Don Mario Roa Velásquez, quien decía de sí mismo haber nacido en una fotografía, falleció ayer a los 87 años de edad.
Uno de sus hijos, Rolando, dijo ayer que murió en su casa, en Santa Ana, por complicaciones propias de su edad.
Mario, don Mario, Marito , el diablo ( por el tono que adquiría su piel cuando se asoleaba más de la cuenta), no importa como le dijeran, estuvo “casado” por siempre con su profesión, la fotografía periodística, la cual abrazó desde 1934, cuando El Diario de Costa Rica y La Hora perdieron a su fotógrafo titular.
Sus funerales se llevarán a cabo hoy en el centro votivo Corazón de Jesús, en barrio Francisco Peralta, San José, a las 10 a. m., y sus restos se trasladarán al cementerio Montesacro.
Don Mario, dueño de sabrosas carcajadas, deliciosas anéctodas y un corazón repartido en trozos cuando de ayudar a alguien se trataba, comenzó en 1934 a consolidar la tradición de una familia de fotógrafos pues su padre, Romualdo Roa Escaldón, de nacionalidad colombiana, había iniciado el camino.
Este paso fue seguido por su hermano German, a quien, precisamente, sustituyó en El Diario de Costa Rica y en La Hora.
A finales de la década de los 50 don Mario llegó a La Nación, de donde se retiró pensionado el 15 de abril de 1981, tras 22 años y nueve meses en este diario.
Pero no se fue para la casa, sino que siguió con su pasión y sus cámaras hasta que los años, imperdonables años, le dijeron basta.
En setiembre de 1992 el Colegio de Periodistas de Costa Rica dedicó a este insigne fotógrafo la XXIII Semana de la Prensa.
Según recuerda uno de sus colegas, Rodrigo Montenegro, Mario tuvo para contar, como cuando ardió el cine América, hoy hotel Balmoral, contiguo a su casa. Mario corrió a buscar sus cámaras y comenzó a trabajar sin importarle los riesgos que corría su vivienda.
Una fotografía suya –recuerda Montenegro– inspiró para levantar la estatua de don León Cortés en La Sabana. Además, fue el único fotógrafo que captó uno de los momentos cumbres de la historia nacional: el entonces presidente José Figueres Ferrer, mazo en mano y en un acto simbólico en el cuartel Bellavista, anunció la abolición del ejército el 1.° de diciembre de 1948.
A don Mario, quien nació el 10 de abril de 1917, le sobreviven su esposa, doña Flory Gutiérrez, cinco hijos y cuatro nietos.
“Yo nunca empecé en la fotografía, nací dentro de ella, porque mi madre dio a luz en el estudio fotográfico de mi papá, que era nuestra misma casa”, dijo don Mario en una entrevista.