Cada año, miles de cupos para estudiantes nuevos quedan sin aprovecharse en la Universidad de Costa Rica.
La mayor parte de espacios vacíos los dejan alumnos admitidos, pero que a última hora decidieron no matricular, lo que ocurre desde el 2011 con el 21% de los estudiantes de primer ingreso, según datos de la Oficina de Registro e Información (ORI) de esa casa de enseñanza superior.
También son cupos que quedan en carreras de menor demanda. En el 2014, por ejemplo, 1.720 personas admitidas no se inscribieron en ningún curso. Además, quedaron sin llenar 238 espacios en carreras poco solicitadas.
La Nación solicitó a la ORI los datos del 2015, pero esta oficina dijo estarlos procesando aún. Para este año, no ha comenzado la matrícula, proceso necesario para determinar cuántos cupos se desaprovecharon.
Según Bernal Herrera, vicerrector de Docencia, hay infinidad de motivos por los cuales los estudiantes se echan para atrás con la matrícula.
“Hay una cantidad que decide no entrar porque obtiene una beca en el extranjero, entra a otra universidad, se casa, cambia su situación familiar, o cree que con una beca no le basta”, dijo.
Para el funcionario, esa situación ocurrirá sin importar los esfuerzos que haga la Universidad por tener matrícula total.
Frente a este criterio, sin embargo, hay una directriz emitida en el 2015 por el Consejo Universitario (CU) de revisar los sistemas informáticos y protocolos de admisión, para tratar de aprovechar al máximo los cupos.
Rita Meoño, miembro del Consejo, expresó que la situación se ha llegado a ver como natural a lo largo del tiempo, pero que no deja de ser preocupante.
“Puede que haya limitaciones de carácter técnico y desafíos que resolver, pero lo que se dispone no es una exigencia que debe estar para ayer, sino una apuesta para ir evolucionando”, añadió.
Los cambios deben ser implementados por la Vicerrectoría de Docencia, mientras que el Consejo evaluará los avances que se hagan en los próximos cinco años.
El aumento de matrícula, además, es un compromiso de las universidades públicas que recibirán este año ¢440.000 millones correspondientes al Fondo Especial para la Educación Superior (FEES). El monto creció 7% con respecto al año pasado.
De ese suma, más del 50% va dirigido a la UCR.
Otras medidas. Para Henning Jensen, rector del centro de educación superior, los vacíos se compensan con la implementación de la matrícula diferida, la cual pretende abrir espacios a muchachos con pocas oportunidades de ingreso, como los de territorios indígenas.
Mas tales explicaciones les resultan insuficientes a los representantes estudiantiles.
“Se está pensando en una reforma al sistema de admisión, que incluya un mecanismo para solventar eso y garantizar un proceso no solo más inclusivo, sino también más efectivo. Creemos que el mecanismo de listas de espera es una medida concreta”, expresó Vladimir Sagot, representante estudiantil ante el CU.
El sistema consistiría en que una vez concluido el periodo de matrícula, se llenen los campos de quienes no se inscribieron con personas que tuvieron notas cercanas al corte de admisión, pero que en un inicio no ingresaron.
Para el 2016, había espacio para 9.023 estudiantes de primer ingreso, pese a que 38.000 hicieron la prueba de aptitud académica.
Por su parte, también alumnos del Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR) preparan una protesta para exigir una mejor gestión en la matrícula .