Unos 1.328 empleados de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) solo pagan el 50 por ciento de la electricidad de sus casas gracias a un privilegio otorgado por esa empresa estatal.
Así lo constató ahora la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) al estudiar el aumento de un 21,48 por ciento que pidió la CNFL para las tarifas que cobra a 426.000 abonados.
El beneficio le cuesta a los usuarios más de ¢60 millones por año. Ese es el dinero que la CNFL presupuesta para subsidiar los recibos de sus funcionarios.
Mientras un usuario común paga ¢4.810 por consumir 250 kilovatios/hora al mes (consumo promedio entre los abonados), un empleado de la CNFL paga ¢2.405.
En el caso de un consumo mayor, de 300 kw/h, los funcionarios pagan ¢3.080 y los abonados corrientes ¢6.160.
El subsidio no tiene límite. La compañía lo financia aunque el empleado consuma 150 kw/h o 350 kw/h al mes.
La entidad estatal no subsidia el impuesto de ventas ni el cobro por el alumbrado público, que se paga según el número de kilovatios consumidos.
La CNFL tiene un presupuesto superior a los ¢80.000 millones.
El año pasado tuvo gastos por ¢82.690 millones, según la liquidación presupuestaria que registra la memoria anual de la Contraloría General de la República.
¿A las tarifas?
Dentro del estudio que realiza la Aresep sobre el aumento de tarifas pedido por la CNFL, la entidad reguladora consultó al gerente general de la compañía, Marco Cordero, cuál es el sustento legal y el costo del subsidio.
Cordero respondió que el subsidio fue otorgado en la convención colectiva firmada entre la CNFL y el Sindicato Industrial de Trabajadores Eléctricos y de Telecomunicaciones (SITET) desde el 16 de junio de 1969. Una convención colectiva es un acuerdo entre patrono y trabajadores para fijar condiciones laborales.
La Aresep también preguntó a la CNFL en qué parte de la información que envió para justificar el aumento solicitado está el dinero que financia para el beneficio.
El monto es cargado en la cuenta de gastos de cada departamento, explicó la Compañía.
El regulador general, Hermann Hess, declaró que la Aresep hace en estos momentos las consultas legales necesarias para determinar si procede reconocer el privilegio en las tarifas.
La CNFL tiene 1.450 empleados. Según Karen Asch, encargada de prensa de la CNFL, la diferencia entre los que disfrutan el beneficio y el número de trabajadores surge por varias razones:
Porque muchos no viven en áreas en donde la energía es dada por la CNFL. Algunos no solicitan el beneficio. Otros pierden el subsidio por irrespetar las normas. Por ejemplo, por pedir el subsidio para otra casa.
Dentro de los beneficiarios, además, hay pensionados, pues también son cubiertos por la convención colectiva.
Javier Quintero, vocero del SITET, dijo que el subsidio del recibo es un derecho que otorga la convención colectiva y un beneficio que dan muchas empresas.
El sindicalista aseguró que usualmente “si una empresa tiene alguna utilidad en materia prima, se la da a los trabajadores. La nuestra (la materia prima) es la electricidad”, argumentó.
Consultado sobre el hecho de que son dineros públicos, respondió que la CNFL es “una empresa de inversión, no un ministerio”. Añadió que es justo tener beneficios cuando se realizan trabajos tan peligrosos como los relacionados con la electricidad.