Cerca del 50% de los costarricenses de entre 25 y 34 años no han logrado completar la secundaria y abrirse las puertas para la educación superior. Aún más: de los 38 países miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el nuestro es en donde más hay personas cuya educación es inferior a la secundaria superior.
En otras palabras, la última etapa aprobada por esa población habría sido el noveno año. Ellos desertaron mientras se encontraban en cuarto, quinto o, en el caso de colegios técnicos, sexto año y no finalizaron estos estudios.
Esta es una de las conclusiones del informe Estudios Económicos de la OCDE: Costa Rica 2023, que dedica un capítulo a Educación. El documento fue presentado la tarde de este 6 de febrero.
“Costa Rica ha logrado una asistencia casi universal en la educación primaria, pero todavía hay demasiados jóvenes costarricenses que no completan la educación secundaria”, cita el documento.
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Lo preocupante, de acuerdo con lo expuesto por la OCDE, es que esto reduce las probabilidades de que tengan estas personas a futuro.
El reporte señala que antes de la pandemia, si un joven comenzaba el colegio tenía 66% de probabilidades de concluir noveno año, pero las probabilidades de concluir la secundaria se reducían al 59%.
“Es posible que muchos de los indicadores se hayan empeorado con la pandemia”, admitió Mathias Cormann, secretario general de la OCDE, al presentar las conclusiones.
Para Pablo Chaverri Chaves, investigador del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (INEINA) del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide-UNA), lo que la OCDE expone no es nuevo.
“Nuestro sistema educativo venía en crisis desde antes de la pandemia, tiene bajo rendimiento y hace una década las pruebas PISA nos lo dicen. Hay enorme desigualdad según donde se viva y, aunque las personas terminen un determinado nivel, no podemos concluir que ya saben leer y escribir”, afirmó.
El reporte también apunta a que la repitencia y la exclusión educativa siguen siendo considerables y afectan a los más vulnerables de manera desproporcionada. Esto reduce su probabilidad de encontrar un trabajo formal y perpetúa las desigualdades sociales y económicas.
“Completar la educación secundaria superior se está convirtiendo en un requisito indispensable para encontrar trabajo en Costa Rica”, advirtió el documento.
El informe fue enfático en que mejorar la calidad en los primeros niveles de educación y reducir la exclusión en secundaria son requisitos fundamentales para elevar la demanda de educación superior y la igualdad de oportunidades.
Por eso, señaló, es necesario brindar más apoyo académico y económico a los estudiantes de primaria y secundaria con bajo rendimiento.
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Rezago
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El informe señala que abandonar el colegio cierra las puertas a estudiar en universidades, colegios universitarios e instituciones parauniversitarias, también llamada educación terciaria.
“La exclusión educativa y los malos resultados del aprendizaje impiden que muchos jóvenes costarricenses accedan a estudios de educación terciaria, y el número de graduados en educación terciaria se ha estancado en los últimos años”, dijo.
Como resaltó Cormann “esto deja a muchos costarricenses sin oportunidad de tener un empleo de calidad”.
El texto es claro en que para aumentar la proporción de jóvenes con educación terciaria, los esfuerzos deben centrarse en ampliar el acceso para los estudiantes que provienen de entornos más vulnerables.
Estos muchachos “hoy por hoy, tienen menos probabilidades de completar la educación secundaria superior, tienden a tener una preparación más deficiente para la educación terciaria, o carecen de recursos financieros para realizar estudios terciarios”.
Chaverri coincidió: “Antes de la pandemia, sabíamos que más del 60% de nuestros niños no saben comprender un texto sencillo antes de graduarse de secundaria”.
Dentro de las causas del rezago, la OCDE no solo apuntó la pandemia, también hizo énfasis a las huelgas de años anteriores que comprometieron las lecciones en instituciones públicas.
“La huelga de docentes de 2018 para protestar contra la reforma fiscal, y de 2019, para protestar contra un proyecto de ley destinado a limitar el derecho a la huelga, provocó alrededor de cuatro meses de clases perdidas de forma acumulada”.
Chaverri puso énfasis en algo que también apuntó la OCDE: La deserción antes de terminar el colegio es hija de carencias desde los primeros niveles de la escuela e incluso desde preescolar. Si hay carencias desde antes no se tendrá buen rendimiento en secundaria.
“Lo que más predice que la gente llegue al cierre de la secundaria con buen rendimiento son los primeros niveles de educación, cuanto más temprano, mejor. Tenemos cobertura total en primaria, pero no en preescolar y los niveles de mayor impacto en el tiempo son los más tempranos”, advirtió el investigador.
Oportunidades perdidas
La OCDE señaló que Costa Rica es uno de los países miembros con más porcentaje del PIB destinado a la educación (el segundo, solo por debajo de Noruega). Sin embargo, destinar un 6,5% no necesariamente se traduce en mejores resultados.
“Dada la situación fiscal compleja, mejorar la eficiencia y el impacto de esta inversión pública en educación es algo esencial para poder apoyar el crecimiento y la equidad para que los costarricenses puedan competir por empleos de mayor calidad”, dijo Cormann en su presentación.
Esta situación también lleva a que haya plazas que los empleadores no logran llenar.
“Las empresas se esfuerzan por encontrar técnicos altamente calificados y graduados de educación terciaria, especialmente en campos científicos, lo que deja muchos puestos de trabajo formales vacantes”, subraya la OCDE.
El documento da ejemplos también. Uno de ellos es que en el sector de servicios, una de cada tres ofertas de trabajo es para técnicos y una de cada cuatro para profesionales con educación terciaria.
Otro ejemplo está en el sector industrial, alrededor de una tercera parte de las empresas indican que los técnicos son los trabajadores más difíciles de contratar.
Otro reto está en las áreas fuera de la Gran Área Metropolitana (GAM): “La falta de talento en regiones fuera de la GAM limita su posibilidad de atraer inversión extranjera directa (IED)”.
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¿Qué recomiendan?
La OCDE hace una serie de recomendaciones para reforzar la educación desde preescolar, de manera que se afiance el proceso hasta que los jóvenes concluyan el colegio y busquen tener estudios superiores.
Para el organismo es muy importante comenzar desde la primera infancia. El informe destaca positivamente que Costa Rica ha aumentado de forma notable el acceso a la educación preescolar para niños de cuatro años al hacerla obligatoria para ingresar a la escuela.
No obstante, en el grupo de 0 a 3 años, la tasa de matrícula es muy baja (por debajo del 3%, el promedio de la OCDE es de 36,1%). En esta etapa la educación es impartida casi en su totalidad por instituciones privadas.
Se pide hacer más para que la primera infancia en condición de vulnerabilidad y pobreza tenga acceso a educación.
Además, Costa Rica podría proporcionar a los estudiantes con pérdidas educativas acumuladas el apoyo necesario a través de programas de recuperación. Una forma es ofrecer apoyo pedagógico adicional o especializado, ya sea por medio de asistentes de enseñanza y mentores. También se habla de la posibilidad de que en los casos que lo ameriten haya ampliación del horario de clases, organización de programas en días feriados y tutorías después de clases.
Otro punto que se recomienda es buscar que, en los niveles de más deserción (sétimo y décimo año) se hagan grupos más pequeños en las aulas, para que los docentes puedan concentrarse en menos alumnos y darles más.
La capacitación del personal docente también llevaría a una mejor forma de atender a la población de todas las edades.
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Colaboró con esta información el periodista Juan Fernando Lara