Costa Rica no quiere soltar la manivela del Tratado sobre Comercio de Armas (TCA).
Después de participar con protagonismo en la creación del mecanismo que regula el trasiego y en convencer a decenas de países para que lo ratificaran, ahora la Cancillería tica está metida de cabeza en la implementación de reglas que queden blindadas contra la interpretación de las naciones.
Representantes costarricenses trabajan en los “cómo” del Tratado vigente desde diciembre pasado, con la firma de 130 naciones y la ratificación de 65 de ellas. Están convencidos de la necesidad de regular pronto el comercio de artefactos que se trasegan en el mundo con menos control que los bananos mismos, con la diferencia de que generan $100.000 millones para una industria basada, sobre todo, en países ricos.
El Tratado pretende impedir que las armas (desde buques de guerra hasta una pistola calibre 9 milímetros) lleguen a manos de Estado violadores del Derecho Internacional, de grupos terroristas o de organizaciones criminales, lo que incluiría un grupo narcotraficante en el sur de San José, por ejemplo.
Su eficacia, sin embargo, depende del éxito de esta etapa de implementación del TCA, explicó el experto César Jaramillo, participante en la Cuarta Reunión del Grupo de Expertos sobre el TCA, celebrada esta semana en Costa Rica.
Encuentro. Trabajan de cara a la I Conferencia de Estados Partes del TCA, en agosto en México. Será la primera vez que se reúnan los encargados de los 65 países, donde se ha ratificado el instrumento aprobado en Naciones Unidas, el 2 de abril del 2013.
Costa Rica, además de ejercer su liderazgo desde la Fundación Arias para la Paz y el gobierno mismo, en las últimas administraciones, se enfoca ahora en la implementación.
“Costa Rica se ha ganado el respeto de la comunidad internacional por su trabajo fuerte y preciso en la gestación del Tratado”, dijo Jaramillo, colombiano y canadiense, quien dirige a una de las organizaciones no gubernamentales participantes en el proceso, Project Ploughshares.
Jaramillo compartió en las sesiones de esta semana con otros 36 expertos, entre los cuales está Maritza Chan, encargada del tema en la Misión de Costa Rica en Nueva York. Es una política de Estado, señaló el vicecanciller tico, Alejandro Solano,
“Es reconocido el liderazgo de Costa rica, sí, por su papel internacional, pero es que este tema también la afecta directamente. Por su posición geográfica puede ser, y es, ruta de tráfico de armas. Además se beneficiaría de una mayor estabilidad regional si se controla el desvío de armas”, explicó el experto Jaramillo.
Añadió que el TCA enfrenta oposición de algunos grupos afines al uso ciudadano de armas, pero se apresuró a aclarar que el comercio legal de armas no será afectado. Sí podría tener efectos sobre los fabricantes de armas, pues parte de su rentabilidad proviene de aparatos que se utilizan fuera de los ejércitos .