hasta llegar a un 0,8% en el 2017.
En contraposición, el porcentaje de reprobados en segundo grado subió a un 6% para el 2017, luego de ubicarse en un 3,7% en el 2012 y en un 2,7% en el 2013.
Es decir, los niveles de reprobación se trocaron entre estos dos niveles. La política del MEP trasladó el problema de reprobación de primer grado hacia uno mayor.
Porcentaje total de reprobados no bajó con el cambio
Adicionalmente, el cambio no redujo la cantidad de alumnos que reprueba en la etapa escolar. En el 2014, el porcentaje era de un 2,2% y, para el 2017, fue de un 2,3%, es decir, no hay una disminución significativa.
Esas cifras sí son más bajas si se comparan con las que se tenían en la primera década de este siglo, en los que el nivel de reprobación alcanzaba hasta un 6,9% de los alumnos matriculados. Sin embargo, la reducción se produjo mucho antes del cambio hecho en primer grado, pues de hecho empezó a reflejarse en el año 2008, cuando bajó de un 6,6% a un 2,5%.
La mayor parte de los reprobados
En 2017, de los 9.950 alumnos que tuvieron que repetir el año en algún nivel de la escuela, el 47% era de segundo grado y el 5,7% de primer grado, sin embargo, estos últimos corresponden únicamente a alumnos de escuelas privadas, pues, en las públicas, ya ninguno de este nivel se queda.
Un 16,3% corresponde a tercer grado, un 17,2% a cuarto y el restante 13,3% se distribuye entre quinto y sexto grado.
En el 2013, un año antes del cambio, se quedaron 11.100 alumnos de primaria, de los cuales el 35,2% era de primero el 18% de segundo.
¿Por qué la repitencia en primaria pasó a segundo?
Richard Navarro, asesor nacional de Español del Ministerio de Educación Pública (MEP), considera que la reprobación en primaria se concentra en segundo grado por la forma en que el docente ha asimilado los cambios en el programa.
“Con el cambio, el docente tiene que romper con los métodos tradicionales de enseñanza de la lectoescritura. Ahora el proceso de enseñar a leer y escribir va de la mano con la neurociencia y el desarrollo de la consciencia fonológica y muchos docentes no conocen cuál es el proceso y no han hecho una lectura exhaustiva del nuevo programa. De alguna manera, el mismo cambio hace replantear la labor del docente y podría incidir en los porcentajes de promoción en segundo año”, explicó Navarro.
María Alexandra Ulate, directora de Desarrollo Curricular del MEP, dice que también tiene que ver que en segundo, los niños se encuentran con las evaluaciones. Sin embargo, los niños todavía no han terminado de aprender a leer y escribir,
“El aprender a leer y escribir es un proceso natural donde el niño va a relacionar lo que el sabe con la letra y sonido. Por eso ese cambio hace que la repitencia sea segundo grado y no en primero. Los docentes, además, tenían años de trabajar con una metodología y enfoque, tal vez un 30% o 40% de los docentes se han podido haber apropiado de los nuevos programas, hay otro porcentaje que toca acompañar y otro que no va a variar su forma de enseñar porque así fueron formados”, dijo Ulate.
Explicó que aún están trabajando en capacitar a los docentes para que apliquen correctamente el nuevo programa que están impartiendo desde el 2014.
La investigadora del Estado de la Educación, Ana María Rodiño, va un poco más al fondo de por qué la repitencia se trasladó a segundo grado.
Ella considera que el MEP hizo bien con no reprobar a los alumnos en su primer año de primaria para no ser estigmatizados. Sin embargo, la Institución no atacó el problema de enseñanza de la lectoescritura que hay en el país.
“Daña mucho a los niños comenzar su ciclo escolar con un fracaso, pero eso no quiere decir que la maestra de primer grado se quede tranquila sin hacer esfuerzo por enseñar a leer y escribir. El riesgo es que las maestras de primero pudieran quedarse tranquilas y pasar a segundo grado el problema. Está fallando la metodología de la enseñanza, es responsabilidad del MEP investigar qué está pasando, también de las universidades. El MEP no mide la calidad de los docentes que contrata, solo ve los papeles”, manifestó Rodiño.
Hortensia Ortiz, directora de la escuela Enrique Pinto, considera que el hecho de que el alumno pase a segundo grado sin saber leer y escribir es el problema de que la repitencia sea mayor en ese nivel debido a que el estudiante tiene que contestar preguntas de exámenes, pero no las puede leer.
En la Escuela María Vargas, en Alajuela, para evitar el volumen de repitencia en segundo grado, hicieron uso de los servicios de apoyo para los alumnos que van atrasados en la lectoescritura. Esto significa que en las clases está la maestra atendiendo a todo el grupo y otra docente también, pero atendiendo exclusivamente a los niños con problemas.
“En segundo grado nosotros hacemos una caracterización de la población estudiantil. Tenemos los alumnos que salieron de primero con nivel alto, medio y bajo en la lectura y escritura. Trabajamos con esos tres grupos de manera independiente. Les damos atención individualizada por medio del servicio de apoyo. En general no tenemos un alto nivel de repitencia porque actuamos de manera preventiva”, dijo Rozana Quesada, directora de ese centro.
Reprobación
A partir del 2014, tras cambios hechos por el MEP en los programas, el mayor porcentaje de reprobados en primaria se dio en segundo grado.
FUENTE: MEP. || E.E. / LA NACIÓN.