Las universidades públicas tienen 10 meses para completar los nuevos edificios con que prometen aumentar su matrícula, fomentar la permanencia de los estudiantes en las aulas e incrementar la investigación científica.
Diciembre del 2017 es la fecha límite establecida en el contrato firmado por el Gobierno y el Banco Mundial en noviembre del 2012, en el que se acuerda un préstamo de $200 millones para la construcción de 54 nuevas edificaciones.
Los fondos los recibieron en partes iguales cuatro de las cinco universidades públicas; cada cual decidió cómo invertir sus $50 millones. Las casas de enseñanza reservaron fondos para adquirir mobiliario, equipo y software, así como para capacitar docentes, pero el mayor porcentaje se destinó a la construcción de edificios.
El Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR) construye 10 inmuebles; la Universidad Nacional (UNA), 13; la Universidad de Costa Rica (UCR) edifica 19 y la Universidad Estatal a Distancia (UNED) tiene 12, la mayoría ampliaciones de sedes que ya tenía.
Pese a que los encargados de los Proyectos de Mejora Institucional (PMI) se mostraron optimistas sobre el avance, los cronogramas prevén que 10 de las propuestas no estarán para la fecha programada, debido a su nivel de complejidad o imprevistos.
Tal es la situación de las instalaciones para albergar la carrera de Ingeniería Ambiental en el ITCR, las del Centro de Investigaciones en Neurociencias de la UCR, un complejo para Física Médica en la UNA y el Centro Universitario de la UNED en Upala.
Por ello, el Gobierno acordó apoyar la gestión que realicen las universidades para solicitar una prórroga al Banco Mundial.
"Aun cuando van bien encaminados, sí podrían necesitar más tiempo. Analizando eso, ya se aprobó en Comisión de Enlace que se apoye una solicitud de prórroga. Lo que resta es que las universidades presenten formalmente la solicitud con todos los elementos ante el MEP y ante Hacienda, que es el que tiene la relación con el Banco", informó Marco Fallas, viceministro administrativo del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Curva de aprendizaje
Llegar al 2017 con la mayor parte de los proyectos adjudicados o en construcción le dio un respiro a las universidades, las cuales empezaron a ejecutar los recursos más de un año después de que el préstamo se aprobara.
Grettel Castro, asistente de la Unidad de Cooordinación del Proyecto Institucional del ITCR, dijo que el retraso se debe, en parte, al tiempo que pasó antes de que las universidades pudieran disponer de los recursos.
De acuerdo con la funcionaria, a pesar de que el préstamo se aprobó a finales de 2012; el aval de la Asamblea Legislativa, la elaboración del Presupuesto Nacional y los trámites ante Tesorería Nacional implicaron que el ITCR pudiera usar los fondos hasta abril del 2014.
Según una auditoría de la Contraloría General de la República, al 31 de marzo del 2016, las universidades públicas habían ejecutado solo un 6% del crédito.
"Obviamente el primer año no se tocó un cinco y el superávit de la institución fue muy alto. Para el 2014 fuimos a conversar con la Contraloría para ver cómo podíamos presupuestar solo lo que se iba a gastar ese año, porque no tenía sentido seguir manteniendo un superávit que difícilmente la gente iba a entender por qué era", explicó Castro.
El Tecnológico logró recuperar tiempo debido a que ya tenía un plan de infraestructura y los planos de tres edificios, aseguró la funcionaria.
Actualmente, la UNA es la única universidad que ya contrató a todos los constructores de sus edificios. No obstante, tuvo que ajustar su cronograma, porque planeaba levantar los inmuebles por bloques, pero atrasos en varios proyectos provocó que se juntaran.
"Llegó un momento en que dijimos: 'no nos va a dar tiempo', y el Banco incluso empezó a jalarnos el aire. Eso fue el año pasado, el primer semestre fue muy duro por eso (...) Hay una curva de aprendizaje importante porque ya no estás solo con la dinámica interna, sino con un órgano internacional que de una u otra forma te da cierta pauta", manifestó Francisco Sancho, enlace entre la Rectoría y la unidad ejecutora de la UNA.
La UCR también tuvo que aprender a ajustarse al método de trabajo del Banco Mundial, aseguró Kevin Cotter, coordinador del PMI de esa entidad.
"En el caso del Ciclotrón (edificio para el acelerador de partículas), ellos se encontraron en la encrucijada de que no tenían una contraparte científica para saber si lo que nosotros estábamos pidiendo estaba correcto. Yo siento que el Banco está acostumbrado a financiar cosas más sencillas, como escuelas y colegios, mientras que la UCR concentró un porcentaje muy grande del proyecto en centros de investigación, y cuando usted les dice que quiere construir un acelerador de partículas, tiene que explicarles qué es", dijo Cotter.
El contrato para ese acelerador de partículas –de $7,1 millones– es uno de los que aún no se firma.
Nuevos recursos para las sedes
De los 54 nuevos edificios, 27 se construyen en sedes regionales.
Se trata de aulas, laboratorios, canchas multiusos y residencias estudiantiles.
Según Lorena Jiménez, coordinadora del PMI en la UNA, la inversión en espacios para el ejercicio y la recreación, así como apartamentos, permite no solo aumentar la matrícula, sino que también promueve que los alumnos se mantengan en las aulas y terminen con éxito su educación superior.
"Traer a los estudiantes al campus universitario les da seguridad y, en particular, los estudiantes de residencias tienen un rendimiento académico muy bueno o excelente, entonces también le da un plus", aseguró Francisco Miranda, supervisor de las obras.
La UNED amplía nueve de las sedes que ya operaban, y construye tres en Upala, Cartago y Puntarenas.
"Los recursos vendrán a apoyar los procesos educativos para el estudiantado, garantizando nuestra misión institucional con el acceso, la cobertura, la equidad y la calidad", expresó Heidy Rosales, directora de la Unidad Ejecutora del Proyecto Institucional de ese centro de estudios.
En las sedes centrales, las edificaciones en trámite están destinadas a ampliar la demanda, pero también albergarán centros de investigación en áreas como movimiento humano, tecnología de alimentos, nanociencia y cáncer.
El ITCR también procura que los 192 nuevos apartamentos permitan alcanzar la equidad de género en residencias estudiantiles, ya que actualmente hay más espacios para hombres que para mujeres, explicó Castro.
Nuevos doctores se forman en el extranjero
De forma paralela a la ejecución del préstamo, las universidades públicas destinan recursos de su presupuesto ordinario para que 155 docentes realicen estudios de posgrado en el extranjero.
Ese es uno de los compromisos que asumieron para recibir el crédito del Banco Mundial, y es uno de los indicadores con los que el Banco mide el cumplimiento de las casas de enseñanza superior, según explicaron los encargados de los PMI.
Lorena Jiménez manifestó que para las casas de enseñanza es necesario contar con profesores con estudios de posgrado, debido a que aumenta su capacidad para la docencia, la extensión social, la investigación y la capacitación de otros docentes.
La UNA asignó becas a 33 docentes, la UCR a 67, el ITCR a 26 y la UNED a 29. Ellos están estudiando en países como Holanda, Alemania, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Cuba, Chile, Australia y Bélgica.
En el Tecnológico, según Grettel Castro, las especializaciones son en Ingenierías y Matemáticas. Los profesores recibieron la indicación de preferir programas en un segundo idioma y en países fuera de Latinoamérica, para que se relacionen con contextos distintos al costarricense.
"Ya hicimos un estudio de sostenibilidad del proyecto, de lo que cuesta el incremento salarial de estas personas, los nuevos edificios y todo lo que cuesta mantener esto. Anda por el orden de 1,25% y 1,5% del presupuesto universitario actual, lo que está muy bien porque no nos afecta, siempre que tengamos ingresos constantes del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES)", dijo Jiménez.