El canciller Enrique Castillo pretende irse de vacaciones a Florida y después acabar una novela que debió abandonar cuando asumió el puesto, en julio del 2011, en lugar de René Castro. Se ha encargado de manejar el conflicto con Nicaragua, de poner en orden la Cancillería y de proyectos que ha asumido casi como personales, como poner a Costa rica a presidir la Celac en este año.
Pide también mencionar otros logros, como la compra de propiedades para embajadas en Managua, en Madrid y en Panamá, además de la apertura de consulados en Houston, Puerto Rico, Guadalajara, Toronto, Chicago y Australia. “Hemos raspado la olla”, se ufana.
Dice usted que cuando llegó había crisis y ahora todo está bajo control. ¿Así de extremo ve su paso por la Cancillería?
Así es, pero ha habido un proceso de más de año y medio (nombramientos políticos en Cancillería). Evaluamos los nombramientos, las plazas, despedimos ente y echamos a andar los concursos para reponer ese personal de acuerdo a la normativa. Ya hace seis meses quedó eso resuelto.
Lo decía también por el conflicto con Nicaragua, ¿no?
Claro, lo de Nicaragua también está controlado. Estará resuelto cuando la Corte de La Haya resuelva, e incluso habría que ver si Nicaragua cumple, pero ya estamos en la recta final. En el lugar no hay nicaragüenses y todo está tranquilo.
¿Es de fiar esta situación?
Bueno, es razonable pensar que vamos a ganar los litigios (isla Calero, la trocha y límites marítimos). Tenemos un optimismo moderado, sobre todo en los procesos de Calero y la trocha, pero los problemas con Nicaragua no terminan ahí.
¿Por qué?
Nicaragua se está armando y entrando en una relación de dependencia militar con Rusia, que anunció el deseo de tener bases en Cuba, Venezuela y Nicaragua, con el nombre eufemístico de “bases de reabastecimiento” para sus barcos, pero sabemos que no es solo eso. Rusia facilita armamento a Nicaragua, naves, y han hablado de la compra de aviones y otro tipo de armamento. Me temo problemas.
¿Qué previsiones deberá tomar Manuel González (su sucesor)?
No es solo de la Cancillería. Debe concluirse la Ruta 1856 pues es la principal barrera defensiva. Podremos poner allí, en poco tiempo, recursos y gente para patrullar y eventualmente para defender el territorio.
¿Le complacen las señales de Luis Guillermo Solís sobre la relación con Nicaragua (no visitó Managua en su viaje por el Istmo)?
Sí, son manifestaciones que corresponden a la realidad de la situación. Mientras Nicaragua tenga pretensiones de soberanía sobre territorio costarricense, las relaciones no estarán para florituras.
¿Cree que el gobierno del PAC, con lo crítico que ha sido contra la trocha, la defienda en La Haya con igual intensidad que ustedes?
Mire, yo creo que esa pregunta no la puedo contestar.
¿Confía en que el PAC defenderá con igual intensidad que ustedes la construcción de la trocha?
Claro que sí. Él (Solís) ya ha manifestado que continuará las acciones legales en la Corte y ha dicho que esa ruta hay que construirla.
¿Es el manejo del conflicto con Nicaragua su principal logro?
Se diría que sí, pero no es el único logro importante. Hicimos aprobar el Tratado contra el Comercio de Armas, y un logro casi personal es la presidencia pro témpore de la Celac (Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe).
¿Personal?
Sí, porque yo la negocié con los cancilleres de otros países.
La presidencia de la Celac implica negociaciones. ¿Son parte de ello las posiciones neutrales del país sobre la situación de abusos del gobierno de Venezuela?
Sí, eee... La Celac es un mecanismo de diálogo en etapa como de incubación, en una etapa muy frágil. Costa Rica no puede permitirse que la Celac se quiebre bajo su presidencia pro témpore.
¿Sería un riesgo señalar de manera clara los abusos que comete el gobierno de Caracas?
No hemos hecho señalamientos, pero sí llamados al cumplimiento de los derechos humanos.
¿Faltaría más?
Yo no considero que sea papel de Costa Rica tomar parte a favor de uno de los bandos del conflicto.
Es indudable que hubo cambios entre la gestión de René Castro y la suya como cancilleres. ¿No teme que haya también un cambio fuerte con el nuevo gobierno?
Conociendo a don Luis Guillermo, que es un hombre de Cancillería, no espero cambios de timón bruscos. Si hay cambios, será para bien, pero el margen es reducido.
¿Cómo queda Costa Rica ante otros países por desobedecer a la la Corte Interamericana sobre fertilización in vitro (FIV)?
Mire, no es tan grave hacia fuera. Hay que reconocer que no está bien y que eso de alguna manera mella el renombre del país como abanderado de los derechos humanos, pero hay que relativizar eso. El prestigio de Costa Rica es sólido y un caso aislado no lo destruye.
¿Se varó la negociación del concordato con el Vaticano?
Quedó en suspenso desde que renunció Benedicto XVI, pero la Iglesia no ha perdido interés. En la visita que le hicimos, en 2013, nos lo dijo el canciller del Vaticano.
¿Le interesa al Estado?
Creo que la Iglesia tiene más interés que el Estado.
¿Qué posición tiene usted sobre un Estado laico?
Me parece inconveniente que esté la religión oficial en la Constitución, como está ahora.
¿Nunca se lo planteó a doña Laura para que la reforma fuera una iniciativa del Gobierno?
No lo creí de mi incumbencia.
Usted es el ministro de Culto.
Sí, pero lo soy a mi pesar. La Cancillería no debe intervenir. De todos modos, para la Cancillería eso es totalmente intrascendente.
¿Intrascendente? Le gira cientos de millones de colones a la Iglesia Católica.
Bueno, habría que ver cómo quedaría si se reforma porque otros cultos tendrían interés en que se mantenga los giros, pero repartiendo entre todos. No sé si una reforma saldría más caro para el Estado.
Es de suponer que se eliminarían las transferencias de dinero público a las iglesias.
Uno supone, pero hay grupos que pretenden lo contrario.
¿Es aún Costa Rica la base estratégica de China en el Istmo?
Creo que sí. Su única embajada está aquí en San José.
Para usted, ¿está China apoyando el proyecto de canal interoceánico que se planea en Nicaragua?
Es posible que tenga el apoyo de China. No lo descarto, pero sí tenemos el compromiso de China de que ese canal no se construirá en el río San Juan. Altas autoridades de China nos lo han dicho.
Eso prueba que el gobierno de China sí influye en el proyecto.
Sí, es posible.
Con los problemas en los proyectos de ampliar la ruta 32 y la refinería de Recope, ¿está China dispuesta a seguir cooperando?
Hasta el momento está incólume. Habrá que ver qué pasa con esos dos proyectos concretos. Si esos proyectos fracasasen, podría haber un cambio de actitud.