El cielo fue el escenario de un espectáculo inolvidable ayer en la madrugada cuando una gran tormenta de meteoritos vistió la atmósfera de nuestro planeta con destellos de fuego.
Cada hora, centenares de estrellas fugaces deleitaron a los aventureros que, en diversos puntos de la Tierra, dejaron sus camas para aguardar, bajo la noche, una cita astronómica con las Leónidas .
Cada año, en noviembre, la órbita de nuestro planeta se cruza con la órbita de polvo estelar que el cometa Temple-Tuttle deja en su recorrido.
La fuerza de gravedad de la Tierra atrae a las pequeñas partículas del tamaño de granos de arena que se incineran al ingresar a nuestra atmósfera con una velocidad de 70 kilómetros por segundo.
Cada tres décadas la lluvia de las Leónidas es más intensa y da origen a una tormenta como la que se observó ayer.
Madrugada a la tica
El mal tiempo en nuestro territorio no detuvo a quienes se animaron a salir a observar las estrellas fugaces. Algunos lograron su cometido, mientras que otros quedaron defraudados por la espesas nubes que cubrían el cielo costarricense.
En puerto Caldera Puntarenas, 120 personas asistieron a la cita organizada por la Fundación Cientec . Pequeños y grandes de todos los rincones del país se unieron a la gran fiesta.
La espera fue larga. A lo largo de la madrugada las nubes solo permitieron observar unas cuantas estrellas fugaces.
Sin embargo, a las 4 a. m. , la hora en que se había pronosticado el mayor pico de meteoritos, todo cambió.
El viento corrió el gran telón de nubes que había cubierto el cielo y por un pequeño agujero que permitía observar la constelación de Orión , las ráfagas de luz empezaron a aparecer.
Cada meteorito que desfilaba por el cielo obtuvo las exclamaciones de admiración de los espectadores.
"Nos llevamos el premio a la paciencia", dijo Alejandra León, directora de Cientec. Y sin duda, ¡fue el premio mayor!
En el poco rato en que el cielo estuvo despejado, los espectadores pudieron observar entre 100 (los que menos vieron) y 200 (más dichosos) estrellas fugaces.
A las 5 a. m. el alba anunció la llegada del amanecer y puso punto final al espectáculo nocturno.