Esteban Chacón Solano vive desde hace diez años en España y uno de sus sueños es regresar a Costa Rica, sin embargo, cada vez lo ve más lejano. “No poder retornar al país en el ejercicio pleno de lo que hago, es difícil”, afirmó el ingeniero en Biotecnología, de 32 años, uno de los cientos de profesionales ticos que se quedaron trabajando fuera del país, fenómeno conocido como fuga de talento.
No poder ejercer su profesión como sus conocimientos y aptitudes lo requieren, es justo una de las tres razones por las que él vive y trabaja a casi 9.000 kilómetros de la tierra en la que nació. Reconoce que en Costa Rica no podría hacer lo que realiza cada día en Madrid.
Actualmente, trabaja como profesor en la Universidad Carlos III, en la casa de enseñanza se desempeña en el Departamento de Bioingeniería, ahí da clases en el grado de Ingeniería Biomédica y en el máster de Medicina Regenerativa. Además, trabaja en sistemas de investigación a nivel biosanitario en temas biomédicos.
“En aquella época, en el 2014, no había un desarrollo de biomedicina como tal. La medicina se entendía como una cosa muy clínica. Había luchas gremiales en Costa Rica, por la ley de salud, hay muchos profesionales que nos dedicamos al área biosanitaria que no somos considerados parte del sistema sanitario”, comentó Esteban, quien se fue a España para realizar su tesis de grado después de trabajar un proyecto de investigación sobre trasplantes de piel artificial en este país.

El segundo motivo para permanecer lejos de su tierra se relaciona con el financiamiento, pues está convencido de que se necesita un ecosistema que respalde la investigación pública y de calidad. El biotecnólogo lamentó que en Costa Rica esto sea cada vez menos frecuente y que, incluso, “los gobiernos dejen de considerar invertir lo suficiente en educación pública de calidad”.
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La tercera razón de Esteban tiene que ver con la seguridad y calidad de vida, aspectos que cree, han disminuido en Costa Rica.
“Yo quería volver al terminar mi doctorado, me hace falta el país, pero la decisión que me echó atrás no solo es el tema laboral y del ecosistema financiero, sino también de calidad de vida; me preocupa mucho cómo aumenta la delincuencia (...). Vivir en un país, a mi parecer, que permita no solo trabajar en lo que te gusta, sino que tu calidad de vida sea alta y no hablo de salario, sino sanidad pública universal, buen sistema de educación pública, de transporte, que no perdás tu vida en presas, que haya seguridad ciudadana, sería lo ideal. Costa Rica es cada vez más inseguro”, comentó el máster en Biomedicina.
Retribuir al país
Esteban cree que es necesario devolverle al país todo lo que le dio. Él estudió gracias a la educación pública, es egresado del Instituto Tecnológico de Costa Rica (Tec) y orgulloso dice que ni en España, Alemania o Italia se sintió alguna vez intimidado ante los conocimientos que podían tener sus pares provenientes del primer mundo.
“Nunca me he sentido menos con mi formación académica. En mi época, el Tec te preparaba de forma tal que podías competir con los mejores centros de investigación del mundo, sin necesidad de sentirte menos”, confió.
Su maestría en Biomedicina fue financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación, Tecnología y Telecomunicaciones (Micitt) y asegura que cuando recibió la ayuda nunca se le pidió devolver nada ni regresar al país. No obstante, él tiene la convicción de que así sea desde la distancia, es posible retribuir.

Dice que la Academia Nacional de Ciencias creó la red Ticotal que pretende incentivar, “más allá de satanizar,” la estancia de costarricenses fuera del país y buscar sinergias entre los profesionales en el extranjero y los que ejercen o estudian en Costa Rica.
“Yo siempre he tenido la aspiración de volver, soy producto del sistema público en el que mucha gente ha puesto esfuerzo para que esté donde estoy. (...) Como vi que se me estaba haciendo difícil volver y, la verdad, cada vez lo veo más lejano, trato de mantener esta colaboración; he tenido la suerte de que hay profesores que en su momento me aportaron mucho a mi crecimiento académico y profesional y con ellos hemos hecho intercambio de alumnos con la universidad de acá y la de Costa Rica. Eso me permite devolver algo a la sociedad”, explicó.
Esteban dice que aunque es una lástima que los profesionales que trabajan fuera del país no regresen a Costa Rica, ya no se puede llorar por la leche derramada; por ello considera que como país se debe pensar en cómo aprovechar ese talento, aunque admite que es necesaria la voluntad del Estado.
La Radiografía de la Diáspora Científica Costarricense de Hipatia, plataforma del Programa Estado de la Nación (PEN), reportó en el 2023 que unos 765 profesionales de las áreas de Ciencias Naturales y Exactas, Ciencias Médicas, Ciencias Agrícolas, Ingenierías y Tecnologías estudian o trabajan en el extranjero.
El documento señala que a diferencia de otras naciones, en el caso de Costa Rica la diáspora de estos profesionales, más que un asunto de números, es de calidad, pues este grupo de jóvenes “cuentan con una formidable preparación académica”.
“El Estado hace una inversión para sacar a gente al exterior, pero no está capacitado ni financiera, ni legal ni burocráticamente para que ese profesional se integre de manera exitosa de nuevo. Hay muchos casos de personas que salieron con becas y al regresar a Costa Rica se dieron cuenta de que era imposible trabajar”.
— Esteban Chacón