Upala (zona norte). Tres incendios forestales en dos áreas protegidas de la zona norte y otra en la provincia de Guanacaste devastaron 6.300 hectáreas de bosque y pastizales.
La primera de las deflagraciones fue reportada el 13 de marzo Miguel Ruiz Herrero, director en el área de conservación privada Costa Esmeralda, en Carrillo, Guanacaste.
Según Ruiz, el fuego sigue destruyendo el bosque y por lo menos 4.000 hectáreas ya están en cenizas.
Los dos incendios restantes se iniciaron la semana pasada y siguen sin control en los refugios de vida silvestre de Caño Negro y en el corredor fronterizo Costa Rica-Nicaragua.
En Caño Negro, los focos de fuego aparecieron en la margen del río Frío y en el sector de Las Cubitas. Hasta ayer, el área devastada era de 900 hectáreas de bosques en recuperación, potreros y humedales.
La situación es difícil de controlar porque la mayoría de las llamas se extienden sobre áreas pantanosas, donde habitan caimanes y serpientes. “Lo que hemos estado haciendo es tirando agua con baldes”, reconoció Wilberth Orozco, del Ministerio del Ambiente.
Sin embargo, para atender la emergencia solo cuenta con cinco funcionarios y unos cuantos machetes, bombas de agua manuales y “batefuegos” (una especie de escobón con punta de caucho que sirve para ahogar el fuego).
Corredor en llamas
En el corredor fronterizo, en el sector de El Delirio de Upala –provincia de Alajuela–, ya son 1.400 las hectáreas afectadas. Comprenden zonas boscosas y lagunas.
Allí la pelea la dan 25 personas entre bomberos, voluntarios, policías y miembros del Ministerio del Ambiente y Energía (Minae).
Mas el fuerte viento y la falta de bombas manuales de agua han frenado la lucha.
Según el director regional del Minae en Upala, Orlando Picado, el 50 por ciento de los daños en el corredor biológico son irrecuperables.
“Se destruyó el hábitat original de varias especies como caimanes, serpientes, tortugas y venados”, puntualizó.
Las autoridades presumen que los incendios fueron provocados por cazadores furtivos o personas interesadas en convertir los bosques en potreros.
En el corredor fronterizo, por ejemplo, el oficial Alexis Núñez constató quemas provocadas en el sector de Jomusa de Upala. El fuego arrasó siembras de plátano, maíz, pastos y un árbol de pilón centenario, con unos 30 metros de altura.
Aquí y en el sector de El Delirio los cazadores ilegales queman unas palmas llamadas yolillo –propias de zonas cenegosas– para tener acceso a zonas donde habitan venados. La carne de este animal es muy cotizada en la zona.
Los funcionarios ticos aseguraron que el fuego también se extendió desde territorio nicaragüense.
Sin embargo, hasta ayer el jefe de la unidad de mitigación de desastres del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales de Nicaragua, Alejandro Sevilla, no había sido notificado sobre el incendio.
En Costa Rica, el coordinador de incendios forestales, Wilfrán Murillo, reconoció que el Minae cuenta apenas con ¢10 millones para hacer rondas cortafuego y comprar equipos contra deflagraciones en todas las áreas protegidas.