Diciembre 2010
La Caja pospone para el 2011 el pago de ¢16.500 millones en facturas de proveedores. Fue uno de los síntomas de que sus finanzas no pasaban el mejor momento.
Julio 2011
La OPS brinda el informe que confirmó la crisis. Había varios escenarios: desde hacer nada hasta tomar medidas drásticas. La Caja optó por el último.
Julio 2011
La crisis comienza a pasar la factura al entorno político: Eduardo Doryan, expresidente de la Caja, renuncia al ICE y eso crea un efecto dominó en otras instituciones.
Octubre 2011
Una comisión de notables reafirma las medidas por tomar: congelar nuevas plazas, reducir pago de horas extra y eliminar una serie de privilegios en la Caja.
Agosto 2013
En dos años hubo de todo: comisiones legislativas, huelgas, denuncias en tribunales y decenas de análisis. Finalmente, la Caja comienza a ver la luz en el túnel.
Dos años le tomó a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) rescatar sus finanzas de los desalentadores números rojos.
La solución no podía ser otra: un apretón de faja, que se tradujo en la optimización de horarios para reducir el pago de horas extra y disponibilidades médicas, tratando de no depreciar los servicios.
Pero también se suma una significativa mejora en la recaudación de los aportes al seguro de salud, la eliminación de consultorías y becas no primordiales, así como más control en incapacidades.
Durante 24 meses, la adopción de esas y otra medidas, llevaron a la institución a enfrentarse con sus propios funcionarios y a soportar varias huelgas.
Ahora las cifras detallan que aquel panorama advertido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el 2011 –de que habría un déficit de ¢169.697 millones a este año y de ¢313.909 millones si al 2015 no se tomaban decisiones– ya se desdibujó y ahora todo apunta a un asunto del pasado.
El restablecimiento de la salud financiera está cargada de números y comparaciones de resultados de los últimos años, pero hay dos situaciones, tan sencillas, como optimistas, para entender el presente.
Lo primero es que la Caja alcanzó, por segundo año consecutivo, algo que, a excepción del 2009, no lograba desde hace poco menos de una década: hacer que sus ingresos fueran superiores a los gastos.
Por ejemplo, en el 2010, cuando se destapó la crisis, los ingresos crecieron un 8,8% versus el 15,1% en que lo hicieron los gastos.
Contrario a eso, el año pasado, la entrada de efectivo aumentó un 10%, mientras que los egresos lo hicieron en un 6,5%.
Una situación que también muestra los avances, es que, por primera vez en no menos de tres años, la Caja cuenta desde junio con el 100% de las reservas para el pago de aguinaldos en diciembre y del bono escolar a inicios del 2014.
A modo de comparación, a junio del 2011, la CCSS solo tenía guardado el 7% de esos gastos fijos, mientras que un año después, apenas pudo reservar el 22% de ese dinero.
Más trabajo. En el informe presentado ayer por las autoridades de la institución, se concluye que al primer semestre ya se tenía un superávit de ¢60.515 millones. Eso significa el doble de dinero que la Caja requiere para poder operar mensualmente.
Pese a eso Gustavo Picado, gerente financiero, promete más esfuerzos para apuntalar la recaudación, especialmente en el sector de trabajadores profesionales independientes, así como de empresas morosas
Si el seguro de salud no es de capitalización, sino de reparto, ¿cuál será el destino de los superávits?
Ileana Balmaceda, presidenta de la Caja, anunció un 7% más de dinero para inversiones, especialmente en infraestructura, una de las grandes deudas de la institución hacia los asegurados.