“ El día del referendo, a las 6 o 7 p. m., la portada de La Nación en el diseño tenía un ‘No’ enorme, con una imagen de unos niños partidarios de la oposición”, recuerda Esteban Oviedo, actual editor de política del diario. “Ya estaba hecha la portada porque se prevía un triunfo del No, eso lo tengo clarísimo. A las 8 o 9 p. m., cuando el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) dio el resultado, en el departamento de diseño tuvieron que correr para cambiar la tapa. Nada de eso estaba previsto”.
El próximo 7 de octubre habrán pasado 10 años desde que el país salió a votar en uno de los eventos políticos más polarizantes de las últimas décadas en Costa Rica: la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana.
Cuatro años de debate tuvieron su cúspide esa noche: el momento en el que el TSE anunció el resultado del sufragio del primer referéndum en la historia del país.
“51,6% de los votantes convirtieron en ley el TLC”, se leyó en la portada del 8 de octubre, con dos letras en grande que lo resumían todo: ‘Sí’. “48,4% se pronunció en contra durante una jornada electoral, pacífica y ordenada”.
Polarización
“Se jugaban muchos intereses, tanto desde el punto de vista empresarial como el social. Los dos bandos tenían mucho en juego”, asegura Gerardo Ruiz, periodista de política de La Nación que cubrió la negociación del tratado desde Diario Extra . “Por un lado teníamos a los sindicatos y a los sectores sociales defendiendo un modelo de estado paternalista y proteccionista. Por el lado empresarial era obvio que las asociaciones empresariales tenían la visión puesta en el exterior. Realmente el país se polarizó”.
El TLC con Costa Rica, único país firmante del tratado que sometió su ratificación a un referéndum, se dividió en dos. El tratado que busca la creación de una zona de libre comercio entre todos los países miembros abrió un agitado debate sobre las ventajas y desventajas socioeconómicas que tendría el país.
“Todavía estamos viviendo las consecuencias”, agrega Ruiz. “No fuimos capaces como país en ese lapso de aplicar políticas públicas que mitigaran un poco el impacto de la apertura. Si bien es cierto que hemos tenido mucha creación de trabajo y aumento en las exportaciones, no fuimos capaces de aplicar políticas para montar en esa carreta del desarrollo que estaba provocando la apertura a un grupo de la población que no estaba teniendo las herramientas para entrar en esa nueva dinámica económica. Las secuelas todavía las estamos teniendo”.
“Mientras otros se organizan, el PAC ya empezó a trabajar sin dinero”, dijo Ottón Solís –uno de los principales opositores– cinco meses antes de la votación. “A nadie vamos a chinear con carros o sándwiches; la gente tiene que ir a votar por su cuenta. Que después no culpen a diputados, al presidente o prensa”.
“Recibo este resultado con serenidad y humildad”, diría unos meses más tarde el entonces presidente de la República, Óscar Arias. “El pueblo ha dicho Sí al TLC y es una voluntad sagrada y la obedeceré. Fuimos claros en que el TLC no es la agenda de desarrollo de este gobierno sino un complemento para poner a Costa Rica de nuevo a caminar”.
Coberturas
“La experiencia fue retadora y muy difícil a la vez”, asegura Jairo Villegas, actual editor de Deportes que participó en la cobertura con el diario.
Uno de sus mayores retos que significó esa cobertura, cuenta, fue la veracidad de la información que les llegaba. “Usted no sabía qué de todo lo que le decían era cierto y qué no, porque las dos partes decían cosas verdaderas y posiblemente dijeron cosas que no. Fueron campañas de miedo desde los dos bandos: unos decían que se vendía el país y otros que el país se nos caía a pedazos”.
Tras el referéndum, las leyes de implementación necesarias fueron aprobadas y el tratado comenzó a regir en Costa Rica el 1 de enero del 2009. Casi una década después, el país es otro, aunque un sector importante de la población todavía resiente. Para Ruiz, el surgimiento de la izquierda de las elecciones pasadas fue una reacción a un sentimiento de desbalance que ha acompañado la apertura comercial.
“Ya el país superó un poco esa crispación social que hubo durante el TLC”, agrega. “Sin embargo, a nivel político todavía quedan rescoldos de lo que se vivió en ese proceso y va a ser muy difícil que lo superemos, creo yo”.