El presidente de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope), Juan Manuel Quesada, giró una orden para terminar de desmantelar la vieja infraestructura de la refinería ubicada en Moín, Limón. La decisión, dijo, se basa en lo “más conveniente para la empresa y el país”.
“Dada las malas condiciones en que se encuentra la vieja refinería, de forma decidida he girado instrucciones claras y precisas de remover, por completo, esa infraestructura, habiéndose concluido que es lo más conveniente para la empresa y el país. Es momento de dejar atrás la cruz de ser la ‘refinería que no refina’ y que como empresa, venimos cargando innecesariamente”, comentó el jerarca.
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Según un comunicado de la entidad enviado este lunes, para tomar la decisión, consideraron los riesgos de accidentes y un eventual colapso que se podría presentar debido al mal estado de la edificación. Asimismo, el presidente ejecutivo aseguró que el espacio físico en el que está construida la planta podría ser utilizado en futuros proyectos que contribuyan a la competitividad de Recope y el país.
Concluir con el desmantelamiento de la infraestructura está previsto para este mismo año y de acuerdo con la empresa, se identificarán artefactos que se puedan reutilizar, como bombas, compresores, válvulas, turbinas, recipientes y motores.
Lo que no funcione se venderá como chatarra y los recursos “se trasladarán a los usuarios por medio de una rebaja en las tarifas”, según dice la empresa. Sin embargo, ante una consulta de este medio, Recope aseguró que todavía no tiene claro el monto del ingreso que percibirán por la venta ni la rebaja que podrán aplicar.
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Esa planta se inauguró en 1967 y dejó de refinar en el 2011, luego de un incendio en las instalaciones.
Al año siguiente, se dio la primera orden para desarmar por completo la estructura, en preparación del proyecto de una nueva refinería con China, que no llegó a prosperar.
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Ese plan nunca se concretó porque la Contraloría General de la República detectó irregularidades vinculadas con conflicto de intereses, pues los estudios fueron realizados por otra firma vinculada con los socios chinos.
La aventura empresarial implicó la pérdida de los fondos aportados por el país, que inicialmente eran $50 millones, de los que se habrían gastado más de $30 millones.
Asimismo, la disolución de la empresa creada en conjunto con China sometió al país a un arbitraje en la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional, domiciliada en Londres, que finalmente ganó Costa Rica.
11 años sin refinar
Aunque en su nombre pesa la palabra “refinadora”, Recope cumple 11 años sin refinar, por lo que el país compra todos los hidrocarburos listos para su venta, es decir, producto terminado.
La institución afirma que desde que dejó de refinar cuenta con un 12% menos de trabajadores. La planilla que quedó se ocupa, entonces, de comprar el crudo, almacenarlo, distribuirlo y comercializarlo en el país.
Según Quesada, en la actualidad están en un proceso de diagnóstico para la reestructuración la cual, afirmó, está sustentada en la eficiencia y modernización” para mejorar la competitividad del país, mayores inversiones y la generación de empleo.
“El reto que tenemos hoy como empresa y como país es lograr que Recope, la empresa de todos los costarricenses, sea más eficiente y esté preparada para enfrentar los grandes desafíos de la transición energética”, añadió.
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