Unas 48 toneladas de basura infecciosa salen cada semana, sin tratamiento y revueltas con basura ordinaria, de los hospitales y clínicas públicas con rumbo a los rellenos sanitarios.
Para disimular el problema, algunos hospitales empacan en bolsas negras las gasas ensangrentadas, agujas y residuos químicos o corporales que deberían salir en bolsas rojas y rotuladas.
Eso lo hacen varios hospitales, incluidos algunos grandes, como el San Juan de Dios, donde La Nación halló basura bioinfecciosa en bolsas negras.
Tal situación evidencia el incumplimiento de los centros sanitarios estatales de un manual emitido por la CCSS en el 2001.
Por ello, ocho años después de que los desechos hospitalarios fueran identificados como un grave problema de salud pública, las autoridades sanitarias aún buscan una solución fija.
El jefe de la sección de Saneamiento Básico de la CCSS, Manuel Rojas, dijo que la etapa de la clasificación es aceptable, pero que el tratamiento es nulo en la mitad de los desechos peligrosos generados por los hospitales.
Estudios epidemiológicos han demostrado que el manejo inadecuado de desechos bioinfecciosos y punzocortantes son causa de accidentes y de transmisión de enfermedades como el sida, hepatitis B o C, y otras infecciones.
Aunque la normativa vigente dice que la basura debe salir tratada de cada centro de salud, los datos disponibles indican que solo 12 hospitales tienen sistemas que destruyen todos los microbios de la basura infectada. Otros nueve no tratan sus desperdicios. De otros nueve no se tiene información.
Según Rojas, en el Calderón Guardia hay solo un contenedor, de la empresa EBI, donde caen todos los desperdicios revueltos. Después, estos son depositados en el relleno de La Carpio, La Uruca.
En este momento, la tecnología usual es la esterilización mediante una máquina de $300.000 que elimina al menos el 98 por ciento de la carga microbiana.
Un reglamento publicado en La Gaceta el 3 de febrero permite la desinfección, una técnica menos rigurosa que la esterilización. Esa norma rige en agosto.
Otra parte crítica es la disposición final. Hay problemas con los sitios donde caen las 46 toneladas semanales de desechos peligrosos de los hospitales de la Gran Área Metropolitana.
Los directores de hospitales y autoridades de la CCSS aseguran que los desechos llegan a los tres mayores rellenos: La Carpio, Río Azul y Los Mangos.
Sin embargo, los administradores de esos rellenos niegan que reciban tales desechos o afirman que aceptan pocas cantidades.
Jorge Hernández, de la Federación Municipal Regional del Este (Fedemur, administradora de Río Azul), explicó: “Nosotros decidimos no recibir más de esa basura. Todo debe de estar cayendo en algún relleno que no es Río Azul ni Los Mangos”.
A su vez, el director del hospital CIMA San José, Roberto Herrera, dijo que los desechos de su centro médico son acarreados por la empresa WPP y depositados en el relleno de Los Mangos.
Xinia Carvajal, coordinadora de la comisión que la CCSS creó para resolver el problema de los desechos hospitalarios, dijo que con ese tipo de basura median intereses económicos de empresas que pretenden ganancias.
Según Carvajal, a los directivos de la CCSS les interesa eliminar cuando antes el riesgo pues la Sala IV así lo ordenó cuando resolvió dos recursos de amparo.
Ya tienen el borrador de una licitación para dar en concesión el procesamiento de esa basura.