En promedio, en Costa Rica el 50% del agua que produce el sistema de acueductos no se contabiliza debido a fugas, tomas ilegales, abastecimiento de precarios que no pagan factura y atención de emergencias como incendios.
Esa información no es noticia nueva, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) lo sabe desde hace más de una década. Sin embargo, la emergencia por la pandemia del nuevo coronavirus que también afecta a Costa Rica desnudó la incapacidad de esa entidad para resolver el problema, evitar racionamientos y mejorar la distribución del líquido vital.
Desde 2015, el AyA consiguió un crédito con el banco alemán KFW por $130 millones para desarrollar el proyecto Reducción de Agua No Contabilizada (RANC) y bajar el porcentaje de líquido no registrado al 33%.
La obra incluye un diagnóstico para precisar los sitios de fugas, sustituir 700 kilómetros de tuberías, reorganizar el sistema de acueductos, instalar reguladores de presión para medir en tiempo real las filtraciones, aumentar el número de medidores inteligentes y colocar válvulas automáticas para controlar los caudales desde un centro de monitoreo.
No obstante, cinco años después, RANC solo tiene un avance físico del 19% y de ejecución financiera apenas un 5%.
Según la presidenta ejecutiva del Instituto, Yamileth Astorga, con la reducción del agua no contabilizada y la ampliación del sistema de acueducto metropolitano quedarían en el olvido los racionamientos de agua que padecen 14 cantones del centro del país; esos cortes afectan, en medio de la crisis por el covid-19, a más de 300.000 personas.
Al ritmo que va, el Instituto estima que RANC estaría finalizado en 2023.
¿Por qué avanza tan lento si es tan importante?
Astorga afirma que el financiamiento con los alemanes se gestionó por medio del Banco Centroamericano de Integración Económica y eso los obliga a pasar por un doble filtro a la hora de tomar decisiones. Ese requisito atrasó principalmente la conformación de la unidad ejecutora, la elaboración de los términos de referencia, la publicación de la licitación internacional y la adjudicación de la obra.
“Se tardó mucho, fue una mala experiencia ese modelo de pasar por dos bancos (...) eso fue muy lento, para mi gusto fue lentísimo", enfatizó la jerarca del AyA.
Además, argumentó que para contratar a los 50 funcionarios de la unidad ejecutora tuvieron que pasar por la aprobación de la Secretaría Técnica de la Autoridad Presupuestaria.
Esos 50 funcionarios le cuestan mensualmente al AyA ₡53 millones en salarios.
“Hablar de agua no contabilizada es un tema permanente en cualquier operador de los servicios de abastecimiento, es normal que haya un porcentaje de agua no contabilizada. El tema es cuánto es ese porcentaje y en el país tenemos diversos porcentajes dependiendo del sistema que sea, tenemos desde treinta y pico hasta más del 60%, pero la media a nivel nacional es del 50%
“Si nos comparamos con empresas buenas de abastecimiento de agua en América Latina, andan en 32% aproximadamente, es decir, estamos muy por encima de esa cifra (...) en Europa andan por el 15%”, añadió Astorga.
Subrayó que del 50% de agua no contabilizada no toda se desperdicia a través de fugas, pues mucha se aprovecha en precarios y en abastecer hidrantes.
La semana anterior, la Cámara Costarricense de la Construcción pidió a Casa Presidencial intervenir AyA para agilizar RANC y otras obras claves para el suministro de agua.
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Este grupo empresarial considera que debe instalar una junta interventora que ponga orden dentro de esa institución, según palabras de Randall Murillo, director ejecutivo de la Cámara.
Por el momento, el llamado del Gobierno es a ser cuidadosos con el uso. Incluso, este domingo, el ministro de Salud, Daniel Salas, recordó que al lavarse las manos, como estrategia clave contra el virus, hay que cerrar la llave y gastar la menor cantidad de líquido posible.
Las voces de los racionamientos
La emergencia por el covid-19 profundizó la desesperación de quienes sufren las interrupciones del servicio de agua, sobre todo porque en las últimas semanas se han dado racionamientos de hasta 18 horas en algunos barrios.
La molestia provocó incluso bloqueos de en la carretera de Circunvalación.
El AyA sostiene que el déficit de agua se debe a la época seca luego de un año con déficit de lluvias, se suma el aumento en la demanda de agua.
De acuerdo el AyA, en diciembre anterior la demanda era 5.900 litros por segundo. Mientras que los primeros días de marzo el registro ha llegado hasta 6.900 litros por segundo.
Aparte, en las últimas semanas otros eventos han complicado el suministro, estos van desde rompimiento de tuberías hasta vandalismo. El último se esos hechos ocurrió el sábado en Ipís, Goicoechea, donde se rompió la tubería principal, lo que implicó reparaciones que obligaban a dejar a vecinos de esa zona, sin agua.
“Siempre hemos tenido muchos problemas con el suministro de agua, hace como año y medios estuvimos contentos porque ni siquiera teníamos que usar el tanque de almacenamiento, pero desde hace un año el problema se ha agravado”, manfiestó Carmen Castro, vecina de Sabana sur, una de las perjudicadas por los racionamientos.
FUENTE: IMN w. s. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Ana Lorena Rojas, también vecina de Sabana sur desde hace 40 años, también sufre los problemas de suministro.
“Siempre hemos tenido racionamientos, pero de unos meses para acá es aún más grave, siento que la raíz del problema es la negligencia del AyA”, expresó Rojas.
Ambas alegaron que la construcción de torres de apartamentos en los alrededores de La Sabana ha agravado la carencia de agua, por lo que cuestionan que se sigan levantando ese tipo de complejos allí y cuestionan cómo esos lugares mantienen áreas comunes como piscinas, mientras en sus casas se recibe un mal servicio.
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Para combatir los racionamientos, aseguran que muchos hogares tuvieron que invertir en tanques de almacenamiento y sistemas de bombeo