Durante un año, la población estudiantil del país, tanto de centros públicos como privados, ha estado sin el contacto acostumbrado con sus docentes y compañeros. Algunos, los que han tenido más posibilidades, los han visto en la pantalla de algún dispositivo a diario o por semana.
Otros, solo se han comunicado por mensajes de texto o llamadas y otros tantos apenas tienen contacto una vez al mes, cuando les envían trabajos y nueva materia, a través de las guías de trabajo en casa.
Lo cierto es que todos los alumnos, independientemente de su tipo de colegio, o nivel económico, llegarán en febrero a un centro educativo que no se verá igual al que dejaron el 16 de marzo anterior, cuando se suspendieron las clases presenciales por la pandemia. La dinámica será totalmente diferente a la que conocen.
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Ahora, en la entrada de las escuelas y colegios, habrá un lavamanos, en las aulas alcohol en gel, los pupitres estarán muy separados entre sí y las mascarillas serán fundamentales para la jornada educativa. Además, la interacción con sus compañeros no podrá ser la misma.
Los padres de familia pueden ayudar a sus hijos a enfrentarse a esta nueva realidad.
Roberto Rodríguez, especialista en psicología educativa, y quien colaboró con el Ministerio de Educación Pública en la estrategia Regresar, de retorno a la presencialidad, dijo que lo primero que debe hacer un padre, para preparar a sus hijos para el regreso a las clases presenciales, es contar con la información oficial del Gobierno, de Salud y de Educación, que autorizan el protocolo de regreso a clases, por considerarlo seguro, desde el punto de vista sanitario. Los familiares deben tener conocimiento de ese protocolo.
El Ministerio de Educación Pública (MEP) estableció en el protocolo que por ser una emergencia sanitaria, los padres deberán decidir si envían o no a sus hijos a clases presenciales o mantienen las virtuales.
El primer consejo que da Rodríguez es que, cuando el padre o madre tome la decisión; sea cual sea, la mantenga.
“Si usted decide enviarlo o no enviarlo a clases, evite estar cambiando la decisión, porque esto hace que su hijo o su hija se sienta insegura y ansiosa”, expresó Rodríguez, quién añadió que es necesario que los estudiantes regresen a las aulas ya que están experimentando estados depresivos, por la gran incertidumbre y los cambios en sus rutinas de vida y la falta de comunicación con sus pares.
Si al final decide enviar a clases a sus hijos, Rodríguez recomienda:
– Explíqueles el vocabulario que será muy común en adelante; palabras tales como “protocolo”, “presencialidad” y otras más.
– Explíqueles cómo será el horario que seguirán, durante la semana.
“Insista ante ellos sobre la importancia de seguir las instrucciones y protocolos; practique; haga simulacros con sus hijos acerca de cómo debe lavarse las manos, cómo usar mascarilla, cómo mantener el distanciamiento y otras instrucciones más que vendrán de los directores y docentes. Todo esto los hará sentirse más seguros”, detalló.
– Hable claramente del evento, de qué se espera de ellos, de qué pueden esperar de sus docentes y compañeros.
“Es muy importante, porque está dirigiéndose al nivel racional, que es una forma de trabajar y prevenir estados emocionales negativos, como la inseguridad y la ansiedad”, explicó.
– Sin restar importancia al evento y por supuesto a las medidas preventivas de seguridad sanitaria que deben seguir, trate de desviar la atención de sus hijos para que lo vean como una meta y un cambio positivo.
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– Controle al máximo posible su propio estado emocional. Es aceptable que usted, padre o madre de familia, esté un poco temerosa, insegura, pero evite que su hijo o su hija lo lea en su cara.
– En la medida de lo posible, converse con los docentes, para que se entere sobre todas las medidas que han tomado y usted les tenga confianza de que están en control y de que saben cómo responder en esta situación. Explíqueles cómo ve usted que se sienten sus hijos, para que ellos sepan cómo manejarlos.
– Si después de aplicar algunas de esas medidas, su hijo o su hija se muestra inseguro, porque lo dice o porque su conducta lo refleja, muéstrele su comprensión y hágale ver que acepta esa reacción porque es algo esperable; que igual, siempre lo quieren mucho y, en la medida de lo posible, hágale ve cómo otras veces, él o ella, superaron otros temores, enfrentaron situaciones en el pasado y superaron los miedos.
“Reaccionando así, los padres o madres le están ayudando a manejar su ansiedad y podrá pensar mejor. Sí aun así continúa ansioso, dele tiempo; no insista más y no lo presione para que vaya a clases. Es muy posible que cuando vea que sus compañeros asisten a clases, él o ella querrá hacerlo y se atreverá. El factor social aquí es muy importante”, destacó.