Desde 1981, hace 39 años, una fórmula impone cómo la UCR, UNA, Tec y UNED se reparten el Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), que en el 2021 será de ¢490.114 millones.
La Universidad de Costa Rica se lleva el 59%; la Universidad Nacional, el 23,5%; el Instituto Tecnológico, el 11,5% y la Universidad Estatal a Distancia, 6%.
Desde hace varios años, tanto el Tec como la UNED reclaman revisar esa distribución del pastel y, hasta ahora lo lograron.
El Consejo Nacional de Rectores (Conare) acordó comenzar a negociar, en enero, cambios a esa fórmula, confirmó a La Nación Luis Paulino Méndez, rector del Tec y presidente de Conare.
El objetivo, de acuerdo con el jerarca académico, es consensuar nuevos criterios de asignación de recursos a las universidades públicas, para crear más cupos y potenciar carreras profesionales con mayor demanda en el mercado de trabajo.
“Tenemos que valorar cuántos (profesionales) ocupamos en Ciencias Sociales, Filosofía y Derecho... cuántos en Medicina y cuántos en Ingeniería. De eso va a depender el modelo de desarrollo que el país tiene que defender, tiene que ser un modelo integral, no puede estar desbalanceado.
“Esos indicadores son los que nos tienen que ayudar a tomar la decisión si, a la Universidad Técnica Nacional (UTN) y al Tec, que, por ejemplo, atienden muchas carreras de Ingeniería, les corresponde más o menos FEES. De igual manera, al ser una bolsa común, si a algunas áreas se les da más recursos, a otras habrá que disminuirles”, afirmó Méndez.
La UTN actualmente, aunque pertenece a Conare, no está incorporada al FEES, sino que recibe una partida del Ministerio de Educación.
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La fórmula que se usa para distribuir el FEES entre las otras cuatro universidades data de 1981. Con una reforma al artículo 85 de la Constitución Política se estableció un transitorio donde se fijaron los porcentajes que se repartirían los centros de estudio, con la UCR y su 59% a la cabeza.
Pese a que el transitorio decía que ese pastel se aplicaría solo para el quinquenio 1981-1985, continuó hasta ahora, con mínimos ajustes.
Acuerdo entre rectores
El consenso para revisar ese obsoleto modelo de distribución de recursos nació en el seno de Conare. Los rectores de las cinco casas de enseñanza firmaron ese compromiso.
“Con la entrada en vigencia del Plan Nacional de la Educación Superior Universitaria Estatal (Planes) 2021-2025 se conformará un equipo de trabajo para analizar y proponer escenarios de distribución del FEES entre las instituciones que conforman el Conare, con fundamentos en los indicadores del Planes y otros que se consideren pertinentes”, señala el acuerdo.
Ese enunciado aparece entre una serie de acuerdos de la sesión 39-2020, celebrada el 8 de setiembre pasado.
Participaron en dicha reunión ordinaria los rectores Luis Paulino Méndez, del Tec; Emmanuel González, de la UTN; Rodrigo Arias, de la UNED; Francisco González, de la UNA; así como el rector saliente de la UCR, Carlos Araya.
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Los rectores Luis Paulino Méndez, del Tec, y Rodrigo Arias, de la UNED, libraron un pulso con sus pares desde hacía más de un año, en un intento por reformar los porcentajes de distribución de los recursos.
“Un tema que hemos venido conversando en Conare es el alineamiento de la oferta académica (...) cómo revisarla y alinearla con lo que requiere el sector socioproductivo.
“Esto significa que probablemente haya que subir el número de cupos en carreras STEM, por los menos Ingeniería, que sí nos interesa muchísimo, pero habrá que reducirlo en otras. Dado que tenemos recursos limitados no podemos crecer en Ingeniería y crecer en otras áreas disciplinarias”, afirmó el presidente de Conare.
Finalmente, Méndez y Arias lograron el apoyo del nuevo rector de la UNA, Francisco González, electo en junio como sucesor de Alberto Salom.
Lo mismo ocurrió con el rector de transición de la UCR, Carlos Araya, quien está al mando desde que Henning Jensen se acogió a su jubilación anticipada.
Emmanuel González, de la UTN, sucesor de Marcelo Prieto —hoy ministro de la Presidencia— también estuvo a favor de estudiar un nuevo modelo presupuestario.
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‘Es un tema impostergable’
La Nación intentó conocer la posición de cada autoridad académica, así como del rector electo de la UCR, Gustavo Gutiérrez, sin embargo al cierre de edición solo contestó el jerarca de la UTN.
“Es un tema impostergable. Lo hemos denominado así los señores rectores. Es un tema que requiere un análisis, no es fácil, no es sencillo porque el FEES tiene muchísimos años de distribuirse de la forma en que se hace. Lo importante es que hay un consenso para hacer análisis”, afirmó.
En ese posible nuevo escenario, advirtió González, las universidades públicas deberán funcionar como un “sistema unificado”, con el fin de asegurar su sostenibilidad financiera y operativa.
Mencionó, por ejemplo, que las casas de enseñanza tendrán que ingeniárselas para compartir aulas, laboratorios e inclusive profesores. Con esa lógica, señaló que en Alajuela, ya funciona una intersede donde operan todas las universidades estatales.
“El gran paso es vernos como un sistema de unidad, no podemos estar fraccionados (...) Cuando usted ya tiene montado un presupuesto, en el caso de la UCR, con más de un 56% de los fondos del FEES, diay no es fácil de un día a otro reestructurarlo”, afirmó el rector de la UTN.
Carreras en Ciencia y Tecnología
Una de las principales justificaciones para renegociar la distribución del FEES, es la falta de oferta académica en carreras STEM (acrónimo en inglés para Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), que hoy generan la mayor parte de las nuevas oportunidades laborales en el mundo.
De acuerdo con estudios elaborados por el Programa Estado de la Nación (PEN), apenas el 15% de las carreras universitarias ofrecidas en el país pertenecen a estas ramas, en momentos en que el mercado de trabajo avanza hacia la cuarta revolución industrial.
Big Data, Ingeniería Eléctrica, Ciberseguridad, Estadística, Inteligencia Artificial, Mecatrónica, Animación Digital, Ingeniería en Informática, Biomecánica. Estas son algunas de las carreras y especialidades que más urgen las empresas radicadas en el país, pero también son las que menos se ofrecen en las universidades costarricenses, públicas y privadas.
El Instituto Tecnológico Costarricense y la Universidad Técnica Nacional son, precisamente, las que concentran esas ofertas educativas.
“Un 15% de la oferta educativa en áreas STEM para pegarnos en la economía 4.0, eso no alcanza (...) Además, tenemos un reto mayúsculo de aumentar la cobertura y la calidad del sistema universitario del país, que es una tarea muy defícil en un momento de debilidad en nuestra economía, con la situación fiscal que tenemos”, afirmó Marcela Román, investigadora del Estado de la Nación.
Los empresarios reunidos en la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep) también demandan al Estado la elaboración de estudios, con el fin de determinar cuáles son las profesiones que se necesitan en el mediano plazo para hacer más atractivo el capital humano costarricense.
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“Los estudios de prospección de demanda para el sector productivo son importantísimos, realmente estamos carentes de estos estudios.
“Creo que hacer cualquier prospección en estos momentos es bien difícil porque no sabremos qué habrá ahí adelante, pero sinceramente, viendo la inserción en la revolución 4.0, lo que requerimos no solo es ver las necesidades de hoy sino también de un futuro próximo”, afirmó William Rodriguez, coordinador de la Comisión de Formación y Capacitación de Uccaep.
Los empleadores también urgieron sobre la recapacitación de profesionales en estas y otras disciplinas, dado a la constante evolución de los mercados.
Luis Paulino Méndez, Marcela Román y William Rodríguez participaron, este martes, en el foro organizado por La Nación llamado ¿Qué profesionales necesita el mercado laboral en la nueva normalidad?
En ese espacio, los tres panelistas coincidieron en la necesidad de realizar estudios integrales de prospección de demanda laboral, para identificar nuevas oportunidades de inversión.
“Lo hemos venido diciendo desde hace años. Diseñar oferta académica sin un sistema robusto de estimaciones de prospección laboral es navegar sin rumbo.
“Se diseña, un poco a ciegas, sin una política nacional de educación que de una orientación general de la estrategia productiva de largo plazo y sin una medición continua y robusta de prospección laboral pues instituciones académicas van haciendo lo que pueden”, afirmó Román.