Isabel, Victoria y Catalina Moya Porras nunca se han separado en sus 16 años de vida. Comparten actividades, duermen en el mismo cuarto y estudian juntas. Los exámenes, las tareas y otros trabajos siempre son pensados en conjunto.
Sin embargo, en unos meses las cosas van a cambiar para estas alajuelenses, porque cada una comenzará una aventura por su bachillerato internacional en países de continentes diferentes.
Victoria se quedará en Costa Rica, Isabel viajará a Alemania y Catalina, a Tanzania. Ellas comenzarán a estudiar en los Colegios del Mundo Unido (UWC, por sus siglas en inglés) donde estarán dos años. Las tres recibieron una beca.
Cada centro educativo es un internado en el que conviven con jóvenes de muchas naciones. Por ejemplo, Costa Rica es la única sede en América Latina y Caribe, y acoge a jóvenes de 70 nacionalidades.
Aunque están emocionadas, también las invade la inquietud de separarse. Cuando conocieron los destinos, lo primero que hicieron fue buscar los husos horarios para calcular cuál será la mejor hora para comunicarse.
Llevar su esencia a cada lugar
Aunque físicamente son muy parecidas, tienen personalidades y planes distintos. Cada una brillará con un sello propio.
“Sé que uno de los campos del cole está a los pies en Kilimanjaro, me encantaría conocer ahí, pero también conocer el día a día, en todos los países se vive diferente, sé que puedo aprender de cómo viven las personas allá”, afirmó Catalina.
Ella no está segura de qué carrera seguirá al terminar el colegio, pero sí tiene claro que desea seguir estudiando en el extranjero. Es consciente de que el bachillerato internacional y su experiencia en Tanzania podrían abrirle muchas puertas.
Isabel ya prepara su estancia en Alemania. Confesó que al inicio le preocupó el idioma, ya que, aunque sus clases serán en inglés, el alemán puede ser necesario.
“He aprendido un poquito, las palabras básicas. Me ilusiona aprender más del idioma y también quiero empaparme de la cultura y reforzar mis conocimientos sobre el planeta”, manifestó.
Después del colegio tiene dos opciones, afines a su pasión por la salud y la educación. La primera es Psicopedagogía y la segunda, Ingeniería en Biomedicina.
Victoria, quien se queda en Costa Rica, sabe que su vida será muy diferente. Ya no estará en Alajuela con sus papás y su hermano; se mudará a la sede del Colegio; pero sabe que ser local puede ser de mucha ayuda.
“Es una experiencia para conocer otras realidades. Puedo apoyar a las personas internacionales que vienen. Y también sé que tendré una gran oportunidad académica”, expresó.
Al terminar la secundaria, dijo, quiere incidir en política internacional, por lo que se decanta entre Relaciones Internacionales o Derecho con un enfoque hacia el derecho internacional público.
“Quisiera hacer un cambio. Si uno quiere arreglar el mundo, uno tiene que moverse para cambiarlo”, declaró.
El proceso
El proceso para esta selección tomó varios meses. Victoria contó que la primera etapa fue un formulario con sus datos, escribir tres ensayos y mandar un video en el que cada estudiante hablaba de sí mismo. Después tuvieron que pasar un examen de materias como Ciencias, Inglés, Estudios Sociales.
Posteriormente, fueron entrevistadas y, finalmente, un campamento en el que convivieron con otros aspirantes y con alumnos del colegio en Costa Rica.
Ellas no tenían posibilidad de escoger hacia cuál país irían, aunque sí les preguntaron si no tendrían problema para ingresar a cualquier sede.
Según su mamá, Silvia Porras, también se consideraba cuál colegio tenía becas disponibles, así como las habilidades de cada aspirante y dónde podrían potenciarse mejor.
La mamá afirmó que esto ha sido un esfuerzo familiar e individual.
Para dar la noticia, el colegio se salió del guion. Normalmente, a cada estudiante se le cita a una reunión por videollamada, con la idea de que otros candidatos no se enteren, pero ¿cómo lograr eso si ellas viven en la misma casa? Se les pidió que estuvieran en lugares separados de la casa, para que no pudieran escuchar lo que le decían a la otra. Victoria e Isabel fueron las primeras en ser llamadas, la primera tendría la cita media hora antes que la otra.
La noticia se dio de forma diferente, a Victoria se la dieron los estudiantes del colegio de Costa Rica, a Isabel le pusieron un video del colegio.
Los papás debían estar presentes en los tres momentos. Entonces, cuando terminó la cita de Victoria, los funcionarios del colegio decidieron romper protocolo y no hacer otra videollamada, le pidieron a Victoria retirarse y llamar a su hermana.
Para ese entonces, Catalina no había tenido noticias. Al día siguiente la llamaron, pero ella no estaba con sus padres; la mamá estaba en teletrabajo, su papá en la oficina y ella en otra casa. Entonces se les concedió una videollamada desde diferentes lugares.
Ninguna de ellas conoce todavía la nacionalidad de sus compañeros de clase, pero están seguras de que aprenderán mucho al compartir con gente de culturas diferentes.