Otra voz se sumó a los cuestionamientos planteados al Ministerio de Educación Pública (MEP) en relación con las nuevas pruebas nacionales estandarizadas que alumnos de último año de escuela y colegio deberán aplicar en abril y octubre.
Es el caso de Pablo Chaverri, académico del Centro de Investigación y Docencia en Educación de la Universidad Nacional (CIDE-UNA), para quien persisten una serie de “dudas y vacíos” con respecto al decreto del 2 de febrero, que creó el examen al reformar el Reglamento de Evaluación de Aprendizajes.
Para él, el MEP debe aclarar esas dudas “antes de pretender aplicar una Prueba Nacional Estandarizada sin sustento teórico, metodológico, ni técnico”.
Semanas, atrás también asesores del MEP exteriorizaron cuestionamientos, mientras que el Estado de la Nación solicitó información sobre los criterios técnicos que sustentan esa evaluación.
En criterio de Chaverri, existe incertidumbre sobre qué, cómo y con qué propósito se quiere evaluar al final de la primaria y la secundaria. El investigador del Instituto de Estudios Interdisciplinarios de la Niñez y la Adolescencia (Ineina), incluso planteó 15 señalamientos. Entre estos:
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- La falta de claridad en el objetivo de la nueva Prueba Nacional Estandarizada, pues en el Decreto Ejecutivo no se concreta de forma coherente y unívoca el propósito de esta.
- Se habla de hacer una prueba al inicio del año de carácter diagnóstico y otra al final de certificación, pero sin describir cada una ni su propósito específico ni la información que se espera recolectar y generar, ni la forma en que se analizará, y sin explicar la correlación entre ambas pruebas.
- No hay una explicación del modelo metodológico de la prueba, por ejemplo, no se indica si está basada en normas o en criterios. Además, más allá de una nota, no describe ninguna clase de retroalimentación educativa.
- La ponderación de la nota final habla de una sola prueba y no de pruebas por cada asignatura. ¿Cómo se interpreta esto?, ¿se hará una sola prueba de todas las materias o se harán varias y se promediarán?
- No se describen los análisis de validez y confiabilidad ni se habla de pilotajes para la construcción y ensamblaje de la prueba.
El académico, igualmente, expresó su preocupación porque se pretenda hacer pruebas digitales cuando se conocen las brechas en materia de conectividad y falta de infraestructura.
También observó problemas en la ponderación de las notas, pues este año es 40% prueba y 60% calificaciones del resto de las materias, pero la intención es que próximamente sea 50%, que da menos peso a todo el proceso anterior al examen.
“El modelo de ponderación que se elija tiene consecuencias significativas en los niveles de aprobación-reprobación estudiantil”, advirtió.
En ese sentido, ve con inquietud que se elimina la ponderación de todas las materias y se restrinja a las básicas.
‘Desconexión’
Además, reprochó que la elaboración de las pruebas no se tomará en cuenta al área curricular de educación secundaria del propio MEP, lo que para él es evidencia de la “grave desconexión” entre la evaluación y el currículum educativo.
Precisamente, los 13 asesores de todas las materias a evaluar alertaron en un oficio que se desconocen los criterios técnicos con que se elaboró este examen y pusieron en duda la confiabilidad de sus resultados. Incluso, rechazaron cualquier responsabilidad en lo que pueda ocurrir, dados los vacíos existentes.
“Como técnicos curriculares, sentimos la necesidad de prevenir y alertar a las autoridades sobre las implicaciones de un proceso evaluativo estandarizado que no responde a modelos y teorías evaluativas reconocidas a nivel nacional e internacional”, afirmaron en un oficio del 16 de febrero.
Otro actor en el campo educativo que solicitó al MEP dar a conocer la fundamentación técnica de esta prueba fue el Programa Estado de la Nación.
“Conocer esta fundamentación es esencial para nosotros en la medida en que, en nuestra mesa de trabajo del Estado de la Educación tenemos como misión valorar, desde una perspectiva académica, la medida en que las políticas educativas logran garantizar la robustez, validez y confiabilidad técnica de las pruebas propuestas y su alineamiento con los programas de estudio vigentes de las distintas asignaturas”, argumentaron en una solicitud enviada al Ministerio, el 22 de febrero.
Las nuevas pruebas nacionales forman parte del plan Ruta de la Educación, cuyo documento final no ha sido dado a conocer un mes después de ser anuciado por la ministra Anna Katharina Müller.