“Me he mantenido fiel a un versículo que ha sido mi inspiración en mi vida: ‘Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él allanará tus sendas’”.
Con este versículo del libro de los Proverbios, Arturo Chaves Cortés, de 17 años y vecino de San Joaquín de Flores, comenzó la mañana de este jueves su discurso como uno de los dos jóvenes que obtuvo la máxima calificación en el examen de admisión del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec).
“Una puntuación de 800 no es el resultado de una única persona, no se logra estudiando días previos. Puedo asegurar que mi 800 lleva años de compromiso y estudio, y está rotulado con muchos nombres adicionales al de Arturo Chaves Cortés. Reconozco en él, el nombre de mi madre, mi padre, mi ‘tita’, tías y primos (...) Lleva el nombre de cada profesor, que con sabiduría y paciencia han nutrido mi conocimiento”, expresó el estudiante del Colegio Científico de Alajuela.
Su madre, Evelyn Cortés, contó que el muchacho aprendió a leer a los tres años, y que desde entonces ha puesto su empeño en estudiar a diario y superarse.
Aunque su opción en el Tec es estudiar Ingeniería en Biotecnología y esto le llama la atención por sus aplicaciones en la salud y en la genética, siente que su vocación es la Medicina, por lo que muy posiblemente se decante por ese otro camino.
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Vocación forjada desde niño
Chaves sabe que en el camino las cosas pueden cambiar, pero se visualiza como neurocirujano. Sabe que la Medicina lo puede llevar por otros rumbos, pero no se ve cambiando de carrera, desde niño soñaba con ella.
“Yo veía un programa de NatGeo que se llama ‘Mordeduras Mortales’, ahí se veía cómo gente mordida por serpientes o tiburones llegaba a los servicios de Emergencias y yo pensaba ‘yo quiero ayudarles así a las personas’. La Neurocirugía sí vino después”, rememoró.
Preparación
Aunque Chaves dice que se ha preparado por mucho tiempo para este momento, sí hubo una dedicación especial este año.
“Al principio, uno piensa que la mate que uno recibe en el cole es como la del examen y no es así. Yo empecé desde principio de año con un libro, y ahí me encontré por primera vez con la lógica matemática y la lógica verbal. No es similar a lo que uno ve en el cole”, afirmó.
Aunque reconoce que los nervios lo acompañaron, recomienda confiar en lo estudiado y no correr en el examen, ir con calma y revisar. No aconseja comparar respuestas con otras personas, porque puede ser que sí tengan la correcta, pero al ver las de otros que no coincidan genere ansiedad.
“Mantener la calma en el examen es vital. Si uno se pone muy nervioso y paniquea, se bloquea y no es igual y no va a poder aprovechar todo lo que aprendió. Es normal y es humano estar nervioso, es un examen decisivo, pero cuando está ahí y uno sabe lo que estudió es confiar”, aconseja.
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Enterarse de ser el 800
La primera reacción al ver su resultado fue pensar que era un error del sistema. “Casi llamo al Tec para preguntar, pero después, preguntando con mis papás vimos que sí era así. La felicidad era muy grande, porque yo sabía que me había ido bien, pero no cuánto”.
La confirmación llegó un par de días después, cuando lo llamaron del Tecnológico para invitarlo al acto de premiación. En ese momento, él se encontraba en un laboratorio de Química, tenía el teléfono apagado por la concentración que necesita para realizar esas labores. De la institución llamaron a su mamá y ella les explicó. Horas después ya estaban hablando.
“Ahora que estoy aquí me siento feliz y agradecido con Dios. Estoy listo para seguir estudiando”, concluyó.
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