"No quiero votar porque todos son iguales", manifestó Ginnette Villarreal ayer por la mañana. Al igual que a otros costarricenses, el día de las elecciones la sorprendió sin saber aún por quién votar.
Mientras en su casa, en Hatillo 2, ella alistaba a su hijo Gary Josué, de un año y tres meses, otros discutían sobre política en la sala.
La joven madre, de 21 años, no era la única indecisa en ese hogar. En su vivienda había dos frentes: el masculino, integrado por el esposo, el padrastro y los cuñados de Ginnette, quienes eran todos seguidores del Partido Liberación Nacional, y el femenino, del cual formaban parte, además de Ginnette, sus dos hermanas y su mamá.
"La semana pasada estuvo ahí sentado Ginnette señaló el sillón el candidato a diputado por Liberación Nacional Guido Granados. Lo trajo mi cuñado para ver si nos convencía", contó. Aunque el plan de educación sí le gustó, no la convenció lo suficiente como para darle su voto.
Presión familiar
A las 10:30 a. m., Wilberth Benavides, cuñado de Ginnette, llegó a la casa para ejercer un poco de presión. "¿A qué hora piensa votar, señora?", le decía a doña Catalina, la mamá de Ginnette. "Si voto, lo hago a última hora", respondió ella.
La televisión dejaba escuchar la transmisión de la jornada electoral, mientras Wilberth y Jairol Díaz el esposo de Ginnette comentaban sobre el progreso de los comicios.
"Anoche estuvieron aquí mis tíos. Desde entonces estoy pensando si voto o no", relataba cuando la interrumpió el timbre del teléfono. Al finalizar la larga conversación, contó que se trataba de su prima. "Es la cuarta vez que me llama en lo que va de la mañana. Está tratando de convencerme".
Con la llegada de Ana Yancy, hermana de Ginnette, las mujeres se apartaron para discutir. Y empezaron las preguntas: ¿dónde le toca votar?, ¿en qué va a ir?...
Pero Ginnette seguía retardando la decisión. Cuando el reloj marcó el mediodía, doña Catalina y Ana Yancy se fueron al supermercado. Minutos antes lo había hecho Wilberth.
Ya estando sola con su esposo, Jairol, y su hijo, Ginnette tomó la crucial decisión de ejercer su derecho al sufragio. Según contó, sentía en su estómago un cosquilleo que la obligaba a acudir a las urnas.
Fue por su cédula y, junto a Jairol, empezó a caminar rumbo a la escuela Jorge Debravo, en Hatillo 8.
Se dirigió a su antiguo liceo, el Roberto Brenes Mesén y allí abordó un vehículo del Partido Liberación Nacional. Esto, sin importar que ya había tomado la decisión de no votar por Rolando Araya, Abel Pacheco u Ottón Solís. "No pienso votar por ninguno de los grandes", aseveró.
Al llegar se dirigió a la mesa 259. Instantes después salió con su dedo manchado... las manos le temblaban. "¡No ve qué nervios!", fue lo único que pudo decir luego de votar por primera vez en su vida.