Las serias deficiencias en Matemáticas que arrastran los estudiantes que salen de colegio quedaron nuevamente evidenciadas en los resultados del examen diagnóstico realizado por la Universidad de Costa Rica (UCR) a 2.634 estudiantes de primer ingreso. La realidad es que los alumnos llegan a la educación superior con los conocimientos matemáticos correspondientes a octavo y noveno año de colegio.
Esta es la contundente conclusión de Javier Trejos Zelaya, director de la Escuela de Matemáticas de la UCR, al observar que solamente un 6,72% de los estudiantes aprobaron la prueba de Diagnóstico de los Aprendizajes en Matemática (DiMa), la cual se realizó en febrero. Esto quiere decir que, de los 2.634 estudiantes, únicamente 177 obtuvieron una calificación superior a 7.
La prueba DiMa, que es optativa, evalúa si los jóvenes cuentan con las bases necesarias para enfrentar los cursos de precálculo y cálculo. Las personas que la ganan aprueban automáticamente el curso de precálculo (el cual incluye contenidos de secundaria).
Lo más alarmante, dice el catedrático, es que un 72,63% de los estudiantes (1.913 alumnos) obtuvieron una nota menor a 4 sobre 10. “Los resultados fueron muy malos”, afirmó. Esto a pesar de que hubo una leve mejoría con respecto a los dos años anteriores. “El año 2023 solamente 5% aprobaron y el antepasado (2022) solamente el 4%. Ahora subió a 6,72%. Repuntó un poquito”, explicó.
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Este pequeño avance, según Trejos, se relaciona con el hecho de que las personas que hicieron el examen este año recibieron clases presenciales durante una parte del 2022 y todo el 2023.
“Los que hicieron el examen en el 2023 habían recibido parcialmente clases presenciales en el 2022. En el 2022, cuando solamente 4% aprobaron, los estudiantes venían de dos años seguidos de clases virtuales, del famoso apagón educativo que menciona el Programa del Estado de la Nación. Esto no trata solo de la pandemia, pero la pandemia agravó las cosas”, detalló.
Para el matemático, los estudiantes enfrentan dificultades cuando ingresan a la universidad o van directamente al mercado laboral. Es en ese momento cuando queda demostrado que no cuentan con el nivel educativo que correspondería a un bachillerato en Educación Media.
“(...) Lo que se ve reflejado en el examen de diagnóstico es que el nivel de la gente que ganó bachillerato (secundaria) es de aproximadamente entre octavo o noveno año de secundaria. Hay unos dos años y medio en Matemática que no tienen. Uno lo puede ver con las destrezas que no tienen. No saben factorizar, no saben los conceptos de funciones...”, lamentó.
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Según el experto, además de mostrar las carencias y debilidades en álgebra, funciones, regla de tres, proporciones, estadística y otros contenidos incluidos en los programas del Ministerio de Educación Pública (MEP), los resultados del DiMa permiten ver que los docentes de secundaria en ejercicio requieren capacitación.
“Nos preocupa el nivel matemático de esos docentes. Por el resultado del DiMa, interpretamos que hay un problema en el nivel matemático de los docentes. Nos parece que una capacitación al docente en ejercicio no estaría mal. Lo propusimos al MEP en 2022. Esperamos que esa propuesta sea acogida”, dijo.
Otro hallazgo importante es que no hay una diferencia significativa entre los resultados obtenidos por estudiantes provenientes de colegios privados y públicos. Trejos comentó que este año esperaban que el doble de alumnos realizaran la prueba; sin embargo, muchos prefirieron tomar el curso de precálculo (conocido como MA-0001) directamente.
Para conocer la posición del MEP frente a los resultados, La Nación solicitó una entrevista con la persona encargada de coordinación de Matemáticas, sin embargo, al cierre de edición no se había obtenido respuesta.
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‘La prueba DiMa es un instrumento para la UCR’
Ángel Ruiz Zúñiga, catedrático retirado de la UCR y experto internacional en la educación de las Matemáticas, afirma tener dudas sobre la conveniencia de aplicar la prueba DiMa a los estudiantes de primer ingreso. Para él, este examen evalúa temas que no están en los programas de estudio de los colegios.
“La prueba DiMa es instrumento para la UCR; pero no necesariamente un instrumento que permite valorar todo lo que está pasando en secundaria (...). Aparte de esto, que no se pueden sacar esas extrapolaciones tan fácilmente: la prueba DiMa tiene otras funcionalidades”, comentó Ruiz, quien fue el director de la comisión de los programas de Matemática que fueron aprobados en el MEP en el 2012.
Ruiz afirma que en la actualidad es muy difícil asegurar cuál es el nivel de habilidades, competencias y conocimientos en Matemáticas de los estudiantes de secundaria y de los egresados recientes porque no existe información, ya que el Ministerio de Educación Pública (MEP) no ha hecho públicos los datos de las pruebas nacionales estandarizadas que realizaron los alumnos de undécimo y duodécimo año en noviembre pasado.
“Pasamos por un periodo de apagón educativo de cuatro años, una crisis mayor y profunda en la historia de la educación costarricense. Después de eso vienen dos años de acciones y sus resultados no los conocemos”, fustigó el matemático. En su criterio, el pronóstico que se puede tener es que la situación está muy mal. No se atreve a decir que los estudiantes tienen habilidades y conocimientos de octavo o noveno año, pero sí asevera que la situación es compleja.
“Sé que estamos generando estudiantes de secundaria y egresados con muchas debilidades en general, y en Matemáticas en particular”, apuntó.
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En la misma línea, Isabel Román Vega, coordinadora del Informe del Estado de la Educación, recalcó que lo que miden las pruebas DiMa no está necesariamente emparejado con los programas de estudios del MEP. Sin embargo, independientemente de ello, comentó que los bajos resultados en la prueba diagnóstica de Matemáticas son un indicador de la crisis de aprendizaje que se experimenta en el país.
“Recordemos que la crisis de aprendizajes implicó un recorte fuerte de aprendizajes tanto de Español como de Matemáticas. Todo el tema de estadística y probabilidad prácticamente fue anulado durante la pandemia. Se dejó esa parte del plan de estudio y esto es muy importante. Estadística y probabilidad es, quizá, una de las áreas más importantes para que los estudiantes puedan resolver problemas”, enfatizó Román.
Para la investigadora, los programas de estudio de secundaria apuntan bien a las competencias que se requieren en el siglo XXI. No obstante, señala que el gran problema está en la aplicación de los mismos pues han experimentado interrupciones: además del apagón educativo, las lecciones que se pierden en el día a día.
“Ahora, con todas las evaluaciones que se están aplicando en el Ministerio de Educación, ha habido una gran pérdida de clases que no se reponen. En general, el conjunto de interrupciones causa que conocimientos que tienen que adquirir los estudiantes no se están aplicando”.
Al final, dijo, se tienen generaciones de estudiantes que van avanzando en el sistema, pero no están aprendiendo lo que necesitan aprender. “A las universidades están llegando generaciones con fuertes rezagos”, agregó.
Román añadió que al problema se deben sumar docentes que salen de algunas universidades con programas de estudios desactualizados.
‘Es algo esperable’
Por su parte, Pablo Chaverri Chaves, investigador del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (Cide-UNA), expresó que aunque estos datos son lamentables, no le sorprenden.
“Esa brecha de en qué año maduracional o académicamente te encontrás en habilidades con respecto a la universidad, es algo esperable. Lo he encontrado en el ámbito de otras disciplinas y lectoescritura. Estamos encontrando deficiencias importantes, estudiantes con limitaciones grandes. Entonces es triste y lamentable, sin embargo, es consistente con la información que tenemos de otras fuentes, por ejemplo, las pruebas PISA, donde nuestros estudiantes están en los dos primeros niveles de los seis niveles que tienen estas pruebas”, señaló Chaverri.
Como apuntó el académico, los resultados de las pruebas PISA que se aplicaron en 2022 habían dado una alerta. Costa Rica registró un retroceso en todas las materias evaluadas, pero el mayor fue, precisamente, en Matemáticas, con una caída de 17 puntos con respecto a los resultados de 2018.
En esta materia, el 28% de los estudiantes logró interpretar y reconocer cómo se puede representar matemáticamente una situación simple. No obstante, para llegar a niveles avanzados, se espera que el estudiante logre modelar situaciones complejas y pueda seleccionar, comparar y evaluar estrategias de resolución de problemas para abordar ese tipo de situaciones.
Cursos de nivelación de la UCR
En este escenario preocupante, el director de la Escuela de Matemáticas planteó acciones para apoyar a los estudiantes.
Desde antes de ingresar a la UCR, los alumnos, sean admitidos o no, tienen la opción de inscribirse en cursos de nivelación que se realizan entre enero y febrero. Eso sí, el profesor reconoce que este tiempo es insuficiente para reponer un déficit de conocimiento de más de dos años.
Cuando se inician las clases, los nuevos universitarios deben llevar el curso de precálculo, al que irán todos los estudiantes que perdieron el reciente diagnóstico. Además de nivelar, la UCR ofrece cursos de recuperación. Este va dirigido a los alumnos que pasaron precálculo con la nota mínima. Esto les favorecerá para que no les vaya mal en Cálculo 1.
Además, dijo, la UCR tiene un curso de autogestión en línea llamado MOOC que es gratuito y abierto al público. Asimismo, trabaja en otros proyectos con padres y encargados de familia que son focalizados en colegios en zonas de vulnerabilidad.
Dentro de las acciones, también está un proyecto que data de los 80 y que consiste en una coordinación con docentes para que vayan impartiendo cursos de precálculo y Cálculo 1 en los colegios, así cuando los colegiales vayan a una universidad pública, los tendrán aprobados. Hasta ahora, el programa llamado Matem se realiza, sobre todo, en centros educativos privados.
Trejos aseguró que le propusieron el programa al MEP en el 2022 y que esperan la respuesta, pues para que pueda cumplirse, los profesores necesitarían una descarga de tres horas semanales bajo la figura de club.
¿De dónde viene el problema con las Matemáticas?
Javier Trejos Zelaya reconoció que hay un segmento de la población que le teme a las matemáticas y que muchas de esas personas son educadores de primaria, por lo que considera que desde esa etapa deberían implementarse acciones afirmativas. Además, señaló que desde el hogar se debe transmitir confianza a los niños y no prejuicios sobre esta materia.
Retomando el llamado apagón educativo, Trejos Zelaya reiteró la falta de preparación de algunos docentes de matemáticas que trabajan en secundaria y que no saben suficiente. Para el profesor, el MEP debería de establecer los estándares de contratación que “ha prometido”.
“A diferencia de otras profesiones, en el caso de la docencia en primaria y secundaria no hay de esos exámenes de incorporación. (...) Lamentablemente hay formaciones universitarias que no están dando todas las herramientas al personal docente para desempeñarse en la secundaria. Por ahí viene parte del problema”, comentó y repitió la anuencia de la Universidad para apoyar al MEP, tal y como, dice, lo han propuesto.