A partir del 2015, la Universidad de Costa Rica (UCR) pondrá en marcha sus primeras medidas de contingencia para sortear el riesgo de quedar en números rojos en el 2019.
El rector, Henning Jensen, afirmó que, para evitar un desajuste financiero mayor, recortarán beneficios que se dan sin los controles necesarios.
La primera acción será rechazar el pago de cuartos de tiempo adicionales a profesores que ya ganan tiempo completo.
Ese ajuste representará un ahorro de ¢2.000 millones y alcanzará a 500 funcionarios.
“Estamos apegados a la normativa universitaria. Si un docente requiere ese cuarto de tiempo adicional, la unidad académica correspondiente deberá justificar muy bien el porqué de ese tiempo adicional. Si tenemos un diagnóstico de crisis financiera, no podemos quedarnos de brazos cruzados”, afirmó Jensen.
También habrá ajustes en el otorgamiento de la dedicación exclusiva (que representa un incentivo salarial de 30%) y en la cesión automática de una remuneración extraordinaria anual. Para recibir ese bono, los profesores deberán pasar por una evaluación de desempeño.
“Ambos incentivos se daban sin mayores controles. Eso cambiará a partir del próximo año. Vamos a reducir la dedicación exclusiva en un 25%, tomando en cuenta que hay que evitar la crisis”, explicó el rector.
Pequeño ahorro. Con la ejecución de estas medidas, la Administración de la UCR pretende recortar ¢5.000 millones de sus gastos, lo que representa un 1,76% de su presupuesto para el 2015.
El Consejo Universitario aprobó, para el año próximo, un plan de gastos institucional por un total de ¢283.886 millones.
“Son derechos adquiridos de los trabajadores. Siempre vamos a defender que los empleados de la Universidad tengan las condiciones básicas. Ya se están aplicando medidas para paliar la crisis y los pluses será algo que vamos a defender ”, dijo Rosemary Gómez, del Sindicato de la Universidad de Costa Rica (Sindéu).
Costosos incentivos. La Contraloría de la UCR advirtió, en el informe OQ-R-107 de setiembre del 2013, de que los sobresueldos entregados en esa alma mater podrían causar el colapso económico de la institución si no se toman acciones en el corto plazo.
Para este 2014, la UCR pagó ¢82.392 millones en pluses salariales, lo que significó un 52,5% de los ¢156.939 millones del total de egresos por remuneraciones.
Ese porcentaje se compone de un 44% en pluses como ascensos de los docentes y anualidades, y otro un 8,5 % por régimen académico (investigaciones).
“Los pluses actuales son elementos que distorsionan el salario, porque lo elevan a un monto superior a la inflación. Si la situación sigue así, las finanzas podrían colapsar. La Administración ya está trabajando en los estudios necesarios para tomar los pasos necesarios”, dijo el contralor de la UCR, Glenn Sittenfeld.
Pese al costo de los pluses salariales, Jensen afirmó que aún no se tocarán los incentivos, debido a que antes deben pasar por un proceso de negociación con los sindicatos universitarios.
“El costo de la anualidad es un tema que tenemos que revisar. No se tocarán el próximo año, porque, al ser un acuerdo por convención colectiva, tenemos que llevar toda una negociación con el gremio sindical, pero sí sobrepasa el porcentaje de la inflación del país”, agregó el rector.
Por concepto de anualidad, la UCR paga 5,5% del salario base a cada empleado; es decir, el incentivo resultará esta vez más alto que la inflación (5,2%).
Dentro de las acciones figura la reducción en la contratación de suplentes y bajar los gastos en publicidad en un 50%.