Decenas de ancianos son despojados por sus familiares de casas, propiedades, bonos y ahorros bancarios.
Como consecuencia, los viejitos se enferman y terminan en el hospital deprimidos y descompensados al verse prácticamente en la calle.
En promedio, siete casos con esas características son atendidos diariamente en el hospital de Geriatría y Gerontología Raúl Blanco Cervantes, en San José.
Pero de todos esos pacientes, solo 15 han puesto formalmente la denuncia en ese centro durante este año. Los especialistas del hospital tienen documentados los casos de 11 mujeres y cuatro varones adultos mayores.
Fernando Morales Martínez, director médico del hospital geriátrico, denunció ayer en forma vehemente lo que él calificó como “violencia patrimonial” contra los ancianos.
Hijos, nietos e incluso vecinos se convierten en los agresores más frecuentes, dispuestos a despojar de todo a los ancianos con solo robar una firma.
“Este hecho revela la descomposición social que tiene el país. Es un problema de carencia de principios y de valores como la solidaridad y el humanismo”, dijo el médico Morales Martínez.
Sin preferencias. La trabajadora social del hospital, Marianela Park, explicó que ninguna persona está exenta de sufrir esto.
“Todos los grupos sociales están participando en esta agresión, que viola los derechos de la población adulta mayor”, dijo Park.
Los ancianos que más sufren este tipo de violencia son aquellos que cuentan con títulos valores en los bancos. “Les sacan las firmas”, dijo Fernando Morales.
Con firma en mano, los familiares les quitan las propiedades para ponerlas como garantía en el pago de tarjetas de crédito.
El hospital también ha encontrado casos en que la firma del anciano ayuda a hipotecar propiedades por las cuales trabajó toda una vida.
Según la abogada del hospital, Carmen Delgado, esto pasa con ayuda de notarios públicos.
“Hemos pasado denuncias a la Dirección de Notariado para que asuma el control de esta situación pues hay profesionales metidos en el negocio”, afirmó Delgado.