A partir del 2018, para que un niño pueda ingresar a primer grado será obligatorio que antes haya cursado los dos años de educación preescolar: materno infantil y el ciclo de transición.
Sonia Marta Mora, ministra de Educación, confirmó que un acuerdo tomado el 15 de mayo por el Consejo Superior de Educación modificó el Reglamento de Matrícula y Traslado en el Sistema Educativo, con lo cual, el certificado de asistencia a preescolar será requisito para la matrícula en la escuela.
La obligatoriedad de la educación preescolar se consigna en la Constitución Política, pero será hasta el próximo año cuando se le dé pleno cumplimiento.
De acuerdo con la jerarca, también se redujeron en tres meses las edades mínimas con las que los niños pueden ingresar a los dos niveles de preescolar: ahora se podrán matricular en materno infantil a partir de los cuatro años, y en transición desde los cinco.
"¿Qué está detrás de esto? La universalización de la educación preescolar, que hoy, según las investigaciones internacionales, es un requisito de la educación de calidad (...). Se sabe que en la temprana infancia los procesos cerebrales en el niño y la niña son de tal magnitud en cuanto a capacidad de aprendizaje que al menos un buen año de educación preescolar hace la diferencia y garantiza mayor posibilidad de éxito en primaria y secundaria", dijo Mora.
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De acuerdo con la jerarca, durante lo que resta del año, el Ministerio de Educación Pública (MEP) hará divulgación para que los padres de familia se enteren de que sus hijos deben iniciar antes su formación.
Estarán exentos los papás que prueben que en el lugar en el que viven no hay oferta de educación preescolar.
Mora aclaró que en el 2018 habrá flexibilidad en el acatamiento de la medida, pues podría haber familias que no se enteren del cambio y lleguen a matricular a sus hijos directamente en primer grado.
Para Ana María Rodiño, investigadora independiente y colaboradora del Estado de la Educación, la modificación es necesaria y beneficiosa, pues significará que más niños tendrán mayores probabilidades de éxito en la escuela y el colegio.
"Investigaciones recientes y realizadas en distintos países del mundo demuestran que asistir a preescolar estimula el aprendizaje en todas las áreas: sensorial, motriz, afectiva, comunicativa, del lenguaje y cognitiva, que luego potencian el desarrollo y las capacidades de los niños", aseguró.
Según la investigadora, el beneficio será mayor entre los menores que provienen de familias de escasos recursos, pues los docentes podrían ayudar a nivelar el rezago en estimulación que suelen tener. En ese sentido, dijo Rodiño, la universalización del preescolar también es una política de equidad.
Ampliación de la cobertura
La ministra de Educación había dado la orden para que este año los directores regionales realizaran un mapeo de los menores que se encuentran excluidos de la formación preescolar. Tal información determinará los lugares que serán prioritarios para la asignación de plazas docentes.
En Turrialba, por ejemplo, se identificaron 85 menores en edad preescolar fuera de los centros educativos, detallo la directora regional María Isabel Martínez.
De acuerdo con la funcionaria, durante los primeros meses de este ciclo lectivo se consiguió matricular a 55 de ellos, algunos en instituciones del MEP y otros en centros de la Red de Cuido donde se dan clases de preescolar.
Para atender a los demás se están solicitando nuevas plazas docentes, adelantó Martínez.
En Sarapiquí, cantón de Heredia, en el sondeo se logró identificar que los menores no asistían a centros educativos por lejanía con las instituciones y falta de recursos para ir hasta ellos, o porque sus papás preferían que asistieran a guarderías estatales.
"Mediante un oficio solicitamos a un equipo interinstitucional de la primera infancia para hacer un mapeo casa por casa, para saber dónde estaban esas familias. Una vez que se hizo el mapeo y se determinó cuáles eran los chiquitos, el segundo proceso fue sensibilizar a sus familias sobre la importancia de que vayan a los centros educativos", explicó José Enrique Salas, director regional de Sarapiquí.