El Gobierno prometió ayer bajar en un 45% la cantidad de hogares que no pueden tener la comida diaria o dónde vivir.
La población en pobreza extrema, que ahora representa un 6,7% de los hogares costarriceses, quedaría reducida a alrededor de 52.000 hogares, según el Plan Nacional de Desarrollo (PND), presentado anoche por el presidente Luis Guillermo Solís.
Esta es una de las principales novedades reveladas este lunes en el PND, dedicado al político e intelectual Alberto Cañas, fallecido en junio pasado.
El documento se presentó seis meses después de haber comenzado el Gobierno, cuya promesa fue encarar la pobreza extrema que golpea a 345.000 personas en el país.
En el plan de gobierno de la campaña electoral el verbo utilizado era “eliminar”. Ahora, el Plan Nacional de Desarrollo habla de “reducir”. La promesa inicial era llegar al 2018 con 0% pobre extrema y hoy esa sería la meta para el 2030 dependiendo de lo que hagan las administraciones venideras y otros factores más.
Los 95.000 hogares que no satisfacen sus necesidades más básicas, abandonarían esa condición en el 2018 si se cumpliera la promesa hecha en el plan de gobierno, presentado en la campaña por Solís, sobre un problema que afecta en especial a las regiones Chorotega y Brunca (12% promedio).
Hoy, la promesa meta es reducir la pobreza extrema en un 45%, dejando en 52.000 la cifra de hogares en esa categoría en el 2018.
La vicepresidenta Ana Helena Chacón tiene una justificación: “Encontramos niveles de pobreza distintos a los que estadísticamente se tenían en la campaña y, además, con el presupuesto que se nos está aprobando es más difícil. Hay que ser realistas”.
Quedaría entonces para el año 2030 la meta de tener un país donde a nadie le falte lo fundamental para vivir, según el texto presentado ayer, por obligación legal.
El Teatro Nacional fue el escenario, anoche, de la presentación del Plan Nacional para los próximos tres años. Estuvo el equipo de gobierno, alcaldes, embajadores, diputados y representantes de otras instituciones.
El PND se basa en los mismos tres ejes del programa de gobierno: luchas contra la corrupción, impulsar el crecimiento académico y reducir la desigualdad.
Ahora, con la experiencia de seis meses en el poder y constatadas las trabas para gobernar, hay ajustes en los propósitos, en la línea con la frase de realismo dicha por el propio presidente hace unos meses: “No es lo mismo verla venir que bailar con ella”.
Otras promesas de campaña sí siguen vigentes, como hacer que la economía costarricenses crezca a un 6% para el año 2018, igual a lo que prometió Laura Chinchilla) que lo dejó en un 4%.
Asimismo, Solís pretende que el desempleo en el 2018 esté en 7% y no en 8,6%, como ahora y plantea crear 217.000 empleos antes de entregar el poder en el 2018.
Estas metas económicas serían parte de las palancas de la reducción de la pobreza, además de maneras distintas de identificar a las familias pobres y una depuración de las ayudas sociales, vinculado esto al eje de lucha contra la corrupción. Colaboró la periodista Natasha Cambronero.