Los casos que han trascendido recientemente de agresiones a estudiantes por parte de compañeros causan alarma y evidencian la urgencia de atender el bullying en los centros educativos. Uno de los principales cuestionamientos en torno al tema es por qué hay niños o adolescentes que violentan psicológica o físicamente a sus pares.
Una respuesta posible es que quien daña ha sido dañado, sin embargo, no siempre es así. La psicóloga Ingrid Naranjo, miembro del Equipo Técnico de la Campaña Alto al Bullying del Colegio de Profesionales en Psicología, explicó que no necesariamente hay alguna situación de maltrato detrás de una persona menor de edad que agrede a sus compañeros en la escuela o en el colegio.
“A veces no. Las investigaciones costarricenses con base científica, empírica y con data costarricense, lamentablemente nos ponen frente una realidad dolorosa: la mayoría de chicos a los que se les han preguntado, incluso por la Universidad Nacional (UNA), han dicho: tenemos claro que podríamos ser las próximas víctimas. En otros casos, cuando se les pregunta por qué lo hacen, algunos dicen que ‘porque me da la gana’”, comentó Naranjo.
La especialista explicó que en algunos casos no encuentran una “psicopatía, ni un rasgo perverso” en quienes agreden, sino, que los menores lo hicieron parte de su día a día en la vida educativa.
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“Tal vez no están expuestos a situaciones de violencia en su barrio o en su casa, pero por alguna razón entendieron que estaba bonito hacerle daño al compañero y a la compañera. No tienen noción del acto de consecuencia”, señaló.
Naranjo mencionó el caso de aquellas personas que tienen personalidad con alguna alteración y que no sienten temor por los límites ni la autoridad; que son transgresores y no presentan dolor, culpa ni son empáticos con lo que sucede. “Hay dos extremos”, advirtió.
De acuerdo con la especialista, hace siete años, cuando iniciaron la campaña, lo primero que hicieron fue desmitificar creencias de que el bullying enseña habilidades para la vida, que es parte del crecimiento y del proceso adolescente.
A su vez, dijo, se derribaron estereotipos relacionados con que el bullying lo hacen niños y adolescentes que provienen de familias disfuncionales o inmersas en violencia y que es ejercido por personas menores de edad de ciertos estratos económicos.
“Todo esto lo tuvimos que desmitificar porque las investigaciones dan cuenta de las dos cosas: así como podemos encontrar una persona estudiante con o sin poder adquisitivo, con o sin violencia en su entorno que decida agredir a alguien, podemos encontrar a un chico que no cumple con esas características y decidió hacerlo. Esto se ve en el ejercicio clínico. Papás o mamás que dicen: ¿de dónde salen con esto?, que esos no son los valores de la casa. Al final son chicos y chicas que terminan con una demanda judicial”, aseveró.
Por ello, señala que sería sesgado atender el bullying partiendo de que las personas que lo hacen no tienen valores ni límites.
Además, explicó que no hay un perfil de las personas que son agredidas. Quien decide agredir simplemente lo elige. Esto lo explica para que se deje de estigmatizar a quienes lo sufren, pues sería estar diciendo que siempre son personas pasivas y que se aíslan.
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¿Cómo atender a niños y adolescentes que hacen bullying?
Para la especialista, es indispensable que tanto la persona que hace bullying como aquella que lo sufre reciban acompañamiento especializado para tener una buena reinserción al centro educativo.
En el caso de quienes han agredido, enfatiza en la importancia de que comprendan que todo acto tiene una consecuencia, pues considera que actualmente existe una sensación de impunidad luego de realizar actos de violencia tanto presenciales como virtuales.
“Si decidí, por gusto, agarrar a patadas a un compañero después de venir diciéndole que no servía, que era malo, de burlarme y luego elevarlo a un acto físico, tengo que aceptar que las consecuencias sobre ese acto pueden ir desde lo más básico, como una suspensión o una sanción académica disciplinar, hasta verme procesado por un delito. Si no se trata esto con esa vehemencia, el mensaje que les hemos venido entregando a los agresores y a las agresoras es que hay impunidad”, aseveró.
Naranjo hizo un llamado para que todas las autoridades educativas y actores sociales estén en la misma línea y no toleren el bullying.
“Hay que entender que cualquier chico o chica que se sale de su ámbito educativo y sigue la violencia con sus pares públicamente debe de ser sancionado. No debemos permitirlo, ni reírnos, ni sumarnos”, afirmó.