San Juan (Tibás). Ha cortado el pelo a abuelos, padres, hijos, nietos y bisnietos; es, como quien dice, el barbero del pueblo.
Florentino Picado Elizondo, a quienes todos llaman cariñosamente "don Tino", llegó del Valle de El General hace 43 años, al cantón de Tibás, y desde entonces se ha ganado el cariño de todos los vecinos con un par de tijeras y un trato amable.
"Yo aprendí solo. En mi casa éramos 16 hermanos, y 11 eran hombres; entonces, mis papás eran los que nos cortaban el pelo. Yo empecé a ver y terminé cortándoles el pelo a ellos. Ahora, otros también se dedican a esto", recuerda este tibaseño adoptivo de 66 años.
Desde enero de 1962 ha cortado el cabello a todos los hombres de este cantón; por esto no es de extrañar que sea el barbero de varias generaciones en más de una familia.
"Un día vino un muchacho con un chiquito. Tenía veinte años de vivir en Estados Unidos y trajo a su hijo, como de un año, para que yo fuera quien le cortara el pelo por primera vez porque yo se lo había cortado a él... Son detalles bonitos", dice con satisfacción.
Otra de las historias que lo hacen reír es una que ocurrió hace varios años.
"Llegó un señor a la peluquería y me preguntó: '¿Me puede usted cortar el pelo como en mi pueblo?', y yo, para no dar el brazo a torcer, le dije 'claro'. Resulta que en su pueblo se cortaban el pelo entre los amigos para no pagar...; pero yo no me dejé", comenta sonriendo, sin dejar de poner a trabajar sus tijeras.
Hoy, don Tino, aún cuando tiene cinco hijos de sangre, tiene cientos de hijos adoptivos en todo el cantón de Tibás.
Muy fiel a su clientela, don tino atiende en su peluquería, ubicada 175 metros al sur del templo católico, de 8 a. m. a 7 p. m., de lunes a sábado.
Sin embargo, el barbero recuerda que una de sus crisis más serias se produjo en la época de los años 70.
"Ocurrió cuando a los hombres les dio por andar con el pelo largo y pensaban que solo las mujeres lo cortaban mejor", agrega.