El escritor costarricense José León Sánchez Alvarado, reconocido por su obra La isla de los hombres solos, inspirada en los 20 años de prisión que sufrió en isla San Lucas, falleció a los 93 años.
Fue uno de los autores más leídos de América Latina, un referente de la literatura carcelaria, traducido a innumerables idiomas y ganador, entre otros reconocimientos, del Premio Magón 2017, el más destacado que concede Costa Rica a una vida dedicada a la cultura. Sin embargo, José León Sánchez pasó luchando la mayor parte de su vida contra el estigma: una parte de Costa Rica no lo consideraba escritor, sino exconvicto.
Hace dos semanas, sufrió un infarto y fue internado en el Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, provincia donde residía. Murió la tarde de este martes 15 de noviembre en ese centro hospitalario.
En el pasado, él ya había sobrevivido a tres infartos. La vida le permitió ser el autor de La isla de los hombres solos y la novela histórica Tenochtitlan: la última batalla de los aztecas, nada menos que dos de los best sellers más sonados de la industria editorial latinoamericana.
Además, él le entregó a los lectores más de dos decenas de publicaciones con todo y que estuvo una tercera parte de su vida entre rejas.
Su historia en la cárcel
El novelista, cuyo nacimiento se registra oficialmente el 19 de marzo de 1929, se casó en 2018 con Aiza Vega Montero.
Para los premios de Cultura del 2016, había dicho públicamente que esperaba el Magón, que le llegaría en el 2018. Cuando no ocurrió en el 2016, descartó la posibilidad de obtenerlo. Mencionaba como el mayor obstáculo para el reconocimiento el estigma social de los años que estuvo en la cárcel, incluida la época que fue preso de la histórica isla San Lucas, a la cual entró con 19 años.
Pese a que escribió allí la historia que impulsó su carrera literaria, La isla de los hombres solos (1968), para muchos fue difícil olvidar la acusación que se le hizo por robar el 13 de mayo de 1950 a la Negrita, la estatuilla de la Virgen de los Ángeles hospedada en la Catedral de Cartago, sustraer sus joyas y asesinar a uno de los guardas que custodiaban el templo.
De prisión en San Lucas salió en diciembre de 1969 tras recibir una adecuación de condena.
En 1999, la Sala Tercera de la Corte Suprema de Justicia lo absolvió formalmente del crimen. La resolución dice textualmente: “Con base en el principio In dubio pro reo, se le absuelve de toda pena y responsabilidad por los hechos que se le han venido atribuyendo, calificados como homicidio con ocasión de robo en perjuicio de la Basílica de la Virgen de los Ángeles y Manuel Solano Torres”.
Solano era uno de los vigilantes de ese santuario que murió la noche cuando Sánchez, en compañía de Manuel Antonio González Molina --según relato de Sánchez--, profanaron el templo y sustrajeron joyas. Empero, el autor de otro famoso libro, titulado “Tenochtitlán”, siempre rechazó haber ultimado a Solano Torres.
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La sentencia definitiva surgió luego de que la Sala IV también se pronunció, el 24 de julio de 1998, en favor de Sánchez, al responder una consulta de la Sala Tercera. En esa oportunidad se determinó que en el proceso hubo violaciones al debido proceso.
El fallo era claro, pero el estigma del escritor parecía incorregible. “Sánchez encaja mal en la homogénea y consensual Suiza Centroamericana, que no le perdona su pasado, el color de su piel, su origen de clase y, para colmo de males, el éxito literario. Todo demasiado sospechoso para ser aceptado en la impoluta república de las letras del país más feliz del mundo”, escribió acertadamente el periodista y novelista Carlos Cortés en un reportaje de febrero del 2018.
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En una entrevista publicada por La Nación, el 28 de enero del 2018, declaró su agradecimiento a México, pues cuando salió de la cárcel, migró a ese país donde vivió 30 años.
“Fue México el que me acogió. Ahí se publicaron mis libros, ahí nunca me consideraron un delincuente, aunque llevaba la sombra de haber estado en la cárcel”.
Así lo recuerdan
Álvaro Rojas, escritor, investigador y exdirector del Colegio de Costa Rica, admiraba a Sánchez por su generosidad, su franqueza y por forjarse a partir de leer, leer y leer. Se consideraba su amigo y durante un año compartieron un programa en Radio Centro en el que hablaban de literatura, política y asuntos intelectuales.
“José León Sánchez tuvo una vida extraordinaria que servirá para el análisis político sobre Costa Rica, para el análisis de lo que es y ha sido esta sociedad costarricense y también para el estudio de la literatura nacional. Su caso es representativo de una terrible violencia, pues se le culpó de un crimen y nunca se le perdonó aunque judicialmente salió absuelto, un crimen qué tiene que ver mucho con la religión, una forma de vivir las relaciones de poder en Costa Rica y una manera de estigmatizar a quienes se consideraban como culpables”, detalla Rojas.
Además, agregó: “Sufrió en carne propia la violencia del sistema penal represivo costarricense en varias cárceles pero, fundamentalmente, en un lugar que fue un infierno: la isla de San Lucas. Lo milagroso es que esa persona que fue condenada a vivir esas experiencias tan traumáticas salió de ahí convertido en uno de los escritores más importantes de Costa Rica, en especial por tres obras: Campanas para llamar al viento, La isla de los hombres solos, el testimonio de la barbarie vividas por muchas personas en el penal de San Lucas contado con una enorme sensibilidad y sentido poético innato, y Tenochtitlan: La última batalla de los aztecas”.
A juicio del investigador, una vida tan rica y con tanta curiosidad intelectual merece una biografía, quizá una biografía novelada.
Para Carlos Cortés, escritor y profesor de la Universidad de Costa Rica, lo recordará como un un escritor que tenía la capacidad portentosa de contar historias ya que haber sido un delincuente juvenil y haber estado en la calle desde que era un niño pues tenía muchas cosas que contar. “Por ese estigma que tenía de haber pasado por las cárceles costarricenses y ser menospreciado por el medio literario tico, le llegó muy tardíamente el Premio Nacional de Cultura Magon”, agregó.
“Él era un personaje complejo, apasionante, un contador de historias, subyugante extraordinario y místico que probablemente los que lo conocimos lo vamos a recordar de esa manera”, externó Cortés.
Según sus allegados, José León Sanchez deseaba que sus cenizas fueran depositadas junto a un árbol Llama del Bosque en un terreno suyo en Río Cuarto de Alajuela.
Sus familiares y amigos detallaron que el cuerpo de Sánchez será velado a partir de las 11 p. m. de este martes 15 de noviembre en la Funeraria La Piedad en Heredia. Sus honras fúnebres serán a las 2 p. m. del miércoles 16 de noviembre en el Cementerio del Camposanto La Piedad en Heredia.
Recuerdos de San Lucas
Hace casi un año, en diciembre del 2021, José León Sánchez volvió a ser noticia cuando quedó al descubierto un pasadizo secreto en el antiguo presidio de isla San Lucas.
“Cuando hicieron el tanque de agua funcionó muy poco tiempo. Pusieron una canoa del centro de los pabellones hacia el tanque de agua, pero hicieron mal el trabajo y el agua se regó, entonces ya no se usó como tanque de agua, se usó como calabozo. Ahí varios reclusos murieron castigados hechos una desgracia”, declaró a La Nación.
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La Presidencia de la República lamenta el fallecimiento de José León Sánchez, escritor nacional y Premio Nacional de cultura Magón 2017. pic.twitter.com/4CzV0kiSsM
— Presidencia de la República 🇨🇷 (@presidenciacr) November 16, 2022