El 8 de febrero está cada vez más cerca en el calendario, pero la preparación para este primer día lectivo debe comenzar desde un par de semanas antes. Especialistas consultados por La Nación coinciden en que el volver a la rutina después de varias semanas de vacaciones implica un acomodo en la dinámica familiar, y para ello todos los miembros deben prepararse.
Según la psicóloga Mariana Peralta, para los niños y adolescentes el cambio es abrupto, porque vienen de levantarse tarde y no tener que preocuparse por horarios rígidos. Este cambio será mayor en el caso de quienes ingresan por primera vez al preescolar, escuela o colegio o que están cambiando de centro educativo, lo que podría disparar los niveles de estrés.
"Nosotros podemos ver a los chiquillos muy ilusionados, pero también hay muchas tensiones en el ambiente, entre más cosas nuevas deban enfrentar, mayor será el nivel de estrés. Por eso es bueno que conversen en familia acerca de todas esas expectativas que tienen los estudiantes. Escuchen a sus hijos", enfatizó la profesional.
LEA MÁS: 15 consejos para empezar bien el curso lectivo
Es por esto que recomiendan que los menores intenten levantarse (al menos durante unos días, no necesariamente toda la semana) a la misma hora en la que se levantarían para ir a la escuela, que desde ya armen un horario y que tengan un lugar para acomodar sus útiles.
El lugar donde estudiará y hará tareas debe ser un espacio amplio y bien iluminado, de ser posible lejos de distractores como televisores, radio y juguetes.
Además, si el niño fuera a cambiar de centro educativo, también es bueno que pueda realizar una visita días antes para conocer el lugar.
Por su parte, para los adultos de la casa, el estrés también está presente en varias vías. Por un lado, estas fechas implican una mayor inversión económica en libros y cuadernos y esto genera tensión. Por otro lado, también cambia la dinámica en cuanto a la hora en la que deben levantarse para dejar todo listo y la ruta que toman para llegar al trabajo.
Ante esto, advierte Peralta, hay un riesgo del que los adultos deben cuidarse: "No diga ¡qué pereza, ya entran las clases! Eso va a generar en los chicos más ansiedad de la cuenta, o van a comenzar a tener pereza cuando tal vez sí estén muy ilusionados".
La psicopedagoga Melissa Acosta puntualiza: "es válido que también usted hable de sus preocupaciones con sus hijos. Si, por ejemplo, usted tiene miedo de llegar tarde porque alguno de ellos demora mucho en arreglarse, dígalo y busquen entre todos una solución".
LEA MÁS: CCSS pide vigilar meriendas y seguridad en entrada a clases
Las especialistas consultadas coinciden en que hacer partícipes a los niños de esta preparación previa es clave para motivarlos: que ellos vayan a la compra de sus útiles y uniformes, que participen del acomodo de un rincón de estudio en su casa y que sientan que sus ideas son tomadas en cuenta.
Según la edad que tenga, el menor también pueden involucrarse en otras tareas como forrar libros y cuadernos o hacer cálculos de cuánto puede gastar en su preparación.
Con los adolescentes, la motivación también es importante, pero funciona de manera diferente.
"Para los adolescentes es muy importante su grupo de amigos, hay familias a las que les funciona muy bien decirle a los hijos que inviten a sus amigos para forrar cuadernos y libros en su casa, que hagan entre todos los horarios de actividades y comiencen a hacer grupos de estudio con miras a exámenes", indicó Acosta.
Durante los primeros días de clases también es importante que los menores sientan el acompañamiento de los padres.
"Hablar constantemente de lo que les está pasando en el colegio, escucharlos, ver si tienen problemas o si es necesario hablar con los profesores para que el menor pueda aprender bien", dijo Peralta.
El tener a mano el número de los papás o mamás de otros compañeros también puede ser de mucha utilidad, no solo para ver tareas, sino también para detectar algún tipo de comportamiento fuera de lugar por parte de los educadores.
LEA MÁS: Actitud de los adultos es fundamental durante entrada a clases
Por su salud
Aunque un chequeo médico no es obligatorio, las especialistas aseguran que una revisión médica general, así como exámenes de sangre, oído y vista son muy recomendables.
Por ejemplo, un examen de la vista no solo detecta si los menores ven con claridad o requieren de anteojos, sino que también permite estudiar otras dolencias asociadas con una vista cansada o mala visión, como dolor de cabeza o picazón en los ojos.
Una visita al pediatra también es recomendable, pues allí se ve si el menor tiene un desarrollo adecuado para su edad, se corrobora su peso y estatura y se revisa si tiene las vacunas al día.
También, es necesario respetar y mantener al día los tratamientos médicos de los estudiantes. Si algún medicamento debe administrarse en horario lectivo, los educadores deben estar al tanto, y custodiarlo durante el tiempo de clases.
A través de un comunicado de prensa, Esteban Vega, coordinador de Farmacia de la CCSS señaló que cada medicamento que se lleve al salón de clases debe contar con un mínimo de requisitos que deben ir por escrito.
- Ir en su envase original
- Llevar el nombre completo del menor
- Indicar la dosis por escrito
- La frecuencia y las horas en las que debe tomarse
- La duración del tratamiento
LEA MÁS: ¿Cómo organizar el tiempo de estudio de los hijos?
A la hora de comer
Los nutricionistas son enfáticos en una cosa: nada sustituye al desayuno y los pequeños deben, en el ideal de los casos, salir de su casa ya desayunados. Si esto no es así y deben tomar la primera comida en el centro educativo, ellos deben llegar con bastante tiempo para que coman tranquilos.
"El desayuno nos da energías para el resto del día, mejora la concentración y el rendimiento académico. Mi sugerencia es que mejor se levanten con buen tiempo y que lo primero que hagan en el día, antes de bañarse, sea comer", dijo la nutricionista Natalia Díaz.
Las meriendas tampoco puden faltar, y estas también tienen sus requisitos.
"Un paquete de galletas y un jugo de caja no es merienda. Busquemos una frutita, un yogur, un mini sándwich de jamón y queso o de atún", manifestó la profesional.
También es importante que los niños tengan comida disponible en casa cuando llegan del centro educativo, pues es muy probable que lleven mucho tiempo sin comer.
Finalmente, la nutricionista recalcó que estas medidas no solo deben mantenerse durante los primeros días, durante todo el curso lectivo se deben consumir las tres comidas principales (desayuno, almuerzo y cena) y tomar una merienda en la mañana y una en la tarde.
"El tamaño de las porciones debe ir de acuerdo con su edad, no le pongamos en la lonchera al hijo que tenemos en el kinder lo mismo que le ponemos al que está en cuarto grado", concluyó Díaz.