En enero de este año, las autoridades de educación acogieron una propuesta para declarar emergencia educativa por la pandemia.
De hecho, el Ministerio de Educación Pública (MEP) estudia un borrador para hacer tal declaración; la falta de educación presencial ha hecho que los alumnos reciban apenas la mitad de los contenidos que les correspondían.
Mariano Jabonero Blanco, secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), considera que, con o sin declaratoria, en marzo del año anterior, todos los países entraron en una emergencia educativa por el confinamiento que tuvo como consecuencia la suspensión de clases presenciales.
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La OEI es un organismo internacional con 23 países miembros (19 de ellos de América, entre ellos Costa Rica) que colabora con el fortalecimiento de las políticas públicas de los gobiernos, en educación, ciencia y cultura, a través de programas y proyectos.
Jabonero llegó a Costa Rica para participar en la Cumbre del Sistema de Integración Centroamérica (SICA) y de México que se realizó en el país a inicios de junio. Habló con La Nación y externó su preocupación por las consecuencias que trajo la pandemia para la educación.
Lea un extracto de la entrevista.
—¿Cuál es el estado actual general de la educación en iberoamérica por la pandemia?
—La describiría con una frase que no es mía si no del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, que ha catalogado la situación de la educación en pandemia como una catástrofe generacional.
“La pandemia impactó en tres áreas fundamentalmente: la salud, el más importante, ha acostado la vida de millones de personas; el segundo, el ámbito de la educación y, tercero, en cultura. A raíz de la pandemia 180 millones de niños, niñas y jóvenes quedaron confinados en sus hogares dejando de asistir a sus escuelas y a sus universidades. Eso, al principio, parecía algo que se podía compensar a través de la educación a distancia, pero se demostró que no porque una buena parte de la población no tiene acceso a sistemas digitales.
La media en la región es que el 50% de hogares no tienen conectividad y son las familias más empobrecidas. Esto va a suponer la pérdida de aprendizajes que, si no se reúnen mecanismos de compensación, la van a arrastrar toda su vida, va a ser una población menos cualificada”.
—¿Cuál es la propuesta de la OEI a los países para revertir las consecuencias en la educación por la pandemia?
—La propuesta de la OEI desde el primer día fue producir contenidos educativos digitales y de distribución gratuita, hemos creado cientos de contenidos, nos hemos puesto a disposición de los ministerios para que aquellos que tienen conectividad, que son una parte, tuvieran cómo compensar la ausencia de escolaridad.
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“Ahora, estamos en el retorno a la actividad presencial de forma regular, segura y sana. Los chicos tienen que volver al colegio, es muy importante para ellos y a veces eso no se entiende. La escuela es el lugar sano y seguro donde menos contagios se producen, muchos menos que en hogares y mucho menos que en los hogares precarios. Es importante evitar el abandono escolar, millones de chicos no van volver a la escuela y, quienes no van a volver, son aquellos a los que más les hace falta la escuela; los de familias más empobrecidas.
Estamos calculando que en total 17 millones de chicos no van a volver a la escuela, hay que evitar eso porque la escuela le va a ofrecer más para el futuro que estar en la calle. Cuando termine la pandemia, no podemos volver a ir al sistema educativo anterior; se debe apostar a una escuela del futuro más innovadora y una escuela que sea fundamentalmente combinada: híbrida, presencial y digital, pero digital para todos”.
—¿A qué deben apostar un país a regresar de lleno a la presencialidad o fortalecer la educación a distancia con más apoyos a los más vulnerables en el tema tecnológico?
—La educación presencial es imprescindible, sin ella no hay un desarrollo integral de la persona. La educación a distancia siempre ha existido, en el caso de Costa Rica hay un ejemplo claro que es la UNED (Universidad Estatal a Distancia) pero es para personas ya maduras. En las etapas de 0 hasta 18 años, la educación presencial es imprescindible, no se puede renunciar a ella.
“La reacción de los gobiernos fue muy rápida y creo que lo hicieron bien, volver a la presencialidad también con la oferta de la educación a distancia, ofrece una ventaja de oportunidad maravillosa”.
—¿Qué sabe de la educación en Costa Rica en general y sobre cómo ha manejado la educación en la pandemia?
—Creo que ha sido un Ministerio de Educación que tiene un manejo de la pandemia prudente y proactivo. Puedo decir, incluso, que lo he citado como referencia en otros países de la región.
“En Costa Rica se dio una modificación del calendario escolar en Costa Rica, que es la primera modificación que se hizo en 200 años, es un hecho histórico: nunca se había modificado el calendario y la pandemia lo ha hecho modificar. Lo que ha hecho el MEP ha sido promover un retorno progresivo a las clases, ahora mismo hay un período de vacaciones por una cuestión coyuntural, y yo, lo que puedo decir, es que ha sido uno de los ministerios qué en la región ha ido planificando el retorno a clases de forma ordenada y progresiva.
Nosotros atendemos 23 países, 19 de América, tres de Europa y uno africano. En el caso de América Latina, el 70% de los países han vuelto a la actividad presencial, gradual, segura y combinada y solamente queda un 30% que siguen en educación a distancia. Lo que no puede ocurrir es que hemos sido la región del mundo que más días ha perdido de clases, lo cual es un elemento de incidencia negativa”
—En comparación con los otros países cómo se ubica Costa Rica.
—Costa Rica ha mantenido una gestión educativa correcta, tiene una atención educativa con una cobertura del 100%, prácticamente. Ha habido una reforma curricular que ha sido interesante, que ha aportado calidad de la educación y, en este momento, están trabajando con todo un proceso de ingreso a la función docente, que creo que es una apuesta muy importante porque la calidad del sistema educativo depende de la calidad de sus docentes.
“Costa Rica, además, tiene una particularidad junto con tres países de América, que es miembro de la Ocde (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos), lo que significa mucho porque es un organismo de referencia mundial, es el organismo que tiene, en este momento, mayor capacidad de regulación en la economía, el desarrollo, el crecimiento, la educación y los sistemas de evaluación de la competencias. El famoso informe PISA (Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes) es un informe que es referente mundial. Costa Rica es de los países de la OCDE que empieza a estar en las grandes ligas, con lo cual, el nivel de exigencia va a ser mayor”.
—En este momento, en Costa Rica las clases están suspendidas del todo durante mes y medio para avanzar en la vacunación docente ¿Considera esa una buena medida?
—Es fundamental porque con ello se asegura que la escuela sea un lugar sano, realmente, para el docente y para el alumno. Los contagios han sido, principalmente, entre adultos, los contagios entre niños han sido mínimos.
“Hay un solo país en el mundo que no cerró nunca la escuela, que no hubo nunca confinamiento, que fue Suecia y el nivel de contagios en las escuelas, creo recordar, fue el 0,05%. Creo que (la vacunación) es buena para el docente, para la escuela y es muy bueno para recobrar es normalidad de la actividad presencial”
—Hay una propuesta en Costa Rica para declarar emergencia educativa por la pandemia, ¿deben los países declarar emergencia?
—Es una decisión que depende de cada país, algunos lo han hecho otro no. Yo creo que, de todas formas, con o sin declaración, hay una emergencia la declaración. Todos los países han vivido en emergencia educativa, el día 12 del 2020, Costa Rica y todos los países entraron en una emergencia educativa. La emergencia educativa fue que 180 millones de niños, niñas y adolescentes se quedaron en su casa, no pudieron acceder a educación presencial como era deseable y así han estado meses.
—¿Qué ocurre con la educación superior en la pandemia?
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(La pandemia) supone una oportunidad real de transformación en el crecimiento de la educación superior a distancia. Del 2010 al 2018 creció en América un 86%; durante la pandemia, creemos que esa cifra se ha multiplicado, hay una oferta de educación a distancia que se ha disparado por completo por efecto de la pandemia, eso que supone una transformación radical.
“Existe una preocupación porque la oferta de educación a distancia sea de calidad. En la OEI tenemos disponible un sello de calidad para certificar qué oferta de educación a distancia reúne calidad y qué oferta no la reúne. La educación presencial debe continuar pero, conjuntamente, con la educación a distancia. Si ha crecido la demanda, es porque el ciudadano lo ha querido es así de sencillo ahora darle calidad.
En América Latina tenemos un problema grave y es que es la única región del mundo, junto con el África subsahariana, en el cual la productividad decrece, sistemáticamente, desde el año 1960. Somos una región del mundo que es poco productiva, vivimos en una economía globalizada, la educación superior tiene que ir directamente con esa mejora en la productividad. Tiene que ser una educación más pertinente, que capacite en aquellas cosas que tiene que ver más con la economía real de la región, no todo el mundo en América Latina debería ser abogado o administrador de empresas, hacen falta ingenieros, tecnólogos, investigadores. La educación superior cada día tiene que acercarse más a lo que son las demandas reales.